Perrier

Por qué Sartori ya ganó

Edición especial de la newsletter semanal, enfocada en el precandidato blanco

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31 de mayo de 2019 a las 12:50

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Si te interesa la política y hablás de eso con amigos, familiares o conocidos, seguramente a vos te pase lo mismo que a mí: es imposible que no salga Juan Sartori en una conversación sobre la campaña. Y más significativo aún: si no te interesa la política, quizá también aparezca Sartori. Por eso la newsletter de hoy, exclusiva para los suscriptores Member, tiene un formato diferente: está centrada casi exclusivamente en el candidato nacionalista que, tenga el resultado que tenga, ya cambió estas elecciones. ¿Cómo lo hizo? ¿Por qué? ¿Qué problemas enfrentan sus competidores internos y externos? ¿Cómo aborda o debería abordar el fenómeno Sartori el periodismo? Todos esas interrogantes, y algunos intentos de respuesta, podés encontrarlos aquí.

 

Una estrategia pensada al detalle y sin salidas de libreto

Pancho Perrier

¿Cómo se explica su crecimiento exponencial en las encuestas? ¿Cómo entender que Sartori conecte tanto con electorados que, según dicen las consultoras, en general no están interesados en la política?

Hay algunas explicaciones que van más allá del análisis liviano de que “es todo plata”. Sí, el dinero que mueve es clave (su jefe de campaña declaró que para la interna gastarán US$ 2 millones aunque parece mucho más). Pero el asunto es cómo usar el dinero. Aquí hay una estrategia bien clara y pensada al detalle, con una medición de la opinión pública y un análisis profesional de los intereses de diferentes segmentos de la ciudadanía que considera importante o factible conseguir, con un libreto muy establecido para responder a esos ciudadanos y un apego muy concreto a ese guion. Además, con el desarrollo de una estructura casi vacía en dirigentes pero sólida en presencia en territorio. Sobre todas las cosas, Sartori es un candidato que demostró tener madera.

Comparto contigo algunos ejemplos de temas que el equipo de Sartori midió en la opinión pública y el discurso que luego aplicó el precandidato sobre esos asuntos.

●      El empleo. La promesa de los 100.000 puestos de trabajo puede resultar demagógica o imposible de cumplir y así lo han dicho varios candidatos e incluso el presidente Tabaré Vázquez. Pero en definitiva Sartori dio en el clavo con esa propuesta a la que se prendió mucha gente.
¿Fue intuición? No, fue escucha, medición y segmentación. La campaña del multimillonario no empezó en diciembre, cuando aterrizó en Carrasco. Tenía mucho más tiempo de vuelo. Su comandó analizó las preocupaciones de la población, estudió distintos tipos de electorados y diseñó un candidato a medida de determinado público al que –según un posterior análisis político– se entendió que debía apuntar.
Y el empleo no solo es una de las principales preocupaciones de la población en general, sino que además crece como problema en algunos segmentos (jóvenes, clase baja). Allí, Sartori llegó de manera muy fuerte.

●      Jubilados y medicamentos. Sartori presentó su propuesta Medicfarma, que en el discurso del candidato implica que los jubilados tengan “acceso sin costo al medicamento que necesitan”, pero que en la letra chica del programa dice que “busca abatir el costo de los mismos, en base a escalas decrecientes, según el monto de ingresos” del jubilado.
Nadie mira la letra chica. Todos los jubilados escucharon en la televisión al joven candidato prometerles otra cosa. También allí, Sartori identificó la preocupación muy fuerte de un segmento muy importante en votos y llega con una propuesta que es música para los oídos de los jubilados.

●      “Nueva forma de hacer política”. Esta estrategia antisistema pero desde dentro del sistema (a diferencia de Manini Ríos o Novick, no creó un partido nuevo sino que se sumó al Partido Nacional) tampoco es casual. Sartori analizó por un lado el peso histórico de los partidos políticos en Uruguay y cómo por fuera de ellos la candidatura difícilmente tuviera éxito. Pero también su equipo de estrategia vio un fuerte crecimiento en la antipatía hacia los políticos tradicionales. Y su discurso hace mella allí.
Es más, ante cada información que se conoce y que lo cuestiona en algún punto, su respuesta es muy similar a estas:

“Cuanto más me atacan, siento que más convencido estoy de mi camino. Cuanta más aprobación de la gente tengo, o sea, cuanto más se valida y legitima que esta nueva manera de hacer política es apoyada por la gente, más rechazo tengo del statu quo”.

