Nuevo estudio muestra que Punta Colorada está bajo plástico

Esta acción formó parte de un estudio que realizó Crook en la ONG SOS Rescate de Fauna Marina, anclada en la costa de Maldonado y que en el último tiempo figuró en varias publicaciones de prensa por la falta de recursos para trabajar. Su investigación busca evidenciar cómo la contaminación del plástico en los océanos es un drama del que Uruguay no escapa. La última vez que se realizó un estudio con estas características en Punta Colorada fue en 1996 y el resultado fue muy distinto: el 35% de los residuos eran de plástico.

Y tiene sentido. A nivel mundial la producción de plásticos aumentó de forma exponencial de 2,3 millones de toneladas en 1950 a 162 millones en 1993 y a 448 millones en 2015, según datos de la revista National Geographic. El sistema está saturado y los océanos están sufriendo las consecuencias de ese consumo desmedido.

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Crook publicó los resultados del estudio Monitoreo de basura en la playa Mansa de Punta Colorada esta semana. Para alcanzarlo recolectó basura en la misma zona en cuatro días distintos entre agosto y noviembre porque su objetivo era decodificar la basura que llega desde el mar y no la que dejan los turistas en la playa durante los meses de calor. Al final tenía 28 kilos de residuos.

Eligió nueve categorías para clasificarlos: estas contemplan desde residuos médicos hasta madera. Pero lo que más encontró fue desechos plásticos. La mayoría logró agruparlos en subcategorías como bolsas, tapitas de botellas y paquetes; aunque el 30% de todo lo recolectado estaba formado por piezas que no pudo identificar porque se encontraban en proceso de degradación. El informe detalla que la mayoría de los envoltorios eran de productos que se comercializan solo en Uruguay o en la región, por lo que se trataba de descartes generados por locales. 

A nivel mundial la producción de plásticos aumentó de forma exponencial de 2,3 millones de toneladas en 1950 a 162 millones en 1993 y a 448 millones en 2015, según datos de la revista National Geographic

Crook excluyó del estudio lo que se cataloga en todo el mundo como microplásticos, que son aquellas partículas muy pequeñas que incluso no se pueden ver a simple vista y que hace falta un filtro en el agua o un colador en la arena para encontrar. La contaminación por microplásticos es dramática para varios investigadores ya que al ser partículas tan pequeñas no se pueden limpiar y son las más tóxicas para la fauna marina porque las consumen en grandes cantidades. Varios estudios internacionales apuntan a que incluso estas partículas están presentes en los peces y frutos del mar, la sal de mesa y el agua de consumo humano.

Al final de la publicación, la bióloga enumera una serie de recomendaciones para prevenir este problema. Como medida primaria destacó la falta de papeleras para dejar los residuos en la zona playera. En el estudio lo resume así: “Tener múltiples tachos de basura en las áreas de estacionamiento de las playas ayudaría a minimizar la cantidad de basura dejada en las playas; en conjunto con cartelería informativa”.