Maglione va por la reelección

El dirigente, que preside el Comité Olímpico Uruguayo (COU) desde 1987 y que desde 2009 es la máxima figura política de la natación mundial, recibirá hoy los votos para continuar al frente de una federación internacional en un función inédita para algún uruguayo.

El Congreso comenzará a la hora 9.30 de Barcelona, 4.30 de Uruguay, y los organizadores explicaron a El Observador que estiman que después del mediodía español, 7 de la mañana de Uruguay, se producirán las elecciones de todas las autoridades que regirán la FINA.

¿Cómo eligen al presidente? La FINA está integrada actualmente por 204 federaciones, aunque no todas participarán en el congreso. Estiman que asistirán más de 190. En el Mundial están compitiendo 182 países, registro histórico en esta competencia.

Una vez puesta a consideración la elección de autoridades, el presidente será elegido por mayoría simple debido a que el único candidato es el dirigente uruguayo. Eso quiere decir que con los votos de la mitad de los presentes más uno alcanza para ser designado por otro período.

Además de los dirigentes de la natación de todo el mundo, por la Federación Uruguaya de Natación participará su presidenta, Isabel Barreto, que llegó el miércoles a Barcelona.

Los delegados en el Congreso elegirán al presidente, a los cinco integrantes del ejecutivo de la FINA y a los 23 miembros del buró de la cúpula de la natación.

Sobre los cuatro años que transcurrieron desde que desembarcó como presidente, Maglione dijo a El Observador: “Ahora te están juzgando y eligiendo por lo que hiciste, y no por lo que podés llegar a hacer como en 2009, con toda la incertidumbre que genera la primera vez que accedés a una función”.

Destacó los avances que tuvo la natación: “Hasta ahora nos fue bien. La FINA estaba en el grupo B de los Juegos Olímpicos y la pasaron al A junto al atletismo y gimnasia. Eso significa mayores ingresos económicos, porque en el B la FINA cobraba la mitad de lo que percibían los de la A. Esto sucede después de 12 años”.

Apenas llegó a la presidencia en 2009, Maglione debió encauzar a la natación en el polémico caso del dopaje tecnológico, que había surgido porque en la FINA no existía regulación acerca de las mallas que podían utilizar los nadadores, lo que permitió que las federaciones más poderosas brindaran a sus atletas indumentaria que no permitía igualdad a la hora de lanzarse al agua.

Esa situación determinó que Maglione instrumentara cambios para regular el uso de las mallas.

También cuenta a favor de Maglione, que recibe el respaldo permanente de la mayoría de los países, que la natación logró la categoría A para los Juegos Olímpicos, estableció que no se puede perpetuar nadie como presidente (puede existir una sola reelección), los atletas tendrán un representante en el buró de FINA, promovió la realización de la Convención Mundial –a partir de 2010 y cada dos años– en la que los dirigentes de todas las federaciones del mundo se reúnen a analizar y discutir temas para mejorar la disciplina, volcó los mejores beneficios económicos que recibió la FINA a los deportistas: en Barcelona cada país está representado por al menos tres nadadores, un delegado y un entrenador, que llegó con todos los gastos pagados por la organización, entre otros logros.

El dirigente uruguayo de mayor recorrido internacional vivirá hoy un momento histórico junto a la máxima dirigencia de la FINA.