¿Por qué les cortarán las uñas y sacarán fotos a los dientes de algunos escolares?

Por eso la Facultad de Odontología de la Universidad de la República (Udelar), en un proyecto binacional que se replica en México, estudia desde este martes las uñas de los escolares uruguayos. ¿El Objetivo? Cuantificar la presencia de un mineral que está en el agua, en la sal y la pasta de dientes —por citar tres ejemplos— y que, en exceso, altera el esmalte que protege los dientes y acaba siendo tóxico para el desarrollo de los huesos.

“La uña es un marcador biológico que puede abordarse sin invasión —no duele—, tiene un crecimiento constante que permite ver la evolución —la cronicidad—, y es relativamente sencillo conocer a partir de ella la cantidad de flúor”, explica Ronell Bologna, catedrático de Patología Molecular y uno de los líderes de la investigación.

Bologna junto a sus colegas de la Udelar y de México diseñaron esta investigación hace casi tres años. Pero la confirmación del financiamiento y las autorizaciones de Primaria para ingresar a las escuelas hicieron que, recién ahora, empiece la toma de muestras. ¿Dónde? A escala país, pero con prioridad en Salto, Colonia, Lavalleja, Cerro Largo, Soriano y Canelones, que son los departamentos en que se ha reportado más concentración de flúor en el agua.

Los investigadores llevan a cada escuela un kit con cortaúñas, pero solo toman muestras de aquellos niños que fueron autorizados —firma mediante— por sus padres o adultos responsables. De hecho, dejan pasar 15 días de crecimiento de las uñas para poder observar la cronicidad.

El flúor, en su justa medida, es un protector y previene las caries. Por eso la pasta de dientes —en especial la de niños— suele contener este químico. El problema, dice Bologna, es que “si a ese flúor se le agrega la ingesta de agua con exceso de flúor, y encima sal fluorada acaba dándose un exceso que causa el efecto contrario al deseado”.

Los dientes poco a poco quedan desprotegidos, empiezan a aparecer manchas que van desde el blanco al oscuro, y otros sistemas del cuerpo humano inician un desajuste.

Por eso la relevancia de medir la concentración de este mineral en los niños que están en plena etapa de desarrollo y que ya han sustituido todos sus dientes de leche por definitivos: escolares de cuarto, quinto y sexto grado.

El equipo de investigación ya tomó muestras del agua de consumo, para poder comparar cuál es la exposición ambiental de los escolares a ese mineral. “Después de este proyecto, que finaliza en setiembre del año próximo, inicia la construcción de un observatorio uruguayo de flúor que permitirá ir monitoreando las subas y bajas a las que está expuesta la población local”, dice el catedrático.

Dado que el trabajo en las escuelas será hecha por odontólogos, el equipo aprovechará y de beneficio a los niños voluntarios les harán un control de caries, de encías y oclusión.

Así lo muestra el video explicativo: