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Mal perdedor: cómo detectar (y neutralizar) al que no tolera el éxito ajeno

Los derrotistas son manipuladores: actúan como si tuviesen la verdad, no asumen sus fracasos, odian los logros de otros y juegan a la víctima
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13 de agosto de 2019 a las 13:30

Por Daniel Colombo

Todos los hemos sufrido más de una vez: los aniquiladores de sueños son esas personas que nos rodean en el ámbito del trabajo, que siempre quieren tirarnos hacia abajo y aniquilar nuestras metas y proyectos. Este tipo de personajes no sólo se contentan con arrojar sus frustraciones sobre nosotros, sino que hasta pueden disfrazarlas de buenas intenciones.

Aquí, unos ejemplos cotidianos: La pareja dice “Es que quiero cuidarte”, cuando lo que quisiera es animarse a hacer eso que estamos intentando. El jefe sentencia “Es muy bueno que quieras tener tu empresa, pero no vas a tener éxito si trabajás como independiente”, cuyo subtexto es "cómo me gustaría a mí tener un negocio propio". El compañero de trabajo afirma “Jamás te van a dar ese puesto, acá está todo arreglado”, mientras por dentro se carcome de ganas de acceder a esa posición.

Ese amigo de toda la vida señala “Dejá de intentar, ya fracasaste y no hay ninguna posibilidad de que logres lo que querés”, simplemente porque no soporta tu brillo.

Las 6 señales del derrotista

Actúan como si tuviesen la verdad sobre todas las cosas, y odian el éxito de los demás.

Son grandes teóricos de la vida y el trabajo.

Sus logros no están a la altura de sus expectativas, por eso les gusta destruir las conquistas de otros.

Juegan a la víctima para no asumir sus responsabilidades.

Son manipuladores y no asumen los fracasos.

Su forma de tener ‘éxito’ es pincharte el globo para que fracases.

Todas estas actitudes y acciones representan formas de abuso. En cuanto a terminología, este tipo de personas descargan una munición gruesa, ya que abundan expresiones como “pero”, “no sabés nada”, “jamás”, “olvidate”, “no vale la pena que te esfuerces tanto”. Y la más letal: “Te desconozco: ya no sos el/la de antes”.

El derrotismo como estilo de vida

En muchas familias, entornos de trabajo, y, en un sentido más amplio, ciertas sociedades, el derrotismo es un estilo de vida. Una persona derrotista es la que ya fracasó antes de empezar cualquier cosa, de tal forma que, colocado en la posición de víctima, jamás podrá hacerse responsable de todo lo que no se anima y cargará la culpa a cualquier factor externo.

Lo mejor que podés hacer frente a los aniquiladores es tener éxito: no lo soportan de ninguna manera. Cuidado, porque en el momento en que vos triunfes, los verás acercarse, acechándote para ver de qué forma: pueden tomar ventaja del momento, transformándose en un oportunista; o vuelven a punzarte con sus filosas garras para desanimarte.

El aniquilador de sueños es una versión torpe de una película de monstruos con pésimo final para casi todos porque, si se te ocurre prestarles atención, no van a parar hasta que decaigas. Ese tipo de personas ya están hundidos: lo que quieren es arrastrarte.

Las cinco  formas de neutralizar a los derrotistas

Además de intentar hablarlo de frente y sin vueltas, si alguna vez te encontrás con una persona aniquiladora de sueños, estos cinco consejos te van a ayudar para saber qué posición asumir y no dejarte contaminar por su pesimismo perpetuo:

Nunca les reveles tus proyectos. Dejá que tus logros hablen por sí mismos. No compartas ascensos, viajes, ganancias, éxito o cualquier cosa que pueda despertar en el otro una posición no sólo de envidia, sino de querer aniquilar tus emociones emociones.

Permanecé atento a tu instinto. Somos una especie que ha luchado toda la vida por sobrevivir. Frente a esta gente es importante que conectes con tu intuición, para activar el sentido de autopreservación que todos tenemos.

Cuidate de la manipulación. Los aniquiladores de sueños son expertos en manipular tus emociones, sentimientos y hasta hacerte creer que estás equivocado y que ellos quieren lo mejor para vos. Hay distinto tipo de maniobras que ejecutan para provocarte: desde victimizarse con su soledad, enfermedades, pobreza, fracasos, rupturas sentimentales para sacar tus logros de foco; hasta hablar mal de vos en el entorno en común.

No los justifiques. A veces, el querer generar un marco de convivencia equilibrado puede llevarte a querer justificar lo que hace un aniquilador en tu contra. Pero hay una gran diferencia entre “entender” la situación del otro y justificarla, especialmente cuando no estás de acuerdo con su proceder.

Poneles freno. En la mayoría de los casos, estos mercenarios emocionales van con todo contra tus decisiones, esfuerzos, logros. Lo mejor es frenarlos, expresarles claramente tu posición -sin importar cuánto redoblen sus estocadas-; y, de última, alejarte para siempre. Las personas que tienen proyectos, metas, motivación, y que encaran la vida con optimismo, entusiasmo y son resilientes para sobreponerse a las dificultades encuentran gran oposición en la polaridad negativa que suele prevalecer en muchas situaciones. Lo mejor es que trabajes profundamente en tus convicciones y certezas para que ni un ejército de aniquiladores de sueños pueda vencerte. Un antídoto ya lo conocés: tu éxito. Sumale este otro, que no falla: el poder de tu actitud positiva.

(El Cronista - RIPE)

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