El Camino de Santiago francés, entre Navarra y Galicia, discurre entre una constelación de pueblos y aldeas que parecen de juguete, con sus ineludibles campanarios y nidos de cigüeñas, en los que a la hora de la siesta no se ve un alma. También hay algunas ciudades medianas, casi siempre hermosas y distendidas: Pamplona, Logroño, Burgos, León, Astorga, Ponferrada, Lugo.
En todas partes hay una gran cantidad de servicios para los peregrinos: albergues, pensiones, restaurantes, bares, tiendas. Los comercios suelen ser atendidos por hombres y mujeres rústicos, brutalmente serviciales, al modo español; o bien por dependientes de Europa del Este o latinoamericanas robustas.
Muchos españoles pasan largas horas en el bar, el café y la mesa familiar. Los comercios cierran entre el mediodía y las cinco de la tarde, un horario absurdo para la modernidad, y para los extranjeros. Al verlos, parece que hay un abismo insalvable entre su notorio bienestar material y sus esfuerzos. Hay más empeño en Cataluña, el País Vasco o Navarra, pero hasta por ahí nomás.
La economía de España le debe mucho a la complementación industrial con la Unión Europea, y al turismo. España es probablemente la primera potencia turística del mundo, con 47 millones de pobladores y 82 millones de visitantes. Y el Camino de Santiago, con sus 300.000 peregrinos al año, es parte de ello.
España es también una potencia agrícola, a pesar de la sequedad de buena parte del territorio: se cultivan frutas y hortalizas bajo plástico en el sur, sobre el Mediterráneo; trigo, cebada, girasol, remolacha y forrajes en el norte; vides y olivo aquí y allá.
La belleza rústica de los campos de Castilla y León, por los que serpentea el Camino de Santiago francés, es difícil de igualar. Los campesinos se muestran retraídos aunque siempre serviciales.
A principios de otoño los interminables campos de Castilla y León, que parecen un mar, se siembran con trigo y cebada. Se ven por todas partes los grandes fardos rectangulares de forraje para el ganado. El girasol está a punta para la cosecha, en tanto el maíz se concentra más en la zona de Palencia y León.
El Canal de Castilla, una obra gigantesca de más de 200 kilómetros de extensión cavada entre los siglos XVIII y XIX, provee agua para los cultivos de las Provincias de Palencia, Burgos y Valladolid. El riego artificial sostiene las grandes huertas y los cultivos de remolacha.
En Palencia el territorio es llano y completamente agrícola. Las aldeas huelen menos a criadero de cerdos y más a lechería.
El camino en Palencia, sin mayores pendientes, de piedra y polvo blancos, es una bendición para los peregrinos, que salen antes que el sol.
En lo alto de una colina agreste un gringo grandote, cargado como una mula, me ofreció todo su equipo a cambio de mi bicicleta. Se llama Mike, tiene 68 años, y es de Seattle, en el extremo noroeste de Estados Unidos.
—Where are you from? —me preguntó tras conversar unos minutos.
—Montevideo, Uruguay.
Mike abrió muy grande sus ojos:
—¡Oh, no! ¡Oh, no! ¡Uruguay!
Resulta que su hija está casada con un uruguayo y viven en San Diego, California. Encontrar otro uruguayo, en la cima de una colina pedregosa del traste del mundo, le provoca extrañeza.
Hablamos sobre las ventajas y desventajas de caminar o ir en bicicleta por el Camino de Santiago.
Sólo el 7,3% de los peregrinos hicieron el Camino de Santiago en bicicleta el año pasado.
Los caminantes creen que el verdadero Camino se hace a pie. Hacerlo en bicicleta puede ser duro; ir a pie es indescriptiblemente duro.
Próxima nota: Todo lo que proporcionan una bicicleta y un teléfono móvil
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