“Desde que llegué, todos los días inventan una historia más increíble que la otra porque no logran poner en sus esquemas políticos que el mundo cambió, que la gente quiere propuestas diferentes, resultados diferentes. Entonces tampoco me sorprende que, cuanto más crezco en las encuestas, más operativos, más emboscadas y más guerra sucia hay”. 

Lo mismo hizo cuando fue al programa de televisión En la mira y no supo responder muchas cosas:

“No importa (…) mirá, vamos a hacer la política… Lo más importante es acercar los políticos a la gente, que no hablen de números, de estudios, de ideas, de discursos…”.

Con esos conceptos –pese a que tiene un discurso muy vacío– sale prácticamente inmune en el electorado que le interesa y pasa al ataque de una forma muy sutil: los medios “tradicionales” que informan cosas que no le gustan son parte del statu quo. Así se blinda y daña al periodismo, al igual que hizo Trump. (Más abajo voy a abundar sobre esto).

Dos hitos y un problema sin resolver

La mayor virtud del candidato hasta ahora ha sido la de cumplir a rajatabla con el guion que se trazó. 

Hitos

A veces para un político sin experiencia como Sartori es difícil salir bien de un contrapunto con líderes con más historia o peso. Aquí, dos ejemplos de cómo salió muy bien en choques con el favorito de su partido y con el presidente Vázquez.

1.    Luis Lacalle Pou cometió un error en Nuevo Siglo al salir de la nada a decir que ni Sartori ni Verónica Alonso podrían ser candidatos a la vicepresidencia. La reacción de Sartori fue rápida y sutil, con una sonrisa primero y una risa burlona luego. Pero a la vez su respuesta se clavó como un puñal en la espalda del favorito.
“A mí no me gusta andar repartiendo cargos antes de haber ganado una elección. Pero a mí si me preguntan, un vicepresidente debería tener muchísima experiencia en lo legislativo, conocer cada rincón del Palacio Legislativo, tener un apellido ilustre dentro del partido. Quizás Luis Lacalle Pou sería un excelente vicepresidente”. (Mirá acá el video de cómo lo dijo, que es tan importante como el qué).

2.    A destiempo, casi un mes después de que Sartori presentara su promesa de 100 mil empleos en cinco años y después de que buena parte del sistema político la cuestionara, el que lo criticó fue el presidente Tabaré Vázquez.
“Capaz que se puede proponer todas las calles en bajada, o que de las canillas salga leche. Proponer se puede proponer”, dijo el mandatario.
Sartori sabía que esa frase le podía hacer daño. No solo porque Vázquez es el presidente, sino también una de las figuras políticas de más popularidad. Por eso no esperó ni un día para responder y fue tan contundente como con Lacalle Pou:
“Lo que no queda bien es haber prometido una baja del 30% de las rapiñas y que hayan subido 50%. Haber prometido que no subirían los impuestos y subieron como nunca”.

Sartori también sabe que es importante elegir y no sale a responder a todos y de igual manera. A Ernesto Talvi lo ignoró y a Jorge Larrañaga evitó responderle el teléfono, aunque luego usó la insólita excusa de que se le rompió la pantalla.

Problemas sin resolver
Prensa Sartori

Pero no todo es perfecto en su campaña. Hay dos temas que no han podido resolver: la generación de confianza entre los blancos y, relacionado con ello, la ausencia de figuras e interlocutores que puedan negociar y a la vez defender al candidato.

“Tenemos las listas vacías”, dicen con orgullo en el equipo de Sartori. Pero esto es un gran problema en realidad. Desde que aterrizó, el multimillonario intentó acercar a su agrupación a dirigentes de otros sectores del PN. Pasados seis meses los resultados son escasos.

Salvo Alem García, que está desde el minuto cero –es el número dos en su lista y no es una figura de peso–, y Verónica Alonso –que desde que se unió a su candidatura casi desapareció de escena–, no tiene nombres de primera línea. ¿Dónde está el problema? Hay varias dudas que se plantean los nacionalistas que explican esta situación:

●      ¿A qué viene Sartori?

●      ¿Sigue después de junio?

