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Milanesas, departamentos y facultades: los mundiales, la nueva moda de Twitter

El nuevo fenómeno de la red social tiene a todos votando por cualquier cosa que valga la pena ganar
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27 de abril de 2020 a las 05:00

Que el ser humano es un animal de competencia no es ninguna novedad. Y que “lo importante es competir” debe ser una de las mentiras más grandes jamás contadas. Las pasiones más exacerbadas explotan cuando hay algo en juego, y cualquier ámbito del deporte en el que el objetivo sea ganar será infinitamente más satisfactorio que los que simplemente permitan participar “para divertirse”.  

Es extraño, pero el encierro parece haber potenciado la necesidad de imponerse sobre los demás, aunque sea de forma virtual. Se habrán terminado los partidos de fútbol –menos en Nicaragua–, de básquetbol, las carreras del turf, las competencias de ajedrez, los torneos de ping-pong, pero en medio del aislamiento los juegos de mesa están en auge. Ya sea en línea o de forma física, los tableros y las cartas aparecieron con más fuerza que nunca para matar el aburrimiento y, de paso, ganar. Ganar, ganar y ganar.

Quizás porque ya no sabemos qué inventar y la cuarentena nos fritó el cerebro, las redes sociales, en especial Twitter, se han convertido en el principal depositario de las ganas de pasarles por arriba a los demás. Y su ejemplo máximo está en los mundiales, el último grito de la moda twiteril. En las últimas semanas superaron ampliamente en popularidad a otros juegos del estilo de “encontrá las cincuenta películas en esta imagen” o los “si tuvieras $20 para armar tu equipo, ¿a quién elegirías?”.

Las competencias son fáciles de entender y a prueba de tontos: un usuario X plantea un torneo temático y luego lo organiza como si fuera un mundial de fútbol o el deporte que sea. Esto implica que haya 32vos, 16avos, 8vos, cuartos de final, semifinales y una final. Igualito que en la cancha. Pero en Twitter.

Es un misterio a quién se le ocurrió el primero de estos mundiales. Porque no es algo que se haya inventado ahora en medio de la cuarentena; la pandemia del nuevo coronavirus solo lo masificó exponencialmente. Tampoco podemos saber cuál fue el primero de todos, y si alguien dice que sí, seguramente esté mintiendo. Lo cierto es que sabemos que están. Que en general circulan en redes de Uruguay y de Argentina. Que son cada vez más. Que hay algunos usuarios que los aman y participan de todos, que hacen campañas y que solo alcanzan la satisfacción cuando ven a su opción preferida como la ganadora. Sabemos también que hay gente que ya no los puede ni ver. Y sabemos, sobre todo, que hay un montón y que algunos son ridículamente divertidos.

La primera tanda estuvo compuesta por cosas obvias. El periodista y crítico de cine argentino Diego Batlle, por ejemplo, hizo dos mundiales relativos al cine: uno de actrices, que ganó Meryl Streep, y uno de actores, que ganó Robert de Niro. En esos torneos votó tanta gente y había tantos postulantes, que Batlle –según contó– echó mano a colaboradores para que le llevaran las planillas.

La cultura y sus ramificaciones siempre es el tópico más elegido. Hay desde mundiales de himnos de los 90, de música tropical, de bandas, de series –que enfrentó en una épica final a Breaking Bad y Los Simpson–, mundial de películas de Disney, de canciones de la Karibe y así hasta el fin de los tiempos.

Los más divertidos, sin embargo, apelan un poco al absurdo. O, mejor dicho, a lo insólitamente específico. Rastrillando los recovecos más oscuros de las redes del Río de la Plata se encuentran cosas asombrosas. Estas son algunas de ellas: el mundial del alcohol, de los pueblos del interior de Misiones, de alfajores, de filósofos, de personajes de Capusotto, de milanesas, el mundial de los mundiales de Twitter, de arquitectura, de departamentos en Uruguay –la final fue entre Rivera y Florida y ganaron los de la frontera–, de provincias en Argentina –ganó Mendoza–, de personajes de Harry Potter, de cumbia vieja, de canciones de iglesia, del mejor chivito de Montevideo y más.

Notará el lector que Argentina está especialmente obsesionada con el tema, y la verdad es que sí. Varios medios, por ejemplo, siguieron con atención en desenlace del mundial de provincias, y cuando Mendoza ganó, La Voz de Córdoba tituló lo siguiente: “En el mundial de Twitter, Mendoza le ganó a Córdoba en balotaje: ¿Hubo pedido de 'escritorio'?" En Tucumán, en tanto, parece haber un caldo de cultivo excepcional para estos juegos: se encuentran cosas tan extrañas como el mundial de videos virales de Tucumán o el mundial de pueblos tucumanos.

Pero nos importa Uruguay y acá lo que estuvo encendido hasta hace pocos días fue el mundial de la Udelar. La Facultad de Medicina se enfrentó en la final con la Facultad de Ingeniería y ganó esta última casa de estudios. El país twitero se volcó entero a tratar de virar la tendencia para un lado o para el otro, y los partidarios de la FMED hasta convocaron al actor estadounidense Mark Hamill –Luke Skywalker en Star Wars– para que escribiera un potente llamado a las armas: “Voten Fmed”, puso Hamill, y la hinchada de medicina se volvió loca. Casi tanto como la de Rivera cuando, algunos días antes, Hamill escribió “Vamo Rivera”.

 

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