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Martínez siguió su receta y apostó por un nombre que no le gustó a Astori
Daniel Martínez agarró sus cosas y se fue. "Me voy a trabajar", le dijo el candidato a su equipo, y durante las horas siguientes escapó del radar de su entorno más cercano y se dispuso a dar los últimos pasos para confirmar a su compañera de fórmula. Después de cuatro días de conversaciones –que incluyeron al presidente Tabaré Vázquez, el expresidente José Mujica y el ministro de Economía Danilo Astori, así como a los referentes de los principales sectores–, Martínez maduró en su cabeza los nombres por los que apostaría sus fichas y se movió solo.
Había escuchado a todos, se había hecho un panorama general y ahora tenía a dos mujeres en mente. Entonces llamó a Graciela Villar –61 años, exedila de Montevideo e integrante de una lista en apoyo a la precandidatura de Mario Bergara– y a Mercedes Clara –44 años, licenciada en comunicación social y militante barrial, ajena a la orgánica frenteamplista– y les pidió una reunión mano a mano para ofrecerles la posibilidad de acompañarlo en la fórmula presidencial. Les aclaró a las dos que manejaba otras opciones y les dijo que comunicaría su decisión este viernes.
Cuando los frenteamplistas comenzaron a enterarse de las nuevas candidatas, lo que primó fue el desconcierto ante dos figuras de escasa exposición, más allá de que Villar cuenta con una larga trayectoria en política. En la consideración de Martínez había quedado más abajo en la tabla la exprecandidata Carolina Cosse, quien se ofreció a completar la dupla y puso sobre la mesa los 65 mil votos obtenidos el domingo, así como otras figuras de renombre, como la senadora Patricia Ayala, la ministra Liliam Kechichian o la diputada Cristina Lustemberg.
Con Villar se reunió sobre el mediodía y la exedila le dijo que aceptaba la oferta. Ambos mantienen una muy buena relación y, de hecho, en 2015 Martínez le había ofrecido una dirección en la Intendencia; en ese momento Villar desistió porque estaba en plena lucha contra un cáncer, del que salió airosa. Mientras el socialista fue intendente, ella fue coordinadora de la bancada departamental y también presidenta de la Junta.
En el caso de Clara, cuyo nombre fue divulgado por Telemundo y confirmado por El Observador, Martínez apuntó a una mujer joven comprometida con la militancia social; su nombre cumplía uno de sus objetivos principales, que es elegir a una mujer que convoque "más allá" del arco frenteamplista. Además de su activismo barrial, es la autora del libro "Padre Cacho: cuando el otro quema adentro", que relata la vida del sacerdote Rubén Isidro Alonso, conocido como Padre "Cacho", recordado como "el cura de los cantegriles".
Al cierre de esta edición todavía no le había dado una respuesta definitiva al exintendente de Montevideo, aunque en el comando del candidato manejaban como un hecho que no aceptaría la oferta pues había expresado sus reparos.
Jugada típica
Quienes conocen a Martínez dicen que se trata de una de sus jugadas típicas: buscar fuera del radar, ver allí donde otros no miran, y jugarse la ropa por esas opciones. Pero además de tratarse de un movimiento fuerte que desafía por ejemplo la recomendación de Vázquez (quien dio el visto bueno para que la candidata a vicepresidenta fuera Cosse), la decisión del socialista encontró resistencias en algunos sectores, especialmente en Asamblea Uruguay (AU) del ministro Astori.
Dirigentes de esa agrupación dijeron a El Observador que el nombre de Villar generó "mucha incomodidad", dado el cercano antecedente de la renuncia de la edila para militar por Bergara. Villar trabajó junto al exsenador Enrique Pintado para que el astorismo respaldara la candidatura del entonces presidente del Banco Central y no la de Martínez, y algunos referentes los acusaron en su momento de querer vaciar el sector. Según supo El Observador en base a fuentes del oficialismo, Astori llamó a Martínez molesto con su elección y con el hecho de que no le hubiera mencionado el nombre de la exedila durante la reunión que mantuvieron mano a mano este miércoles.
En otros sectores, en cambio, el nombre de Villar es bien recibido, ya que se la considera una dirigente con una personalidad "firme" y a quien varios describen como una "guerrera" con llegada en el territorio. En su juventud fue perseguida por ser militante comunista, cayó presa y estuvo exiliada. Ingresó a Asamblea Uruguay en 1994, año de su fundación. En estas internas lideró la lista 11916 (Nueva Izquierda), con la que obtuvo 2.495 votos. Es formada en psicología social y fue dirigente sindical de la Federación Uruguaya de la Salud.
Gerardo Rey, integrante del comando de Martínez, se encargó de destacar sus credenciales en un tweet publicado a últimas horas del jueves. Rey la definió como una "frenteamplista de todas las horas" con "mucha cercanía con los barrios más pobres" y "capacidad de negociación".
La decisión final la tomará Martínez este viernes y la trasladará a las autoridades de la coalición. El candidato le adelantó al presidente del FA Javier Miranda que lo hablaría con él directamente una vez resuelto. Según fuentes del oficialismo, la comunicación oficial correrá por cuenta del Frente Amplio y se realizará desde la Huella de Seregni.
Para este viernes también está prevista la sesión semanal de la Mesa Política y fuentes del astorismo dijeron que prevén hacer sus descargos por el nombre de Villar. Sin embargo, desde el FA explicaron que la decisión no correrá por cuenta de ese órgano, aunque sí deberá ser refrendado posteriormente en un Plenario.