●      ¿Tengo seguridad de lo que promete?

●      ¿Se puede confiar en él?

La primera pregunta está planeada desde que se conoció la noticia de que iba a presentar su candidatura. Entre los blancos nadie tiene la respuesta.

Atado a ello, muchos sospechan que si pierde las internas se toma un avión y se va del país y en todo caso volverá cada tanto para afianzar su imagen para dentro de cinco años. Algunos de sus dichos alimentaron ese pensamiento. “(Yo) no sería un buen parlamentario. Hay que saber de leyes y tener mucha paciencia. Lo mío es lo ejecutivo. Hay mucha gente más capacitada que yo para ser buen senador. Yo estuve en el Parlamento hace poco, unas horas, y no es para cualquiera”, dijo en febrero en Océano FM.

Entonces el razonamiento que puede hacer un dirigente que está, tal vez, disconforme con la posición que le ofreció Lacalle Pou o Larrañaga y se vea tentado por Sartori sea: “¿Voy a arriesgar este mal lugar por una aventura sin certeza?”. Así es que pudo captar muy pocos dirigentes con cierto renombre.

En las últimas semanas Sartori parece haber detectado el error que cometió y empezó a enviar señales en sentido contrario. En una radio de Florida dijo: “Esta corriente que estoy generando dentro del Partido Nacional es de muy largo plazo. Vengo para quedarme y este movimiento también (...) Yo espero varios, varios años más. Como soy bastante joven puedo pensar a 40 o 50 años".

Y además se contradijo con lo dicho en febrero. "Si no llegaras a salir electo, ¿para octubre vas a competir por una banca para el Senado o Diputados?”, le preguntó el conductor radial: “Sí. Vengo para quedarme”, respondió.

Con esto Sartori pretende generar confianza entre los dirigentes blancos. Ya es un poco tarde para junio, pero, si es verdad que se queda, para octubre puede tener mucho lugar para repartir en sus listas.

Por otro lado, la falta de interlocutores y de otras voces en la campaña cargan al candidato con mucha responsabilidad y a la vez no le permite mostrar equipos. Cada vez que sus técnicos salieron, fue un problema.

Posibles efectos

Este modelo de campaña de Sartori ya generó un sacudón enorme, pero no solo en el Partido Nacional. Incluso impactó en el Frente Amplio, que tenía un escenario armado pensando entre julio y noviembre con los actores tradicionales del PN. Por eso creo que Sartori ya ganó, más allá del resultado electoral del 30 de junio.

Sin embargo, para adelantarse a las próximas movidas, falta contestar las mismas preguntas que se hacen los blancos: ¿qué es lo que quiere Sartori? y ¿qué hará luego de las elecciones internas en caso de perder?
 

Los desafíos que genera si gana la interna

●      A sus rivales dentro del Partido Nacional. Hay quienes entienden, como Enrique Antía o Sergio Botana, que el candidato debe definirlo la convención, siempre y cuando el ganador no lo haga por más de 10 puntos de diferencia o con más del 40%. Ese dato demuestra el rechazo que genera el empresario a muchos de sus compañeros de partido. La gran mayoría, si quieren seguir en política y cubrir sus deudas de campaña, no tendrán otra que tragarse el sapo y abrazarse con Sartori. Pero algunos se sentirán muy incómodos. Eso también es una debilidad para el empresario, que necesitará que todos se suban a su barco.

●      A otros rivales opositores. En esta elección como en ninguna otra hay un trasvase constante de votos entre blancos, colorados y otros partidos opositores, como los de Edgardo Novick (Partido de la Gente) o Guido Manini Ríos (Cabildo Abierto). Sartori como candidato también les disputará electorado a estos dos dirigentes, cuyos apoyos son de más difícil acceso para Lacalle Pou.

●      Al Frente Amplio. Sartori es un rival con mucho menos rechazo que Lacalle Pou, lo que eventualmente puede ser favorable para los blancos en un balotaje. Además, el millonario le disputa al FA, y especialmente a José Mujica, una parte muy importante del electorado: las clases bajas y el interior.

 

¿Qué pasa si pierde?

