El jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, recibió este martes al primer ministro chino, Li Qiang, en el marco en el que los analistas internacionales observan un encuentro en pleno reajuste diplomático hacia el gigante chino.
Li Qiang, nombrado primer ministro en marzo de este año, escogió Alemania para su primer desplazamiento oficial en el extranjero.
Mientras que el presidente alemán Franck-Walter Steinmeier, que se reunió con Li el lunes, ya señaló tajantemente el marco del encuentro y sus dificultades. “Es cierto que China es un socio para Alemania y para toda Europa, pero también es, cada vez más, un competidor y un rival en la escena política”, dijo el portavoz presidencial.
En las reuniones que se llevarán a cabo este martes con el enviado chino participarán ocho ministros alemanes, entre ellos los de las áreas de Economía, Finanzas y Relaciones Exteriores. En una entrevista con la agencia de noticias AFP, Thorsten Benner, director del Instituto Global de Políticas Públicas (GPPI), dijo que las reuniones son “una prueba para saber si todavía es posible una verdadera colaboración entre Berlín y Pekín”.
Los analistas insisten en que la visita se vive como un punto de inflexión en relación a los años en que Alemania buscaba reforzar las relaciones comerciales con el gigante asiático, sobre todo cuando Angela Merkel estaba al frente de la cancillería.
Berlín busca diversificar y ampliar sus posibles socios, fundamentalmente para reducir los riesgos que surgirían por una excesiva dependencia de China en sectores estratégicos. Y a nivel diplomático, las divergencias entre ambos países son mucho más marcadas, desde las amenazas chinas contra Taiwán y las acusaciones de maltrato a la minoría uigur a la ausencia de condena de Pekín a la invasión rusa de Ucrania, escollos que se mostraron claramente en el documento publicado por Berlín la semana pasada en la que se describe a Pekín como una fuerza hostil.
El gobierno alemán marcó, en su Estrategia de Seguridad Nacional, que China actúa contra los intereses y valores germánicos, aunque reconoce la necesidad de seguir tratando al país como socio y obtener la cooperación de Pekín sobre otros temas clave, como la lucha contra el cambio climático.
En un informe publicado este martes, los servicios de inteligencia alemanes mencionan a China como “la mayor amenaza en materia de espionaje económico y científico, y de inversiones directas extranjeras en Alemania”. Sin embargo, Li aseguró que China estaba dispuesta a trabajar con Alemania para contribuir a “la estabilidad y la prosperidad mundiales”.
China y los Estados Unidos reanudaron el diálogo luego de la visita del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, a Pekín. Pero los desacuerdos siguen vigentes entre los dos países. Por eso, en plena tensión entre ambas potencias, se ve a Alemania como un buen interlocutor para Pekín, mucho más cuando la economía china sigue trastabillando después de la pandemia de Covid.
Gregor Sebastian, economista del instituto Mercator de Estudios sobre China (Merics) en Berlín, opinó que “China podría buscar obtener el apoyo de Berlín para intentar mantener el libre comercio entre China y la UE. Mientras tanto, el semanario alemán Spiegel publicó que “es casi imposible encontrar una buena manera de tratar con China, ya que las tensiones geopolíticas, económicas y sobre los Derechos Humanos pesan demasiado, pero es importante seguir teniendo una relación de confianza con Pekín”.
Y señala que ese precario equilibro es un reto, “no sólo para las negociaciones de este martes, sino también para los años y las décadas que vienen”.