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Maxi de la Cruz: "En Argentina no me conocían ni mis pares, para el ego fue un golpe fuerte"

El actor uruguayo –que cumple 10 años desde su primer show de stand up y supera las tres décadas de carrera artística– habló con El Observador del humor hoy, del cambio de rol de la mujer sobre el escenario y de su experiencia en la vecina orilla
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21 de marzo de 2019 a las 05:00

Maxi de la Cruz acaba de salir de Desayunos Informales –tras tres horas al aire y un arribo a Montevideo que no supera las 24 horas–. Es el mediodía del martes 19 y su energía y buen humor permanecen intactos. Habla, habla y habla sin cansancio y con entusiasmo. Lo mismo sucede cuando tiene que sacarse fotos, de la Cruz posa como si ese retrato fuera el del afiche para su próximo espectáculo cómico.

El humorista uruguayo celebra este jueves 21 sus 10 años de stand up con un show en el Teatro Movie. Pero esa década es solo un tercio de todo el camino que el artista de 43 años transita desde hace rato.

Hijo del reconocido comediante y conductor Cacho De La Cruz, Maxi logró compartir la profesión con su padre y, luego, despegar por su propio talento. Arrancó de muy joven con El Club de las Tortugas Ninja en Teledoce –canal que se convirtió en una escuela actoral de por vida–; conoció el teatro antes de los 18 y desde ahí no lo dejó más; desde hace una década divide sus proyectos laborales entre temporadas de teatro en Argentina y shows y visitas fugaces a programas del Canal 12 en Uruguay. 

Son 10 años desde el primer show de stand up, pero son más de 30 en los medios. ¿Cómo fue vivir la exposición pública desde tan chico?

Empecé a los 12 y era más juego que entender que estaba trabajando como conductor. Era raro, porque ahí todavía no sabía si era eso lo que quería 100% para el futuro. Con ese programa me volvían loco en el liceo, no me decían por mi nombre, me decían “tortuga ninja”. La sufría un poco, aunque tampoco fue un trauma. A veces me tiraban comentarios que con mala onda, otros eran más divertidos. Creo que hoy puede llegar a ser más fuerte para los chicos pasar por eso, con la dimensión de las redes sociales. Además, en ese momento no se hablaba de bullying. Pero como me gustaba lo que hacía y la pasaba bien fue pasando el tiempo. Me sirvió mucho haber estado metido en el ambiente y viendo a mi viejo, que me explicó siempre qué era esto. Él me decía: "Es así, vos te estás exponiendo, estás saliendo en la tele, hace otra cosa si no te gusta’.

¿Y en qué momento llega el humor?

Venía al canal, veía a mi viejo y a otros compañeros y me llamaba mucho la atención, como a todo chico. Pero de más grande empecé a observar lo que hacían desde lo técnico. Prestaba atención a los tiempos del humor, por ejemplo, y eso lo aprendí en la práctica, viéndolo. Entre los 16 y los 18 empecé a tener contacto con actores con mucha experiencia, empecé a trabajar en Plop. Estaba aprendiendo entre bestias, haciendo un programa de humor. Fue ahí que empecé a agarrarle el gustito a lo actoral y de ahí no paré más. 

Hay generaciones que lo siguen desde sus comienzos. ¿Cómo se hace para mantener el humor vivo por tanto tiempo?

Me llama la atención que haya gente que me sigue desde hace tanto y eso me obliga a aggiornarme y generar cosas nuevas, que es lo que me ayuda a seguir en esto.

De hecho el humor ha ido mutando mucho con los años. Chistes que antes eran graciosos no lo son más. Las antenas de lo políticamente correcto están más atentas y las sensibilidades más latentes. ¿Cómo se adaptó a eso?

Hablando, hablando con gente que también hace humor, tirando ideas y compartiendo experiencias. He cambiado y he hecho cosas nuevas pensando de antemano en no herir a nadie o no caer en algo que sea contraproducente para todos. Por otro lado, hay que entender que se está haciendo humor. Sin llegar  a ofender y teniendo en cuenta todo el contexto actual. Todo tiene un tratamiento distinto y en el humor más, porque es como agarrar la realidad y parodiarla y llevarla al extremo. Además, siempre traté de hablar mucho de mí, de exponerme y reírme de mí. Entonces, nos reírnos con la gente y no de la gente. Me pasa de tirar y probar en ensayos material y que me digan: "Esto no da". También trato de hablar con mujeres que me han hecho ver un montón de cosas. Por ejemplo, si hablás de la mujer no tenés que ponerla en el lugar de tonta, como se hacía mucho antes y nada que ver. Es caer y razonar que eso ya no pasa por ahí y que es antiguo. Se trata de un aprendizaje y estamos en el proceso de ir cambiando. Tampoco me gusta el humor grosero, las malas palabras en exceso, lo muy explícito. Lo respeto, pero no me gusta.

Justamente el rol de la mujer en el humor experimentó cambios muy grandes en los últimos años.

Lo noté mucho, de hecho tengo muchas amigas comediantes acá y allá que están re empapadas en este tema. Me parece copado, me gusta. Entiendo que la mujer tiene que estar mucho más presente que antes y lo está, pero tienen que generarse muchos más espacios. Eso se va a ir ganando con la colaboración de todos. Capaz en Argentina el trato a la mujer con respecto al humor era más violento, pero ya está, es como algo antiguo.

Los primeros años de carrera probablemente a lo que más se te asociaba era a Cacho. ¿En qué momento sintió que se divorció de ser “el hijo de”?

Nunca tuve una carga con eso, ni cuando empecé ni ahora. Si bien me asociaban al principio o ahora la gente más grande que a veces me dice Cachito. No me molesta, me divierte y también lo acepto así. Además soy parecido a mi viejo, tenemos muchos gestos en común y  laburamos juntos mucho tiempo. Él tampoco me hizo sentir nunca una competencia, al contrario, siempre me abrió la cancha y me mostró todas las herramientas hasta hoy. Se fue dando todo muy natural.

¿Qué ganancias y sacrificios implicó irse a trabajar a Argentina?

Me fui hace unos 10 años. Decidí ir para allá para abrir un camino distinto. Tuve que arrancar de cero. Me tuve que alejar de la familia porque fui sin nada, viendo qué podía pintar. Igual siempre venía acá y hacía mis cosas como lo voy a hacer siempre. Tuve mil dudas, pero siempre supe que no iba a darse de un día para el otro, iba a ser un proceso largo y yo estaba convencido de que era lo que me gustaba. Tenés que ir relacionándote, que te vean haciendo otra cosa, que te recomienden, empezar a mostrarte y se me fue dando. Es como en Uruguay, solo que acá empecé desde muy joven.

En Uruguay todos saben quién es Maxi De La Cruz, pero en el país vecino no. ¿Cómo se siente empezar de cero?

Al principio no me conocían ni mis pares. Yo estaba acostumbrado a que me conocieran acá y si iba a un elenco mis compañeros sabían qué podía hacer o no arriba del escenario. Me sentía raro, pero tenés que bancártela y demostrar todo en la cancha. Para el ego también fue un golpe fuerte. Y en el artista pesa, porque si vos te querés subir al escenario y que la gente te vea y se ría y querés el aplauso, el ego está ahí. Hubo ocasiones en que me lo tiraron abajo con una piña. También cuando hacía un trámite y me preguntaban mi nombre (se ríe). Estuvo bueno porque fue como arrancar de vuelta, es recomendable.

Muchas veces desde el ambiente de las artes escénicas se considera que en Montevideo el techo para crecer es bajo y en Buenos Aires parecería que todo lo contrario. Usted que trabaja en ambos países, ¿cómo ve esas diferencias?

Es un tema del mercado, allá hay más gente. Pero no todo es un éxito y funciona bien como te lo venden. Hay funciones de teatro en calle Corrientes donde van 40 personas, no todos meten mil espectadores por día. Cuando una obra fracasa para el actor es fuerte porque uno le pone toda la garra, pero dependes de muchos factores. Lo económico, por ejemplo. En Argentina se sintió mucho, te diría que en una bajada del 50% (de espectadores). La última temporada fue muy mala en Mar del Plata y en Buenos Aires.

¿Le gustaría participar en ficciones argentinas?

¡Sí! Me gustaría y he hecho castings para eso y para cine. He grabado varios papeles chicos durante todo este tiempo y es algo que tengo ahí pendiente, en algún momento se va a dar.

¿Participaría en un programa como Showmatch?

Sí, no digo que no a eso. Lo veo muy positivo para mí porque es una plataforma fuerte para hacerme más popular y poder generar cosas propias después en teatro y tele y que la gente vea otra faceta mía. En mi caso serviría como exposición pero también entiendo que puede ser un arma de doble filo, porque te puede ir mal.

El show
Maxi Stand up Show 10 años se estrena el jueves 21 de marzo con los clásicos monólogos, música y personajes del artista; en esta oportunidad el espectáculo cuenta con la participación especial de su hija y otras sorpresas. La cita es en Teatro Movie a las 20 horas. Las próximas funciones están previstas para el viernes 22 y el jueves 28. Las entradas van desde los $390 hasta los $640.
Todos los suscriptores de El Observador Member Pro y Full accedieron a una invitación para dos personas para asistir al espectáculo. 

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