Reapertura de shoppings: entre la ansiedad, las ganas de atender y el paseo que distrae

Un par de horas antes, una larga cola de un par de cientos que llegaba hasta José Ellauri, con una parcial distancia social responsable, y con uso de barbijo unánime, aguardaba por la apertura de las puertas por primera vez en 84 días del Punta Carretas Shopping.

Quince minutos después de la hora 12 ya eran más de 800 las personas dentro del centro comercial, que volvió durante esos primeros minutos a adquirir vida y movimiento. Como contracara, bastaba un breve recorrido por las plazas de comida, semivacías y con apenas una luz tenue.

En el protocolo acordado con el gobierno se impidió en primera instancia que los locales de origen gastronómico puedan vender para consumir en las mesas del lugar. Además de las advertencias correspondientes con cartelería, deberán plegarse al protocolo propio para el sector, pero para habilitar la atención a consumidores en las mesas del local tendrán que esperar al menos dos semanas.Tampoco funcionarán en primera instancia los cines, los casinos ni las áreas de juegos para niños y adolescentes.

El aforo establecido y calculado por los metros cuadrados de cada local es de una persona cada 5 metros cuadrados, con señalamiento de 2 metros de distancia en las cajas.                     

En los shoppings Punta Carretas, Montevideo y Tres Cruces las disposiciones para el ingreso eran las mismas –siempre alcohol en gel antes–, aunque tenían sus variantes tecnológicas.

Mientras en Punta Carretas la temperatura era tomada por un detector de rostros, en los demás un guardia de seguridad apuntaba y disparaba. “36,2, si tenías 37 había que esperar para hacerlo de nuevo”, advierte uno de ellos. 

El gerente general de Punta Carretas Shopping, Ignacio Morales, dijo a El Observador que desde el 18 de marzo, cuando se cerraron las puertas tras el pedido del gobierno por la emergencia sanitaria, se estuvo trabajando en el plan de apertura, que finalmente fue aprobado por el gobierno.

“La gente la verdad que ha reaccionado de muy buena manera aceptando los controles de manera ordenada. Eso nos deja bastante tranquilos porque el propio cuidado de la gente es a lo que hay que apelar, más allá de las medidas que implementemos. Uruguay en ese sentido ha dado un ejemplo a nivel mundial”, expresó Morales, con la aclaración enseguida de que él era chileno, como su acento ya delataba.

Cómo lidiaron con las reglas

El acatamiento del barbijo y del distanciamiento fue visible, casi por la dinámica natural que ofrece la enorme infraestructura de los centros comerciales. La predisposición fue tal que incluso dos adolescentes que recorrían los pasillos instaron al cronista a que se acomodara adecuadamente el tapabocas ante una consulta. 

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Morales, por su parte, dijo que en lo previo había una importante ansiedad debido a la cantidad de gente en seguro de paro y a que los comercios cerrados no podían generar ingresos (no se les cobró arrendamiento durante estos meses), pero afortunadamente un gran porcentaje de los locales estaban funcionando este martes.

Según anunció el gobierno el pasado jueves, el protocolo final llevó un mes de trabajo y 45 versiones diferentes, en lo que es hasta ahora la habilitación con exigencias "más estrictas y detalladas". Se estima que los shoppings representan unos 1.400 locales comerciales y dan trabajo a 9.000 personas de forma directa y a otras 25.000 indirectamente. 

Diego Battiste

Con un importante despliegue de funcionarios en terreno –y sin trabajo prácticamente de oficina–, los centros comerciales indicaron con sobreimpresos en el piso las advertencias correspondientes a la distancia social requerida, mientras que cada tienda estampó en la vidriera la información sobre la capacidad máxima de clientes que se admitiría dentro del local.

En la primera etapa, el horario de atención al público será de lunes a viernes de 12 a 20 horas y los sábados y domingos se ampliará en una hora, desde las 11 hasta las 20 horas. 

A pesar de que la gran mayoría de los comercios acompañaron la reapertura del centro comercial, según varias consultas realizadas por El Observador, varios indicaron que la atención al público va a ir aumentando de forma gradual, al igual que el proceso para retomar a todo el personal, muchos de los cuales permanecen en seguro de paro, en algunos casos parcial.

Morales estimó que en Punta Carretas este martes estaba trabajando el 60% del total de los empleados, de un promedio de entre 2.000 y 2.100 con operativa normal. Explicó que en varios casos dos personas se reparten el horario de una.  

Entre la clientela que abordó nuevamente los centros comerciales después de casi tres meses de no poder hacerlo, muchos se acercaron a comprar ropa, aunque se destacó la presencia de consumidores que iban a comprar con las prendas ya seleccionadas por internet. Otros simplemente para poder cambiar mercadería después de no poder hacerlo tras el cierre del 18 de marzo.

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Los trabajadores declararon que la sensación era de ansiedad por volver a trabajar, de rareza por la cantidad de protocolos a cumplir –a los que llevará unos días acostumbrarse– y también de miedo, por si la reapertura tiene marcha atrás.

Diego Battiste

“La gente quería volver y nosotros también trabajar”, resumió a El Observador el encargado de una tienda en el Montevideo Shopping. Y así parecía ser. 

En la entrada de ese centro, Miriam camina a paso lento con sus 70 y tantos años, su bastón y barbijo a cuestas. Cuenta a El Observador que no va siempre al shopping, pero sí con asiduidad, sobre todo “a pagar cuentas”. “Esperaba con ansiedad que volviera a abrir. No vengo a comprar, más que nada a pagar las cuentas, y el movimiento me distrae”, dice.