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Merkel sigue debilitándose por las demoras en formar gobierno

Canciller es optimista respecto a llegar a buen puerto "rápidamente"
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29 de enero de 2018 a las 05:00
La canciller alemana, Angela Merkel, se declaró "optimista" al entrar en la última recta de las negociaciones para formar "rápidamente" un gobierno en su país, tras cuatro meses de conversaciones difíciles que debilitaron su imagen no solo en Alemania sino también en el extranjero.

"Vamos a intentar negociar rápidamente. Creo que la gente espera que nos encaminemos hacia la formación de un gobierno" entre su partido conservador y los socialdemócratas del SPD, manifestó la canciller.

Los posibles socios esperan terminar esas negociaciones como tarde hacia el 4 de febrero, aunque podrían ampliarse dos días más, aseguró un dirigente del partido demócratacristiano de la canciller (CDU), Michael Grosse-Brömer, luego de una primera reunión.

Merkel había mencionado previamente el 11 de febrero como fecha tope para llegar a un acuerdo.
Pero los desencuentros que subsisten entre los socialdemócratas y los conservadores y las profundas divisiones en el seno del SPD respecto a la idoneidad de repetir su alianza con el partido de la canciller podrían alargar los debates.

"Líder europeo"

El presidente del SPD, Martin Schulz, había insistido al final de la semana pasada en la necesidad de que una eventual coalición tenga un programa claramente pro europeo ante las tendencias aislacionistas de Donald Trump en Estados Unidos.

El objetivo debe ser "que Alemania sea nuevamente un líder europeo", aseguró.

Los socialdemócratas del SPD aceptaron in extremis el domingo pasado negociar un acuerdo detallado para formar una nueva "gran coalición" con los conservadores de Merkel.

Si las conversaciones llegan a buen puerto, Merkel podrá comenzar su cuarto mandato al frente de la primera potencia económica europea.

Impaciencia

Pero la impaciencia ya empieza a notarse en el país. "Sentimos que la población en Alemania espera ahora, más de cuatro meses después de las elecciones legislativas, la instauración de un nuevo gobierno", había declarado la semana el presidente, Frank-Walter Steinmeier, que también pertenece al SPD y realizó intensas gestiones para convencer a sus correligionarios sobre la necesidad de que accedieran a formar una nueva alianza con Merkel.

Los últimos comicios, marcados por el inesperado ascenso de la extrema derecha y el retroceso de los grandes partidos tradicionales, impidieron que surgiera una mayoría clara en la cámara baja del parlamento , con lo cual el país quedó sumido en una situación de inédito bloqueo.

Merkel, que no en primera instancia no había conseguido formar un gobierno entre conservadores, liberales y ecologistas en noviembre, no puede permitirse un nuevo fracaso, esta vez con los socialdemócratas.

Obligada a dirigir un gobierno en funciones desde octubre, la canciller reconoció el miércoles pasado en el foro de económico de Davos, en Suiza, que la ausencia de un "ejecutivo estable" la privaba de medios de acción.

La canciller, a la que hasta hace poco se consideraba la dirigente más poderosa de Europa, incluso del mundo, según algunos medios estadounidenses, perdió parte de su inflencia por culpa de sus problemas internos.

Otro mandatario ocupa en Europa desde hace meses el espacio que dejó vacante: el ascendente presidente francés, Emmanuel Macron.

"La posición de Merkel podría haberse debilitado en la escena internacional", mientras que Macron se instala "cada vez más en el papel del jefe de filas europeo", consideró recientemente el semanario alemán Der Spiegel.

Mientras tanto, para el influyente diario estadounidense The New York Times, el presidente francés reivindica ahora la posición de "líder del mundo libre".

Debilidades

En Alemania, ya comenzó el debate sobre la era post-Merkel en el seno de su partido (CDU), aunque de momento ningún rival serio se ofreció públicamente como candidato.

"Cuanto más tarda la formación de un gobierno, más terreno pierde. Cada día en el que debe contentarse con ser una canciller en funciones la debilita", analizó a su turno el semanario Die Zeit.

Para cerrar un acuerdo de gobierno, el SPD exige unas medidas a las que se oponen los conservadores: más reagrupamientos familiares para los migrantes, una reducción de las desigualdades frente a las prestaciones sanitarias y menos flexibilidad en el mercado laboral.

Si el SPD no consigue estas concesiones del partido de Merkel, los socialdemócratas podrían ver cómo sus 440.000 militantes rechazan el acuerdo de coalición, lo que probablemente puede derivar en una convocatoria a nuevas elecciones.

El líder de las juventudes de ese partido, Kevin Kühnert, se convirtió en el máximo representante de quienes se oponen a una nueva "gran coalición" con los conservadores. Su creciente éxito entre los militantes llega incluso a hacerle sombra al presidente del SPD, Martin Schulz, sobre todo a partir de la campaña que impulsó en internet para oponerse al acuerdo con Merkel.

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