Carlos Macchi maneja un taxi mientras planifica su futuro como entrenador.

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Macchi: un patrón al volante

Mientras fantasea con dirigir, el símbolo de Liverpool acelera y frena un taxi por el barrio que coreó su nombre y lleva su bandera
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05 de noviembre de 2016 a las 05:00

"Tengo el cuerpo técnico armado pero ellos trabajan, no me pueden esperar porque estarían viviendo en una esquina con una carpa hasta que alguien levantara el teléfono para llamarme".

El fútbol es una maquinaria de sueños y de paradigmas que muchas veces no se corresponden con la realidad. El colectivo imaginario idealiza al futbolista rico, tapa de diarios y revistas, protagonista de documentales en su honor y fanáticos en todo el mundo.

Esos elegidos uruguayos suelen compartir un patrón. Jugaron en un grande, fueron campeones en el torneo local y emigraron. Pero la realidad se encarga de bajar a tierra algunas ilusiones.

Carlos Macchi, el Ruso, es símbolo de un barrio que late fútbol y pese a cumplir con varias características de ese patrón, se las rebusca a bordo de un taxi todos los días.

"Cuando estaba en el interior salió este trabajo del taxi porque algo extra había que hacer y seguí la recomendación de invertir que me hizo mi suegro, que tiene muchos años en esto. Sigo metiendo lo mismo que como jugador, pero ahora acá arriba", dice Macchi, dueño de una parte de un taxi que pertenece a una cooperativa.

"En Liverpool fueron muchos años, muchas cosas importantes para un equipo en desarrollo. Nací en Peñarol, me tocó debutar en Primera y ser campeón dos veces, pero por todos los años que estuve en Liverpool, por toda la gente amiga y por lo que vivimos me hice hincha de ese club", agrega el volante que cerró su carrera en Juventud Unida de la Liga de Ecilda Paullier.

"La experiencia en el interior fue muy linda, pude hacer amigos y conocer otro fútbol porque, si bien estaba a 50 kilómetros de Montevideo, es un ambiente distinto. Arranqué en la Liga Mayor de San José con Juventud Unida y luego el club se cambió para la Liga de Ecilda Paullier. El fútbol es amateur, pero hay algunos que pagan muy bien y ahí se ve el esfuerzo, el sacrificio y el amor por los equipos que tiene la gente. Eso hizo que fuera una experiencia extraordinaria. Los muchachos llegan con los zapatos colgados del manillar de la bicicleta", dijo Macchi mientras mira de reojo el espejo retrovisor.

Ese espejo que le devuelve la imagen de una carrera con varios condimentos. Las vueltas olímpicas en el Peñarol del Quinquenio, sus salidas al exterior hasta ganarse el corazón del hincha de Liverpool, el mismo que le dedicó una bandera. "Después de Peñarol tuve una salida joven a Venezuela en 1999, Honduras en el año 2000 y Costa Rica luego de la crisis del 2001. Me fui de 2002 a 2004. Pude conocer gente, otras culturas, jugar la Concachampions que era la copa de campeones y esas experiencias me hicieron madurar y ver una realidad económica que acá no se veía".

"Después vino Liverpool, un equipo que me marcó, donde estuve hasta la temporada 2012-2013. A fin de ese año me tocó quedar libre y lamentablemente al otro año el equipo se fue al descenso. Le tengo tanto cariño a Liverpool que me sentía parte del club, pero esto es fútbol. Cuando viene un entrenador y no te tiene en cuenta pasan las cosas que pasan, ya era grande, hubo cosas en el medio que no me gustaron, me fui un poco de boca y son decisiones que uno tiene que tomar. Consideraba que tenía algo más para darle al club y me quería ir de otra manera, pero son las reglas del juego", recuerda.

Carlos Macchi
Carlos Macchi y Darío Rodríguez atentos al sorteo; en Peñarol fue Campeón Uruguayo.
Carlos Macchi y Darío Rodríguez atentos al sorteo; en Peñarol fue Campeón Uruguayo.

La conversación, que tiene más de un año con Macchi sentado tras el volante, transcurre como un viaje al pasado como jugador y el futuro imaginado detrás de una línea de cal: "Ahora quiero tener la posibilidad de dirigir. Hice el curso de entrenador en 2012 por OFI y lo revalidé en la ACJ, tengo el cuerpo técnico armado pero ellos trabajan, no me pueden esperar porque estarían viviendo en una esquina con una carpa hasta que alguien levantara el teléfono para llamarme. Me llegaron opciones pero hoy en día apostar a los que es el fútbol profesional es difícil en inferiores. La mayoría de los equipos tienen problemas económicos y yo tengo que trabajar, no puedo apostar a dedicar mi tiempo en una tarea que no tiene una remuneración acorde".

Valentina y Gonzalo Macchi tienen en su padre al chofer que los acompaña al colegio pero a Carlos, que aún se siente futbolista, no se le caen los anillos por hacer del manejo su medio de vida: "Este trabajo me permite colaborar con la familia, tenía unos ahorros y los tenía que poner a trabajar. Se dio esta posibilidad y acá estoy".

carlos Macchi
Carlos Macchi tiene una bandera en la hinchada de Liverpool, el club que lo tiene como ídolo.
Carlos Macchi tiene una bandera en la hinchada de Liverpool, el club que lo tiene como ídolo.

Su esposa se encarga de las cuentas de la casa pero no se ahorra nervios por la delicada situación en la que trabajan los taxistas: "Hago bien de patrón, el horario normal son 12 horas pero como mi señora trabaja y tengo que llevar a los nenes al colegio hago desde las 8 a las 16. Tengo un compañero de trabajo que se desenvuelve hasta la una de la mañana porque la noche está muy complicada. Es difícil porque la misma situación que vive el país se refleja en la calle, es complicado el tema de la seguridad y con los pasajeros a veces soy psicólogo o terapeuta. Acá arriba ves cualquier cosa y hay mil anécdotas".

Se termina el viaje. Macchi se despide y vuelve a poner el cartel de libre. Toca recorrer la calles en busca de un futbolero que le acorte el recorrido con una charla, una señora que le cuente las penurias o el orgullo de turno, y algún fanático de Liverpool que le diga "Carlitos, fenómeno, ¿me puedo sacar una foto con vos?"

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