Cuatro remates al arco en 87 minutos fueron los que realizó Peñarol en otra penosa presentación en este Torneo Clausura que no se termina más para los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes.
“Estamos deseando que esto se termine”, confió un dirigente del club a Referí, antes incluso de que ocurrieran los lamentables incidentes que derivaron en la suspensión del partido que perdían 2-1 ante Boston River, luego de la decisión del árbitro Leodán González.
Peñarol parece haber implosionado. Un desastre en la cancha, y también fuera de ella, ya que esta es la tercera vez que parte de su hinchada incurre en incidentes.
Esto llevó además a que los jugadores debieran salir escoltados por la Guardia Republicana hacia el ómnibus que los transportó hacia Los Aromos para que pudieran bañarse.
En el primer tiempo de lo que fue una noche muy negra, Peñarol pateó solamente una vez al arco y fue a través de un tiro libre de Brian Lozano a los 39 minutos, que contuvo muy bien el arquero Santiago Silva.
Es algo reiterativo en este equipo en la segunda mitad del año. Le cuesta una enormidad llegar con pelota dominada al arco contrario. No importa qué rival esté enfrente.
Este Boston River, que pelea palmo a palmo con Peñarol por ingresar a la fase previa de la Copa Libertadores de América, había perdido tres de los últimos cuatro partidos en este Clausura.
Leonardo Ramos heredó un plantel que no eligió y hace lo que puede con lo que tiene.
El plantel se fue insultado por toda la hinchada de Peñarol cuando terminó el primer tiempo con el 1-0 a favor del rival. Una foto repetida: cabezas gachas de los futbolistas.
Para el inicio del segundo tiempo, el técnico sacó a tres jugadores a quienes les ha dado muchísimas oportunidades, pero que no las aprovecharon. Afuera Brian Lozano, Kevin Méndez y Hernán Rivero, quien desde que llegó, jugó 14 partidos -tres de ellos, por Copa AUF Uruguay-, y no anotó ni un solo gol.
Entre Nicolás Rossi, Ignacio Laquintana y Ruben Bentancourt, los ingresados, le dieron otra fisonomía al juego de ataque, sobre todo, debido a que enseguida que comenzó el complemento, el primero de ellos estampó la igualdad.
Pero está claro que Peñarol no evoluciona en su juego, hay veces que no tiene idea de a qué juega.
A algunos jugadores les pesa la camiseta y se está notando en jugadores con renombre y otros que no están para jugar en este club. Incluso hay algún dirigente que se anima a decirlo públicamente como lo hizo Fernando Errico este mismo miércoles en el programa Último al Arco, de Sport 890: "No cualquiera se puede poner la camiseta de Peñarol. Para algunos es una camiseta normal de tela, para otros es una camiseta de piedra".
Después están los errores propios de algunas individualidades que cuestan carísimo. Como la jugada del penal a los 75 minutos que le cometió Juan Manuel Ramos a Maximiliano Villa.
El lateral cometió un error técnico y también se equivocó en la lectura de juego. Bastante insólito fue lo que ocurrió.
Integrantes de la hinchada tiraron en dos ocasiones distintas, proyectiles al campo de juego.
En la segunda, el árbitro Leodán González determinó la suspensión del compromiso, luego de haber hablado durante 7 minutos con los encargados de la seguridad, mientras se esperaba por patear el penal de Boston River que establecería luego el 2-1.
También se rompió parte del tejido de la cabecera en la que estaban hinchas carboneros.
El panorama es oscuro por todos lados para Peñarol. No se ve casi nada en la cancha y afuera está pasando de todo. No es de ahora solo. Sucedió anteriormente en el clásico Gran Parque Central y contra Plaza Colonia al inicio del segundo tiempo cuando Kevin Dawson debió pedirles a algunos seguidores que se bajaran del alambrado porque de lo contario, el encuentro se podía haber suspendido.
Una vez más, los jugadores, cuerpo técnico e hinchas se fueron con la insatisfacción de la derrota, a lo que se suma la enorme preocupación por lo sucedido con los incidentes de parte de sus seguidores.
Peñarol se fue en un clima muy tenso y con detonaciones de la Guardia Republicana para dispersar a los hinchas. Parafraseando la frase que dijo un dirigente del club a Referí antes incluso de lo que ocurrió en la noche del miércoles en cancha de Wanderers, parece que este 2022 no termina más.
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