La adquisición de parte de
Netflix de los derechos de la serie británica
Black Mirror significa que la serie ha recibido un mayor presupuesto, y que ahora tiene un ritmo de producción mayor. Antes cada temporada tenía tres episodios y se estrenaba cada dos años, ahora tiene seis, con un ritmo de estreno anual.
Este viernes 29 de diciembre se estrenó la cuarta temporada, de la que ya se habían presentado los avances. Seis historias que plantean la habitual combinación de terror, thriller y parodia sobre el mundo actual y su dependencia de la tecnología.
La actriz Jodie Foster dirige Arkangel, la primera de las historias, sobre una madre que, preocupada por la seguridad de su hija pequeña, se inscribe en un proyecto piloto para poder controlarla continuamente.
Otra de las historias es U.S.S. Callister, que parodia a series televisivas ambientadas en el espacio como Star Trek y a películas como Star Wars. Lo que parece una saga de aventuras espaciales tendrá uno de los giros sombríos a los que la serie creada por Charlie Booker ya ha acostumbrado a su público.
El tercer relato, Crocodile, gira en torno a los recuerdos y una tecnología capaz de rescatarlos desde el cerebro humano, que se vinculará con la historia de la testigo de un accidente automobilístico.
Con un titulo tomado de una canción de la banda The Smiths, Hang the DJ se ambienta en un mundo donde las relaciones románticas son guiadas y supervisadas por un sistema que determina la compatibilidad y el tiempo que deben pasar juntas las personas, lo que promete risas pero una sensación amarga una vez llegado el final.
En el caso de Metalhead, se trata de un episodio ambientado en un mundo post-apocalíptico, en el que una mujer debe enfrentarse a un "perro" que va eliminando a sus compañeros.
El relato final de esta cuarta temporada es Black Museum, que se desarrolla en un museo de objetos usados por criminales, y que guarda una "atracción principal" capaz de aterrorizar a sus visitantes.