Más de 5.000 personas manifestaron este viernes en Pakistán después de que activistas de ultraderecha profanaran ejemplares del Corán en Suecia y en Países Bajos.
La ciudad de Lahore, en el este de Pakistán, se vio alterada por la manifestación que, al grito de "Soy el protector del Corán" o "El Corán está grabado en nuestros corazones", se lanzó a las calles.
La blasfemia es una cuestión sumamente delicada en este país musulmán, en donde incluso las ofensas no demostradas de manera fehaciente contra el Islam pueden acarrear asesinatos y linchamientos.
También en Afganistán se registraron manifestaciones, apoyadas allí por los talibanes.
El militante ultra Rasmus Paludan, de doble nacionalidad sueca y danesa, quemó el sábado pasado un ejemplar del libro sagrado musulmán cerca de la embajada de Turquía en Estocolmo, durante una manifestación que contó con la autorización de la Policía sueca.
Al día siguiente, un responsable neerlandés del movimiento islamófobo Pegida rompió varias páginas del Corán y las pisoteó cerca del Parlamento de los Países Bajos.
Ambas acciones fueron condenadas por países musulmanes. A tal punto, que Turquía se negó a seguir con las negociaciones de adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN.
Por su parte, las autoridades suecas condenaron un acto "profundamente irrespetuoso" y expresaron su "simpatía" con los musulmanes.
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