Will Smith se puso en el lugar del padre y entrenador de Venus y Serena Williams

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Rey Richard: una biografía grandilocuente y el match point de Will Smith con el que va a ganar el Oscar

La película que retrata la visión y obsesión de Richard Williams por convertir a sus hijas en las mejores tenistas del mundo pica en la cancha de la Academia
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26 de marzo de 2022 a las 05:03

El 29 de mayo de 1978, Richard Williams vio en la televisión como la rumana Virginia Ruzici aplastó a Mima Jaušovec y se quedó con el título de Roland Garros. Pero lo que realmente llamó su atención fue el cheque de cinco cifras que recibió la tenista. En ese momento decidió que tendría dos hijas más y que serían las mejores del mundo.

“Fui a ver a mi esposa y le dije que tendríamos dos hijas y que nos volveríamos ricos. Van a ser tenistas”, recordó Williams en su libro autobiográfico Black and White: The Way I See It. Y Oracene Price puso su cuerpo al servicio del sueño durante 18 meses. En 1980 nació Venus y en 1981 llegó Serena. Para cuando llegaron al mundo, su padre ya había escrito 78 páginas en las que proyectó cada paso de su futuro. 

“Si no tienes un plan estás planificando el fracaso”, es una de los lemas más repetidos por Williams en Rey Richard: una familia ganadora. Y esta es la historia del plan que cambió su vida.

La película dirigida por Reinaldo Marcus Green y escrita por Zach Baylin pone la mirada sobre el padre de las tenistas como patriarca y hacedor del improbable éxito deportivo de las hermanas Williams: “Es como pedirle a alguien que crea que tienes a los dos próximos Mozart en tu casa”, argumenta un representante cuando le dice que "nadie se arriesgará" con ellas. Un minuto de silencio por el arrepentimiento de ese hombre.

El segundo paso en el plan era mudar a la familia Williams-Price a Compton. Allí los encuentra la película, en una casa de dos habitaciones para siete personas en la que las tenistas compartían la misma cama: Richard Williams (Will Smith), su esposa Oracene Price (Aunjanue Ellis) y las tres hijas de su primer matrimonio Tunde (Mikayla Lashae Bartholomew), Lyndrea (Layla Crawford) e Isha (Daniele Lawson); Venus (Saniyya Sidney) y Serena (Demi Singleton). Su plan es una apuesta familiar que se mueve de la casa a la cancha del barrio en una furgoneta roja y blanca.

“No son dos niñas, son cinco”, dijo Green a Los Ángeles Times. “Y saber que las hermanas mayores estaban allí recogiendo pelotas y dedicando sus vidas a estar ahí para sus hermanos menores es una historia increíble para mí”, señaló el guionista que describió la historia como el "Little Miss Sunshine afroamericano" con una dosis "monumental" de amor familiar.

El método Williams

La raqueta golpea con fuerza la pelota. Una, dos, tres veces. La lluvia no para y todo se hace más pesado. Sigue golpeando. Veinte, treinta, cuarenta veces. Las Williams aguantan el chaparrón.

El método Williams era estricto. Esa noche regresan a la casa para encontrar un par de funcionarios públicos que responden a la denuncia de una vecina que está en desacuerdo con el firme método de crianza de la familia. Y el padre coincide: son duros con sus cinco hijas para, según dice, alejarlas de los peligros del barrio. “No van a tocar la puerta para decir que están muertas por andar en las calles”, les dice Williams en la ficción. La realidad le presentó algunos pases dramáticos en ese sentido, pero exceden la línea temporal del filme.

La película es atravesada por la discriminación, la violencia, la brutalidad policial y la pobreza. Pero no es el centro de la tensión dramática, es la base. "Lo que se muestra en la pantalla que resultó tan atractivo fue el hecho de que se ve a un hombre afroestadounidense como a alguien que lucha por las bases fundacionales de su familia. Esto muchas veces se recibe con resistencia", dijo Isha Price, una de las hermanas de Venus y Serena que se convirtió en productora de la película en una columna en The Hollywood Reporter.

Williams se convierte, contra toda crítica, en una fuerza estoica que a fin de cuentas sale siempre en defensa de sus hijas, de sus infancias y de su plan. “Ser mal entendido nunca me molestó, crecí toda mi vida de esa manera. No se trataba de pensar que podían tener éxito, era saber que lo tendrían”, dijo Williams a la revista Vault.

