Nacional > delincuencia
Motochorros: un problema que aqueja a vecinos y que el Ministerio dice que combate con éxito
La cuadra estaba oscura cuando la mujer tocó el timbre. Sacó su celular y se puso a esperar que le abrieran. Pasaron 35 segundos hasta que ocurrió: una moto se subió a la vereda, y cuando pasó a su lado se bajó uno de los dos hombres que iban en ella y la tiró al suelo. La mujer, desesperada, resistió hasta que fue arrastrada con violencia.
Eran las 19.30 del jueves 4 de octubre, y la escena quedó registrada por la cámara de seguridad de un edificio de la rambla de Pocitos, a la altura del Kibón. Una segunda cámara muestra el desenlace: el delincuente la arrastra y la sacude por diez metros con tanta intensidad que a la mujer se le caen los pantalones y casi le quita la blusa. Cuando finalmente se rindió, el delincuente le robó lo que fue a buscar.
En los últimos días hubo casos similares y fueron varios los videos de ese tipo que se difundieron por las redes sociales. Muchos vecinos, como los de Malvín, aseguran que los ladrones están todos los días a la espera de encontrar el momento justo para robar una cartera, un celular o una bicicleta.
Sin embargo, los fiscales de Flagrancia no identifican que haya habido un particular aumento de este modo delictivo, aunque reconocen que la cantidad de denuncias que reciben por este tipo de asaltos es significativa desde hace años.
“Siempre son muy abundantes, aunque depende de la zona”, dijo a El Observador la fiscal Adriana Edelman. Y en eso coincide Edward Holfman, experto en seguridad y asesor del rubro para varias empresas desde hace más de 30 años. Holfman es también vecino de Punta Gorda, un barrio en el que los casos de ataque de “motochorros” son frecuentes, porque por espacio de pocas manzanas se concentran varios colegios, en particular una zona que Hoffman identifica desde la calle Zum Felde hasta Concepción del Uruguay, por Rivera.
En su cuenta de Twitter, publicó un mapa en el que señala esa zona e indica otra variable que contribuye a atraer a estos delincuentes. Escribió que roban “especialmente los días miércoles (en los) que hay feria barrial en Pilcomayo esquina Gallinal”.
Consultadas al respecto, fuentes del Ministerio del Interior se remitieron a las estadísticas en el combate a este delito, que responden a lo que el propio ministro Eduardo Bonomi instruyó como una de las principales directrices cuando asumió su segundo mandato en 2015: acabar con el problema. Y, con esa finalidad, desde ese año hasta mediados de 2018 se incautaron un promedio de 14.000 motos.
Sin embargo, para el fiscal Carlos Negro, este delito ocurre desde hace tiempo debido a una serie de facilidades que tienen los delincuentes, que van más allá de la represión policial. "Es una cantidad fija que viene arrastrándose desde hace años", dijo Negro.
El casco ofrece absoluto anonimato y el vehículo, que beneficia a los delincuentes con agilidad en el movimiento, es muy fácil de comprar. “Las motos chinas son muy económicas y en el mercado negro que ha crecido mucho, también se consiguen muy baratas y no se exigen papeles de compraventas: es casi como comprar bicicletas”, agregó el fiscal. Añadió que todas esas variables, en definitiva, contribuyen a que es medio de transporte "sea una herramienta ideal para el delito".
La policía colombiana, al igual que la argentina, comentó Holfman por su parte, ha recurrido –y con buenos resultados– a la formación de cuerpos especiales para enfrentar a los motochorros, los que en ningún caso llevan el uniforme de servicio.
"Trabajé en distintos lugares afuera del país y lo que se hace siempre para combatir este tipo de delitos es crear una unidad especializada: no existe ninguna policía todo terreno", dijo el experto a El Observador. Para Hoffman, la policía uruguaya debería "utilizar efectivos en motos sin identificar, esa es la forma”.
