Mirando jugar a un niño

Muy próximo a mi asiento encontré a un matrimonio con una hija de cuatro años y un varón de dos. El papá muy joven, le entregó al niño su teléfono celular y comprobé cómo sabía encenderlo y apagarlo y, además, buscar cosas que le divertían. Me vino a la cabeza aquella parábola de José Enrique Rodó que aprendimos de niños. Ahora al observar a la criatura volvió a la memoria.

Hace unos días me dio mucha alegría recibir un mensaje de una educacionista que lleva también mi apellido. Ella me expresaba que observaba una cierta nostalgia en estos escritos míos en El Observador.

Sé que la palabra nostalgia deriva del griego. Nóstos es regreso al hogar. Algos, es sentimiento de anhelo por un momento, situación o acontecimiento pasado. Es verdad lo de la nostalgia porque después de haber cumplido dos veces cuarenta años, los recuerdos se agolpan necesariamente.

Vuelvo a la sala de espera del instituto médico. El niño no se aburrió durante las dos horas y media de espera. Cuando observaba algo que le llamaba la atención en el teléfono, de inmediato se lo mostraba a su papá. Los años han pasado y los medios de enseñanza han variado muchísimo. Hoy se habla de “weaning”. Es ese momento maravilloso de la crianza cuando niñas y niños dejamos de ser alimentados con la leche materna. En adelante comenzaremos a tomar alimentos sólidos. Pero todo a su tiempo.

Está de por medio la educación y aquí tiene su lugar propio. Nuestro país ha ido por delante en estos temas. Desde la aplicación de los métodos de enseñanza de la doctora María Montessori (1870-1952) ha pasado tiempo pero dejaron huella. Mujeres y varones somos iguales. En la llamada “educación personalizada” está el acierto más impresionante de nuestros tiempos. Fue el doctor Víctor García Hoz (1911-1998) quien ha legado sus trabajos. Tuve ocasión de escucharlo en Buenos Aires en 1960. Comenzó la disertación recordando unas palabras del General San Martín: “Serás lo que debas ser o sino no serás nada”. Aquello cayó hondo en mí  corazón veinteañero. Pero estamos en Uruguay y aquí existen, desde hace mucho tiempo, normas oficiales sobre la educación en todos sus niveles..

Aunque no es ésta una nota exclusive sobre la educación llamada popular en el más estricto sentido, no puedo dejar de mencionar la obra realizada por instituciones religiosas desde antes del comienzo de nuestra nacionalidad.

Sé que en una ocasión, una maestra en una escuela de campaña, preguntó a los alumnos: ¿“Qué es el 19 de marzo?” La  respuesta llegó rápidamente: “Es el día del nacimiento de José Pedro Varela”.  En realidad era el  día de San José. Lo mismo sucedió con Artigas que nació en el día de San Gervasio y por eso se llama José Gervasio..

José Pedro Varela (1845-18799) se preocupó mucho por la educación popular. En sus tiempos,  viajar era descubrir un mundo nuevo. A los 22 años estuvo en Francia y desde allí cruzó a los Estados Unidos de América donde  coincidió con Domingo Faustino Sarmiento. Hoy sólo  deseaba compartir con los lectores del blog “El comportamiento en la vida cotidiana”, esta  nota llena de nostalgia.