Se disuelve Nagorno Karabaj y los armenios continúan su éxodo

Un decreto de Samvel Shajramanyan, dirigente del enclave de mayoría armenia, anunció la disolución de “todas las instituciones gubernamentales y organizaciones” de la autoproclamada república de Artsaj, que “cesa su existencia”.

Nagorno Karabaj se proclamó autónoma hace 30 años tras el colapso de Unión Soviética y la independencia de Armenia y Azerbaiyán, pero no obtuvo ningún reconocimiento internacional, ni siquiera de la “madre patria” de sus habitantes.

Desde entonces, los separatistas mantuvieron dos guerras con los azeríes, una entre 1988 y 1994 y la segunda el otoño de 2020, en la que perdieron varios territorios.

Hace una semana, tras una ofensiva fulminante, las tropas de Bakú tomaron control del territorio, cuyo ejército se rindió, y anunció la incorporación plena de la región a su estructura administrativa.

Desde Ereván, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, dijo que, según sus previsiones, “en los próximos días no habrá armenios en Nagorno Karabaj”, después de que ya huyeran del enclave unos 65.000 habitantes, más de la mitad de la población.

Pashinyan acusó a Azerbaiyán de realizar una “limpieza étnica” en este territorio del Cáucaso, y urgió a la comunidad internacional a “actuar”.

En la reciente ofensiva, las tropas rusas de pacificación apostadas en la región desde 2020 no intervinieron, pero tampoco lo hizo Armenia, lo que abrió la vía a la reintegración efectiva de la región a Azerbaiyán.

Desde entonces, decenas de miles de armenios huyeron de las tropas azerbaiyanas, por temor a la represión, a través del corredor de Lachín, la única carretera que conecta Nagorno Karabaj con la república de Armenia.

Las autoridades armenias confirmaron la llegada de “65.036 personas desplazadas por la fuerza”, en palabras de la portavoz del gobierno, Nazeli Baghdasaryan.

Eso significa más de la mitad de la población del enclave, que oficialmente contaba con unos 120.000 habitantes.

El gobierno armenio sólo pudo alojar de momento a 2.850 personas, lo que hace presagiar una crisis humanitaria.

“Armenia carece de recursos y no podrá conseguirlo sin ayuda extranjera”, dijo a la agencia de noticias AFP el analista político Boris Navasardyan.

Para añadir al sufrimiento en Nagorno Karabaj, más de 100 personas siguen desaparecidas tras la explosión de un depósito de combustible tomado por los habitantes, la noche del lunes. El drama causó al menos 68 muertos y 290 heridos.

Las autoridades azerbaiyanas detuvieron el miércoles al empresario Ruben Vardanyan, que dirigió el gobierno separatista armenio del enclave de noviembre de 2022 a febrero de 2023, cuando intentaba llegar a Armenia.

Refiriéndose a quienes decidan eventualmente quedarse, el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, prometió que se “garantizarán” los derechos de los armenios del enclave.

La ofensiva de la semana pasada dejó 213 muertos del lado armenio. Bakú dijo haber perdido a 192 de sus soldados y a un civil.

Tras el llamamiento a proteger los civiles lanzado el martes por el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, su homóloga alemana, Annalena Baerbock, pidió a Bakú autorizar la entrada en Nagorno Karabaj de observadores internacionales.

(Con información de agencias)