Henry Kissinger, exsecretario de Estado norteamericano.

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Para Henry Kissinger hay solamente tres resultados posibles para la guerra en Ucrania

El exsecretario de Estado norteamericano opina sobre la guerra en Ucrania, las relaciones con China y las conversaciones nucleares con Irán
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02 de julio de 2022 a las 08:59

En una entrevista con la revista británica de política y cultura The Spectator, Henry Kissinger se explayó ampliamente -entre otros temas- sobre la guerra de Ucrania, sus posibles resultados y las consecuencias que arroja sobre la escena internacional y el balance de poder mundial.

Preguntado por su postura que mantuvo en el reciente foro de Davos sobre la eventual cesión del territorio del Donbás por parte de Ucrania como condición para finalizar la guerra y que mereció la crítica de varios miembros de la Alianza atlántica y del propio presidente polaco, Kissinger expresó que su propósito fue puntualizar que era necesario explicitar metas que debían enfrentarse antes del momento en que la guerra fuera políticamente inmanejable. La crítica de Zelensky -según Kissinger- fue hecha sin haber leído lo que él había dicho. Incluso, recordó que en una entrevista que Zelensky dio al Financial Times el 7 de junio, había aceptado básicamente el mismo esquema.

Para el exsecretario de Estado, hay tres posibles resultados de la guerra y hasta cierto punto los tres todavía están abiertos.

El primero sería que, si Rusia permanece en su posición actual, habrá conquistado el 20 % de Ucrania, la mayoría del territorio del Donbás, la principal área industrial y agrícola más una franja de tierra a lo largo del Mar Negro, lo que constituiría una victoria más allá de los contratiempos del inicio de su ofensiva.

El otro resultado es el intento de sacar a Rusia del territorio conquistado antes de la guerra, incluso Crimea, con la posibilidad de que se transforme en una guerra contra Rusia y por lo tanto su continuidad impredecible.

El tercer resultado, que es el que Kissinger delineó en Davos -y que, según su impresión, Zelensky ahora ha aceptado- es que si se puede impedir que Rusia conquiste nuevas posiciones y la línea de batalla retorna a la ubicación que tenía antes de la guerra, eso significaría que la actual agresión sería claramente derrotada.

En esta opción, Ucrania se reconfiguraría en la forma que tenía la línea de batalla post 2014. Se rearmaría en estrecha relación con la OTAN o como parte de ella y los temas pendientes podrían ser objeto de futuras negociaciones. Sería un congelamiento por un tiempo, como ya se ha visto en el proceso de reunificación de Europa; después de un tiempo todo es posible.

En la entrevista surgió la pregunta sobre la posibilidad de que se produjera una situación similar a la de Corea, con un conflicto que dura ya setenta años. Kissinger adujo que la gran diferencia es que lo que podría estar en disputa es un porcentaje pequeño del territorio con respecto al total de Ucrania y que ha sido históricamente ruso por centenares de años.

Con respecto a la posibilidad de que en estas opciones Putin no sea de alguna manera castigado, Kissinger opinó que, por el contrario, si la guerra termina como él lo expresó en Davos, eso significaría un logro sustancial para los aliados. La OTAN saldría fortalecida con la inclusión de Suecia y Finlandia, Ucrania tendría la fuerza terrestre convencional más grande de Europa y a Rusia se le habría demostrado que el temor que había imperado en Europa desde la II Guerra Mundial a un ejército ruso atacando Europa, puede ser evitado por la OTAN con medios convencionales. Así, Rusia tendría que enfrentar la necesidad de la coexistencia con Europa como una entidad que no depende de Estados Unidos con su poder nuclear.

China

El tema de las relaciones con China también se hizo presente cuando se le recordó que se cumplieron recientemente cincuenta años de la visita secreta que hizo en febrero de 1972.

Para Kissinger, desde la presidencia de Trump, los Estados Unidos han conducido su política hacia China bajo el principio de que, si uno construye alianzas alrededor de China, esto convencerá a China de aceptar las reglas de conducta establecidas por Occidente.

Pero la historia de China a través de miles de años es la de un país dominante en la región y eso ha creado un estilo de política exterior que busca incidir a través de la escala de sus logros, la majestad de su conducta y -si fuera necesario- su fuerza militar. Por ello, una política a largo plazo con China necesita dos elementos: fuerza suficiente de manera que el poderío chino sea igualado donde aparezca de forma dominante. Y al mismo tiempo, el concepto por el que China se sienta tratada como igual y participando del sistema.

Sobre la política del presidente Biden, su impresión es que está intentando iniciar un diálogo, pero que siempre empiezan con declaraciones sobre las injusticias chinas. El énfasis sobre el tema Taiwán produce confrontación. En su opinión no puede saberse qué podría surgir de las discusiones actuales, pero su creencia es que el proceso está bloqueado.

Opciones nucleares y tecnológicas

 Acerca de las negociaciones con Irán sobre el tema nuclear, Kissinger expresó que tenía muchas dudas con respecto al tratado original, ya que las promesas de Irán aparecían como muy difíciles de verificar y que las conversaciones generaban un esquema por el cual la escalada nuclear podía ser retardada un poco, pero la hacía más inevitable. Por ello, países como Israel, Egipto y Arabia Saudita podrían sentirse atraídos por reacciones que harían la situación mucho más explosiva.

Para Kissinger no hay otra alternativa que la eliminación de una fuerza nuclear iraní. No puede haber paz en el Medio Oriente con armas nucleares en Irán porque existe el peligro de un ataque preventivo de Israel que no quiere esperar los resultados de una política de disuasión.

Se explayó también sobre la guerra en el ciberespacio que considera un desarrollo tecnológico capaz de generar situaciones que implican, por primera vez en la historia, la posibilidad de confrontaciones capaces de destruir la civilización tal como la entendemos.

La complejidad del tema se intensifica por la falta de experiencia en el uso de esas armas y la combinación de su destructividad con la autonomía que tienen para elegir sus propios blancos.

Es necesario, según Kissinger, poner un límite a su alcance, pero en los países con alto desarrollo tecnológico no se está discutiendo esa cuestión que sería una de las principales tareas para la política exterior. La única pregunta sería si eso se va a concretar después o antes del desastre.

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