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Pepe García, un productor rural de 97 años que sigue en pie de guerra

De ingeniero civil a productor rural, José García Rosas es el reflejo de la eterna juventud
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16 de septiembre de 2018 a las 05:03

Una persona que pasa los primeros años de su vida en el campo, siempre vuelve al campo. Esa fue la primera frase que José García Rosas,  dijo a El Observador
 Nació el 28 de abril de 1921 y hoy tiene 97 años que los lleva con una agilidad física y mental que es de envidiar. 

De padres inmigrantes –su padre español y su madre italiana– pasó los primeros años de su vida en un predio de 200 hectáreas en Solís Grande (Lavalleja) que compró su padre en el año 1919. En este lugar, García Rosas conoció el amor por el campo; pasión que lo ha acompañado durante toda su vida. 

Según recuerda, concurrió seis meses a una escuela rural de la zona, pero a los siete años se fue, junto a su madre, a estudiar a un colegio en Montevideo.

El 5 de setiembre de 1948, a los 26 años –y en seis años y medio de carrera– se recibió de ingeniero civil, cuando ya llevaba dos años de casado. 

Vivió de su carrera durante gran parte de su vida, pero nunca dejó de ir al campo. 

En determinado momento García, por problemas de salud, decidió cambiar el rumbo de su vida y dedicarse por completo a la actividad rural.

“El médico me dijo: ‘si usted quiere vivir mucho tiempo tiene que dejar esa vida tan estresante que lleva’. Entonces me separé de mi socio y me fui para Solís. Me dediqué al campo y se me fueron todos los dolores, que ni ahora con 97 años tengo”, relató.

Poco a poco, se fue vinculando con las asociaciones agropecuarias de la zona y comenzó a asistir a sus reuniones. 

En estos tiempos conoció a Cacho García Pintos y se empezaron a informar sobre los grupos Crea en Francia. 

“A mí me encantó la idea. Fui a Francia a verlos. Viajé por tres meses conociendo los distintos grupos. Y cuando volvimos fundamos el primero, el Crea Minas que duró unos 20 años”, contó.

Cuando ya habían unos cuatro grupos funcionando, fundaron lo que hoy es Fucrea. 

“Ser Crea es crear y creer en el campo. Porque el país nació agropecuario y va ser agropecuario toda su vida, porque la gente va tener que comer toda su vida”, enfatizó.

Hoy en día continúa asistiendo a algunas reuniones, como a las elecciones de los presidentes o a alguna conferencia que le parezca interesante.  

“Si uno no cree en el futuro, a la vida le falta sal”. Hay que tener adentro el deseo de superación, de compartir con otro y unirse para progresar. Ser crea es una forma de vida”, dijo.

Aseguró que la clave para mantener su estado físico y mental es la continua actividad. Se levanta todos los días a hora 5.30, pese a que vive en pleno barrio de Pocitos, en Montevideo, y va una hora al gimnasio –ubicado en un edificio que muchos años atrás, que él mismo dirigió su construcción– y hace musculación.

El campo lo ayuda a estar permanentemente activo, pese a que hoy solamente colabora con sus hijos compartiendoles sus conocimientos y habilidades adquiridas.   

“El campo me enseñó a usar bien mi tiempo, a no perder el tiempo en bobadas. Paso mi vida totalmente ocupado y no tengo ni un minuto sin hacer nada”, explicó.

Cuando va a Solís sale a caminar o a recorrer los potreros en la camioneta. “Si voy sin mi señora almuerzo con el casero o con el capataz. Ahí me entero de lo que ha pasado. Los peones saben mucho más de campo que nosotros. Me encanta hablar con ellos porque me sigo nutriendo de la parte práctica”, comentó.

Su agenda está repleta de actividades, pero el campo siempre es la prioridad. Todavía maneja y siempre que puede se escapa de la capital para ir a Solís. 

Pepe tiene siete hijos y una planilla excel con los nombres de cada uno de ellos, el de sus esposas, el de sus madres, sus nietos y sus bisnietos. En las columnas también están los teléfonos y las fechas de los cumpleaños para no olvidar ninguna. En total, son 22 nietos y 20 bisnietos que los ordena bajo los mismos parámetros.

Un familión del que está muy orgulloso.

Se casó cuatro veces y la última vez que lo hizo fue hace tres años.  

“Siempre estuve físicamente bien. Solamente tuve una operación menor. Tengo un poco de alta presión y me tengo que cuidar. Lo único que tengo, es que soy hiperactivo”, consideró.

Ahora Pepe se dedica a disfrutar; “voy a un campo unos días, después voy al otro, me voy a Montevideo otro par de días. Leo todo lo que puedo, todo menos fútbol y tampoco lo miro. Solamente los partidos de Uruguay”, finalizó. 

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