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Merkel y Schulz en la recta final para formar gobierno en Alemania

Si bien el plazo era el domingo, decidieron continuar con las reuniones hasta este lunes
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05 de febrero de 2018 a las 05:00
La canciller alemana Angela Merkel inició ayer domingo una última serie de negociaciones difíciles con el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Martin Schulz. El objetivo es formar un gobierno con los socialdemócratas y salir al fin del embrollo poselectoral que la debilitó, tanto en Alemania como en Europa.

Los dos bandos, que entablaron sus negociaciones a principios de enero, iniciaron por la mañana las discusiones, con el objetivo en un comienzo de alcanzar un acuerdo el domingo por la noche.
A pesar del plazo establecido cuatro meses después de las elecciones, ambos decidieron posponer la fecha límite y discutir las últimas discrepancias hoy lunes. Incluso, Schulz dejó en claro que se tomarán el tiempo necesario para la fase final.

“No podemos decir lo que va a durar; hemos trabajado bien hasta ahora, pero todavía quedan puntos importantes que tienen que ser aclarados”, admitió Merkel cuando llegó a la sede del SPD, donde se dieron cita los equipos negociadores.

Por su parte, la canciller, que aspira a un cuarto mandato, aseguró que afrontaba la fase final con “buena voluntad”. Sin embargo, confesó que es consciente de que quedaban por delante “difíciles negociaciones”.

Schulz confirmó al inicio de la jornada la falta de acuerdo para lograr tres objetivos clave en política social: acabar con los contratos temporales injustificados, garantizar la igualdad de trato en los seguros sanitarios y mejorar la política de vivienda.

De éstos, el último punto se cerró con medidas para frenar la suba de los alquileres, ayudas para familias con hijos y 2.000 millones de euros públicos para la construcción de viviendas. Este consenso se unió a acuerdos en política municipal y cultural e inversiones millonarias para impulsar la digitalización.

Las negociaciones iniciaron luego de que la canciller fracasara en su intento de aliarse con liberales y verdes. Fue entonces que Schulz se vio forzado a dialogar con ella.

Para el líder socialdemócrata la presión del tiempo no debe entorpecer las conversaciones, ya que el objetivo es proporcionar a Alemania un gobierno estable y ello exige un acuerdo fuerte y consensuado sobre bases estables.

A su vez, para convencer a su partido necesita un buen pacto, que hace dos semanas avaló por estrecho margen (56%) el inicio de las negociaciones con los conservadores liderados por Merkel. A esto se le suma que diversos sectores –como sus juventudes– rechazan de plano que se reedite la gran coalición tras el fracaso electoral de setiembre.

“Hemos trabajado bien hasta ahora, pero todavía quedan puntos importantes que tienen que ser aclarados”, dijo Merkel.

Además, el acuerdo final se someterá al voto de los alrededor de 440 mil militantes socialdemócratas, una consulta vinculante que deberá superarse antes de formalizar el nuevo gobierno.

La dirección de este partido compartió los avances logrados en sucesivas reuniones, como es el caso del acuerdo para la estabilidad de las pensiones, las mejoras en la atención a la dependencia, o las inversiones de hasta 11.000 millones de euros en educación.

Por su parte, se generó un compromiso en el área migratoria entre la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, su ala bávara de la Unión Socialcristiana (CSU) y el SPD. Este es un punto en conflicto en el que los socialdemócratas reconocieron que fueron incapaces de imponer todas sus posiciones.

Los tres partidos se propusieron como meta que la llegada de nuevos solicitantes de asilo al país no supere entre 180 mil y 220 mil personas al año. Dicho acuerdo se interpretó como una concesión a los conservadores bávaros que reclamaban un tope.

El derecho a la reagrupación familiar para las personas que cuentan con algún tipo de protección en el país, pero no con el estatus de refugiados que ahora está suspendido, se reactivará en agosto de una forma limitada a 1.000 personas al mes.

También, el paquete medioambiental y de política energética se cerró el viernes con el pacto de fijar en una ley los compromisos climáticos del Acuerdo de París para 2030, un trato que el SPD presentó como un avance.

Sin embargo, ante la sede del SPD en Berlín se manifestaron el fin de semana activistas de Greenpeace para exigirle a Merkel que cumpla las metas de reducción de emisiones que su gobierno fijó para 2020 y que, según el preacuerdo de coalición, no se alcanzarán.

La gran crisis de la canciller

Tras 12 años de Angela Merkel al frente del gobierno, el contexto político actual hace notar el desgaste de la canciller.

Hoy día, Merkel se encuentra en una posición incómoda. Por una parte, los conservadores le exigen un giro hacia la derecha para frenar el ascenso de los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD). Y por otro lado, los socialdemócratas se muestran presionados por su ala más izquierdista.
Asimismo, la opinión pública se mostró molesta y repercutió en que varios medios alemanes fueran muy críticos con ambos partidos que, juntos o por separado, dirigen el país desde 1949.
“Son indecisos, exasperantes y se pelean. Pero, sobre todo, no tienen inspiración”, indicó el periódico Süddeutsche Zeitung. También invitaron a Merkel y Schulz a que reaccionen o den paso a “otros líderes o a elecciones anticipadas”.

Por su parte, el líder de las juventudes socialdemócratas –y máximo representante de quienes se oponen a una nueva coalición entre las dos formaciones–, Kevin Kühnert, dijo: “Fue esa manera de hacer política la que les costó 14 puntos en las elecciones (a la CDU y al SPD) y esto va a continuar”.
A su vez, unas elecciones anticipadas podrían impulsar aún más a AfD, que ya obtuvo un resultado histórico en las legislativas de setiembre, en las que logró el 13% de los votos.

El partido ultraderechista supo aprovechar la preocupación generada por la acogida de más de medio millón de refugiados desde 2015 en Alemania.

Mientras tanto, el SPD se enfrenta a un posible obstáculo a la hora de formar un gobierno con los conservadores. Con sus malos resultados en las legislativas (20,5%), pone el riesgo el apoyo de los militantes socialdemócratas, que tendrán la última palabra sobre un eventual acuerdo de coalición durante una consulta por correo que durará varias semanas en febrero o marzo.

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