Murú, con diferentes entonaciones, es una palabra indígena que en diferentes lenguas significa semilla, pero también es el nombre de una planta y de un río. Y en combinaciones con otras palabras significa poderoso, grande. Murú es una palabra que esconde muchos significados que mujeres rurales en todo el país identificaron como sus valores. Y es además una palabra que busca captar y que esconde secretos, entre ellos una posible sigla: “Mujeres Rurales Uruguay”.
En ese marco, Murú es la nueva marca comercial que identificará productos de mujeres rurales para, entre otros objetivos, potenciar la visibilidad de su trabajo.
Esto fue presentado el miércoles de esta semana en la Torre Ejecutiva, en un acto en el que participaron mujeres rurales y diversas autoridades de los sectores público y privado.
La marca “Murú - Trabajo de Mujeres Rurales”, se explicó, será propiedad del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y su registro radicará en la Dirección General de Desarrollo Rural (DGDR).
Será otorgada por el MGAP en forma colectiva o individual, pero para las habilitaciones será requerido el cumplimiento de la normativa vigente en materia de aportes sociales, condiciones laborales y bromatológicas y al mismo tiempo que aquellas mujeres que vayan a usufructuar la marca, en forma individual o a través de una organización, cumplan con uno o varios de los siguientes requerimientos:
Sean productoras familiares agropecuarias o pesqueras registradas en el MGAP.
Sean colonas o integrantes de un núcleo familiar colono.
Sean asalariadas rurales inscriptas como tales en el BPS.
Sean pobladoras rurales que vivan en predios agropecuarios o residan en poblaciones menores a 2.000 habitantes y no cuenten con asalariados permanentes.
La marca comercial Murú, se detalló, busca contribuir a la economía de las mujeres rurales, reconocer su trabajo y aportar a su autoidentificación y reconocimiento como sujetos de derecho.
La presentación se realizó en el marco del denominado “Mes de las mujeres rurales” y promoviendo el compromiso con la equidad de género en el medio rural
Participaron Alberto Castelar (subsecretario del MGAP); José Olascuaga (director de Desarrollo Rural y coordinador nacional de la Reunión Especializada de la Agricultura Familiar - REAF); Alejandra Sarquis (representante del IICA en Uruguay); Nohelia Millán (directora de Políticas Transversales de Inmujeres); Celina Martínez (productora rural de Rivera) y Angélica Bianchi (productora rural de Artigas).
El MGAP, a través de la DGDR y de la coordinación en Uruguay de la REAF, junto a la sociedad civil inició el proceso hacia la construcción de esta marca comercial para identificar los productos y servicios desarrollados por las mujeres rurales del país.
La propuesta recoge las recomendaciones internacionales en torno al activo rol que debe cumplir el Estado en la promoción de la comercialización de los productos y servicios de las mujeres, pero, a diferencia de iniciativas ya existentes, no apela únicamente a las compras públicas como herramienta, sino a ofrecer condiciones para que las mujeres de la agricultura familiar coloquen su producción en el mercado, se explicó.
Murú supera el recorte de la agricultura familiar, contemplando como población objetivo a las asalariadas agropecuarias y a las mujeres residentes en zonas rurales, y asimismo incorpora la perspectiva generacional en forma transversal.
De esta manera, la marca es una herramienta más que contribuye a dar visibilidad al trabajo de las mujeres rurales en los procesos productivos, desde una concepción que reconoce la heterogeneidad de mujeres contempladas dentro del concepto de “mujeres rurales”.
“Esta marca es un hito dentro de un largo proceso de trabajo”, dijo Olascuaga. Señaló que el aporte de las mujeres rurales siempre existió, pero que “la diferencia es que hoy estamos haciendo un esfuerzo muy grande por visibilizarlo, reconocerlo y darle valor”. Mencionó que se necesitaba una generación de políticas afirmativas que apuntaran a generar la autonomía económica de las mujeres y que en ese largo proceso de trabajo surgió, en el ámbito de la REAF, la iniciativa de la construcción de una marca comercial de las mujeres rurales. Dijo que atrás de la marca también hay una fuerte articulación interinstitucional y un proceso de trabajo basado en el diálogo con las organizaciones sociales. “Ahora la marca tiene que imponerse y funcionar”, expresó.
Sarquis señaló que “esto no es un trabajo de un día, ni de una sola persona”, y ofreció a las mujeres que cuenten con el IICA para lo que se viene, “porque esto es muy valioso, es un precedente y un hito”, indicó.
Millán señaló que para Inmujeres “es nuestra razón de ser que las cosas se piensen desde el género”. Agradeció al equipo motor y a las mujeres por ser controladoras de la agenda del Estado y a los equipos técnicos que hacen posibles las cosas. “Con las mujeres todo, sin ellas no son posible las políticas de género”, dijo. “Hoy estamos proponiendo una política que toca los ejes centrales del desarrollo”, expresó. Para finalizar dijo que “no es necesario cambiar las mujeres, sino que hay que cambiar al mundo para ellas”.
“Hoy es un día de festejo para todas nosotras, las mujeres rurales”, dijo Bianchi, integrante de la comisión Facilitación de Comercio de la REAF. “Lograr el sello nos va a ayudar a visualizarnos, el sello es algo que nos va a unir, nos va a dar visibilidad, autonomía económica y valor agregado”, dijo. Habló del esfuerzo y sacrificio de las mujeres rurales, de sus largas horas de trabajo diario y dijo que “este sello viene como un premio por todo el esfuerzo que hacemos en el campo, agregando valor a nuestros productos”.
Martínez, integrante de la comisión de Equidad de Género de la REAF, que trabajó en todo el proceso de construcción de la marca, señaló que “es una satisfacción, un inmenso placer haber logrado esto. Ahora lo que nos resta es disfrutarlo, darle un buen uso y que pueda llegar a todas las mujeres rurales, a todos los rincones del país”.
Para finalizar, Castelar dijo que “este sello es de las mujeres rurales porque fueron ellas las que lo construyeron”, que el desafío hoy es “aprender a comercializar” y que para que exista valor hay que trabajar en la comercialización. Agregó que desde la institucionalidad pública se está disposición de esas mujeres: “Nuestra responsabilidad es trabajar para que la gente tenga oportunidades de vivir mejor”, enfatizó.
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