●      En el Partido Nacional. Esto dependerá de lo que decida Sartori sobre su futuro. Si cumple o no con su promesa de quedarse en Uruguay y hacer campaña hacia octubre. En cualquier caso el empresario ya construyó un espacio de peso (habrá que ver su dimensión cuando se abran las urnas) que puede serle de utilidad a Lacalle Pou. Siempre que Sartori esté presente. Si se va, esos votos también corren riesgo de volar.
A la vez, desconfían mucho de Sartori. Por eso en la cúpula del PN creen que será difícil, pero que no tendrán más remedio que acordar con él. Los técnicos estiman que en el ámbito programático será fácil.

Las trampas y el rol del periodismo

Los periodistas uruguayos estamos en el medio de lo que algunos consideran una trampa. Así como hace casi tres años en Estados Unidos fue Donald Trump (o luego en Brasil, Jair Bolsonaro), aquí es Juan Sartori quien nos tiene a los profesionales con dudas sobre cómo movernos.

¿Cuál es el problema? En todos los casos se trata de líderes populistas, antisistemas y que hacen propuestas demagógicas. En algunos de estos casos incluso mienten deliberadamente por sus objetivos políticos, usan o dejan que gente de sus equipos use mecanismos de campaña sucia o con dinero se exponen solo con los mensajes que quieren y evitan las preguntas incómodas.

En EEUU, varios medios y periodistas serios reflexionaron luego de la elección de 2016 y admitieron que habían caído en el juego del millonario. Al publicar todo el tiempo sus locuras, sus agravios, sus propuestas insólitas y al intentar poner racionalidad a algo irracional, lo único que hicieron fue retroalimentar al monstruo. Esta columna resume en alguna medida ese punto de vista.

Junto con el ascenso de Trump, por ejemplo, se popularizó la expresión fake news. Se usó mucho para separar las noticias de la información falsa que en muchos casos divulgaron simpatizantes del magnate en redes sociales. Pero Trump logró darlo vuelta, llamando fake news a un montón de información verdadera. Con ese discurso antisistema logró buenos resultados para él.

¿Está pasando algo similar acá? Mi percepción es que sí. Con Sartori estamos teniendo los mismos problemas que en EEUU. No me corresponde juzgar la labor de otros colegas, pero sí hay varios medios independientes y profesionales que estamos haciendo la cobertura que creemos que debemos hacer: informar sobre las propuestas de Sartori, sus mecanismos de militancia, sobre su pasado como empresario. Pero sin ninguna intención –ni valoración– más allá de la de poner la lupa sobre un fenómeno que generó este torbellino.

“El programa Santo y seña nos benefició. Las redes explotaron a favor de Juan y, de casi 5.000 comentarios, el 80% fueron a favor, según nuestro monitoreo. Nos generó más apoyo, la sede se llenó de gente que se quiere sumar y recibimos apoyos desde todos los partidos políticos”, declaró la semana pasada la encargada de prensa de Sartori, Noelia Franco.

Pero no hay forma de zafar. Porque el rol de los periodistas no es evaluar los efectos que genera la cobertura informativa. No nos corresponde medir si con exponer su personalidad y su modus operandi crece o decrece en las internas. No tenemos intención de ningún tipo y por tanto eso que algunos consideran una trampa no debería influenciar el trabajo periodístico. ¿Cuál es la alternativa? ¿No informar que Sartori contrató a dos expertos en publicidad electoral negra? ¿No destacar que está destinando miles y miles de dólares a pagar dirigentes que le monten estructura política en los barrios? ¿No recordar que se presentaba como “graduado en Harvard” hasta que se descubrió que no lo era?  ¿No contar qué decía en los road shows para captar inversiones? ¿O no informar cómo manejó la principal empresa agrícola de la historia del Uruguay?

Como periodistas estaríamos muy en falta si, sabiéndolo, no informáramos todo eso de un precandidato que se posiciona como el retador en la interna de un partido con altas chances de disputar el gobierno.

Por eso creo que no hay tal trampa. El periodismo no es a favor ni en contra de nadie. Nosotros debemos hacer nuestro trabajo profesional y punto. Después sos vos, como lector, quien evaluás.

Monitor de encuestas

El monitor de encuestas de El Observador, que actualiza todas las semanas los sondeos, tiene los datos publicados esta semana por Opción sobre las internas de los partidos. Como dato más significativo está el empate técnico entre Ernesto Talvi y Julio María Sanguinetti en la interna colorada.

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