Hizo la escuela en Grecia, las formativas en Peñarol y echó raíces en Arizona, Estados Unidos. Se retiró jugando fútbol rápido en estadios para 25 mil personas. Dirigió una academia con 108 entrenadores y tuvo 6.700 niños a cargo. Fue ayudante de Daniel Carreño en la selección de Catar y de Alfredo Arias en Deportivo Cali. El año pasado ascendió a Sud América y desde la sexta fecha del pasado Clausura es el entrenador de Progreso. A los 52 años, con un recorrido increíble, Maximiliano Viera prepara al gaúcho del Pantanoso con la ilusión de que este pasaje sea un trampolín tanto para sus dirigidos como para sí mismo y su cuerpo técnico.
Maximiliano es hijo de Milton Viera, mundialista en Inglaterra 1966, exjugador de Nacional, Boca Juniors y Peñarol y que en la década de 1970 se afincó en Grecia ganando un tricampeonato con Olympiacos (1973-1975).
Su hijo hizo en el país helénico la escuela, aprendió el alfabeto y el idioma y también dio sus primeras pasos futboleros. Pero cuando la familia pegó la vuelta, Maxi se enroló en las inferiores de Peñarol donde hizo todas las formativas. El salto a Primera lo dio en 1990 en Wanderers con Osvaldo Giménez de entrenador y José Herrera de preparador físico.
Jugó en Rampla Juniors (1991-1992), Huracán Buceo (1993), Macará de Ecuador (1994), Sud América (1994-1995), Regional Atacama de Chile (1995 a 1997), regresó a Sud América y en 1999 llegó a la Major League Soccer (MLS) para jugar en San José Clash.
"Del 2000 al 2004 jugué fútbol rápido, con barandas, en estadio de 23 o 26 mil espectadores. Jugué en los Sand Sharks, Detroit Rockers y St. Louis Ambush. Y después, con un grupo de exjugadores, me retiré en el ascenso jugando para Tucson Fireballs", contó a Referí.
Por entonces ya se desempeñaba como director de la academia en la MLS en Phoenix, con influencia en parte de Texas, Arizona y en scouting de Utah para el Real Salt Lake. "Le hacía el programa a los entrenadores y trabajaba en el desarrollo de talentos", explicó.
Con el tiempo, Daniel Carreño lo fue a buscar para ser su ayudante en la selección de Catar. Posteriormente, Alfredo Arias lo invitó a sumarse a Wanderers y luego emigraron a Deportivo Cali.
Viera habla inglés, italiano, francés, portugués y griego. Seis idiomas con el español. "Mi padre me dijo que estudiara, para que no me pasara lo que él pasó cuando dejó el fútbol. Y con los idiomas se me daba bien", explicó.
Allá en Cali lo sorprendió la pandemia. "Nos bajaron el 70% del salario y pasé cinco meses sin poder ver a mi familia". Por esa razón se fue. Y de súbito el cielo se pintó de naranja. El año pasado, Sud América no lograba bajo la batuta de Omar Pérez encontrar la regularidad necesaria para pelear el ascenso en el torneo de Segunda División. Entonces lo llamaron. El buzón terminó ganándole las finales de los playoffs a Rampla Juniors y así retornaron a Primera División.
"En 107 años de historia soy el único que logró ascender como jugador y entrenador en la IASA. Es un club que quiero mucho", afirmó.
En 1994 subió con Julio Ribas en un equipo que Viera recita de memoria: "Julio Fuentes, yo, Richard Pereira, Marcelo Russomando, Darío Rodríguez, Richard Rodríguez; Julio Lancieri, Tidio Perdomo, Óscar Alsina; Mario Orta y Josemir Lujambio".
"Julio marcó a todo jugador que dirigió, es una persona muy preparada, no en vano está dejando una huella en Gibraltar llevándolo a ganar su primer partido de la historia con jugadores que vienen de una liga semiprofesional. Sabe cómo sacar lo mejor de cada jugador", contó.
Sin embargo, a Viera le gusta otro tipo de fútbol: "Me gusta atacar y defender en bloque, con jugadores de buen pie, me identifico con la forma en que yo jugaba. El jugador tiene que estar preparado para correr los 90 minutos pero tiene que saber qué hacer los tres minutos que va a tocar la pelota. El que no es Fabricio Fernández que la puede tener más minutos, tiene que correr y correr".
Fernández fue uno de los mejores volantes del pasado Clausura y desde la llegada de Viera al equipo dio un gran salto de calidad.
Y en eso está Progreso: "Estamos retocando la fuerza del equipo, viendo lo que tenemos y cómo trabajamos los sistemas. Desde que llegamos ganamos un buen porcentaje de puntos, pero los puntos que perdimos con Wanderers por cuestiones administrativas (NdeR: ganaron 3-1 pero Rafael Sánchez jugó sin ficha médica) nos hace arrancar en una posición incómoda. Arrancamos peleando abajo con los tres que vienen de Segunda y Boston River y algún otro que tenga la mala suerte de arrancar mal".
"Estamos trabajando con psicólogo porque queremos profesionalizar la forma de trabajo y darle más herramientas a los jugadores para poder afrontar el torneo. Hoy los chiquilines de 19 años tienen problemas que nosotros a esa edad no teníamos y esto se trata de empatía, de comprender al jugador de creer en ellos y de que crean en mí. Como cuerpo técnico queremos dejar una huella profesionalizando más al club con nuestra gestión", explicó el DT.
"El Campeonato Uruguayo es uno de los más difíciles del mundo. El jugador gana poco y se entrega como si ganara millones, es competitivo por excelencia, por eso somos los principales exportadores de jugadores per cápita a nivel mundial"
"Progreso es un equipo trampolín que le tiene que permitir a los jugadores seguir mejorando porque en la vida uno siempre busca hacer lo mejor posible y dejar todo en pos a un pasaporte a una vida mejor", reflexionó Viera.
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