Desde Coendú se señaló la alta relevancia que tiene que la población colabore para que disminuya el tráfico de especies silvestres en Uruguay, evitando “mascotizar” a esos animales, destacó a El Observador Mauricio Álvarez, integrante de esa asociación civil, de la cual fue socio fundador.
Según informó, el tráfico de especies silvestres es algo mucho más común en Uruguay de lo que se piensa. “Es más, muchas personas son parte del tráfico sin quizás ser conscientes de ello. La compra y tenencia de animales silvestres como mascotas, sean nativos o exóticos es algo que sigue sucediendo”, indicó.
Las especies nativas más traficadas son las aves cantoras y los reptiles. En las exóticas, los loros habladores, de frente azul o amazónicos y las tortugas de tierra. Los monos no tanto, en un año fueron ocho ejemplares, pero se pagan más, de US$ 500 a US$ 700, mientras que un loro se vende a US$ 100 o US$ 200, informó.
Recientemente, Coendú se expresó cuando hubo un muy comentado caso de incautación de animales exóticos. Eran más de 270, alrededor de la mitad murió con el paso de los días y los que sobrevivieron fueron destinados al BioParque de la Intendencia de Durazno.
“Una vez cada tanto, ante un decomiso importante, sale en prensa y muchas personas quedan sorprendidas del hecho, pero lo cierto es que el tráfico sucede día a día en nuestro país”, dijo.
Añadió que “en las redes sociales, ferias barriales y hasta veterinarias se ofrecen especies prohibidas por ley, ante la vista de los funcionarios de todos los ministerios con autoridad para actuar”.
Álvarez reconoció que “hay mayor conciencia ambiental mundial, así como mayor empatía en general de parte de la sociedad hacia los animales”, pero “igual se los sigue comprando para tenerlos encerrados como mascotas, fuera de su ambiente natural, fuera del único lugar donde pueden desarrollarse dentro de su propia especie”.
El integrante de Coendú remarcó que el tráfico de animales es muy perjudicial para la conservación, que después de la pérdida de hábitat es la mayor causa de la extinción y riesgo de pérdida de especies y que incluso hay especies donde es el principal factor.
“En nuestro país el motor del tráfico es el mascotismo de especies silvestres como mascotas”, afirmó.
El daño que produce, puntualizó, “podemos dividirlo en cinco niveles”:
“Nacido libre o en cautiverio, privar de la libertad a un animal y afirmar que lo queremos es una enorme contradicción que vemos día a día, es hedonismo y absoluta falta de empatía hacia esos seres”, enfatizó Álvarez.
Por eso, añadió, “desde Coendu atacamos fuertemente varios de los eslabones del tráfico, denunciando cazadores, vendedores, acopiadores, así como también compradores y tenedores”.
Con los tenedores, concluyó, se realizan campañas de concientización sobre lo que implica la tenencia de animales silvestres como mascotas.
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