Rey Richard se trata de una hazaña deportiva, sí. Pero esta también es una historia sobre el matrimonio. Sobre una maternidad leonina. Sobre la violencia en uno de los barrios más peligrosos de Los Ángeles. Sobre la revancha de un hombre que fue golpeado tanto por el odio supremacista como por los jóvenes que ahora se sientan sobre las conquistas de su generación. Sobre estrategias poco convencionales. Sobre dos niñas que cambiaron la historia del deporte y el lazo fraternal que las sostuvo. Esta es, sobre todo, la historia una la familia con un plan.

A la extravagancia de Richard la contrasta la "tranquila pasión" de Oracene. Una mujer que se encargó de criar a sus cinco hijas mientras fue entrenadora, enfermera, maestra y cuidadora, trabajó doble turno e hizo doble crianza. Aunque no la vieran. Oracene Price es el contrapunto, la crítica, el carácter.

La tensión de la pareja se acumula hasta que explota en la cocina de la nueva casa en Miami, a la que se mudan gracias al contrato que firman con el legendario entrenador Rick Macci bajo sus propios términos. Y la relación se desborda. En pocos minutos ella expone algunos aspectos menos mencionados de la vida del “Rey”: los hijos abandonados que llegaron a golpear la puerta, los fracasos laborales, la incapacidad de escuchar a alguien más que a sí mismo y la razón por la que sigue desesperadamente para sus hijas el éxito que él no alcanzó. Pero, sobre todo, lo obliga a mirarla.

El match point del Oscar

Will Smith se vio atraído hacia el magnetismo de Williams hace 28 años. Fue en 1994, cuando lo vio interceder ante un periodista que estaba entrevistando a Venus a sus 14 años. La niña había dicho que se sentía confiada de que podía ganar su próximo partido como profesional, pero el periodista no entendía dónde radicaba esa confianza. Insistió, y el padre entró en cámara: “Te respondió con tanta confianza la primera vez, pero sigues insistiendo. Tienes que entender que estás lidiando con la imagen de una niña de 14 años. Y esta niña estará jugando cuando tu viejo trasero y yo estemos en la tumba".

La mirada de Venus se se "grabó a fuego" en el joven actor: "así es como yo quería que fuera la expresión de mi hija cuando me viera defenderla", explicó.

Smith no exagera cuando convierte a Richard en un personaje estrafalario al que al establishment del tenis le costó un tiempo acostumbrarse. Pero Rey Richard muestra el lado más cariñoso y dedicado del padre que bailaba en las cabinas de los comentaristas y levantaba carteles en pleno partido. Personifica su agotamiento, su orgullo, su obstinación y el innegable amor por sus hijas. A las que ayudó a convertir en mujeres inteligentes, confiadas y humildes, después de sentarlas en el sillón de su casa para mostrarles Cenicienta en loop.

“Yo entiendo lo que es vivir al borde de la sobrevivencia. Sostener un sueño al borde de la sobrevivencia. Y hay cierta forma de pensar, un cierto mindset. Y luego de que mis hijos nacieron [sentí] esa misma necesidad de tratar de cultivar humanos jóvenes que aporten a la sociedad", dijo el actor a Entertainment Weekly. 

Will Smith, productor ejecutivo de la película, quería este papel. También quería un Oscar. Y está cerca. Esta transformación puede valerle su primera estatuilla, después de dos nominaciones por En busca de la felicidad y Alí. El actor ejecuta de forma impecable, entre ojos cansados y palabras rápidas, un cruce entre aquella paternidad abnegada, bonachona y sensible con la hazaña deportiva y resiliente de Cassius Clay.

Rey Richard recibió cinco nominaciones más, entre ellas a Mejor película, Mejor guion original y Mejor actriz de reparto para la fantástica interpretación de Aunjanue Ellis, confirmando el éxito de una película construida para la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Un auténtico Oscar bait con un guion inspirador sobre una historia real legendaria.

Alegremente disfrutable y dinámica, con grandes actuaciones y un montaje largo pero amable, Rey Richard aborda la infancia de las deportistas como fenómeno y no como anécdota. Una trama atrapante que sobrepasa las expectativas del deporte y vuelve a poner a Smith en el lugar del padre protector que haría todo por el bienestar de sus hijos. O al menos algunos de sus hijos. Pero vamos, de otra forma no sería un drama heroico y familiar.

Estrenada en diciembre en salas uruguayas y disponible en HBO Max, construye un relato grandilocuente de un hombre –con la aprobación y participación de la familia Williams– que planificó lo que parecía imposible. En un deporte en el que había que ser parte de una familia blanca y adinerada para triunfar, dos hermanas negras de Compton llegaron a ser las más grandes de la historia. Venus abrió la puerta y Serena la atravesó. 

La visión Williams es una realidad: sus hijas hoy son leyendas del tenis. “El mundo nunca ha tenido respeto por Richard Williams, pero las respetarán a ustedes”, profesó en el filme.

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