Todos saben, o al menos la gran mayoría de los uruguayos, que Punta del Diablo es un punto importante en el turismo local e internacional, al igual que Punta del Este o las termas. Ingresan muchos dólares, ya sea de las empresas por impuestos como de los turistas por consumos, o sencillamente por los que ahí viven todo el año y pagan buenas cifras de impuestos.
El tema es que puntualmente en Punta del Diablo no se vuelca ni parecido a lo que debería volcarse para darle un mínimo de mantenimiento merecido a quienes viven y aportan, y a los turistas que dejan miles de dólares todo el año.
La Intendencia de Rocha y el Ministerio de Turismo deberían reglamentar y volcar un porcentaje de lo que ingresa por turismo y hacer obras. Por ejemplo, la tablita de los pescadores mínimamente de adoquines, piedra laja, etcétera, y un buen desagüe de los galpones de los pescadores artesanales; el olor nauseabundo por momentos deja de ser folclórico para ser desagradable.
En las playas hay apenas dos bajadas, se deberían agregar baños públicos aunque haya que pagar, porque si no hay que hacer entre los ranchos. Habría que obligar a los boliches a que hagan buenos pozos y cámaras sépticas, ya que en verano están desbordadas o vuelcan sus desechos en las playas y las rocas... Una vergüenza.
Deberían ponerse las pilas y no descuidar un balneario por donde entra mucho dinero al país. Ah, y las calles están en estados lamentables casi todo el verano. Veremos si el nuevo intendente Alejo y el nuevo ministro encaran lo que otros no encararon.
Bernardo Blengio
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