Se inaugura el ANTEL Arena tras más de cinco años de polémicas

Esta noche, tras una inversión de unos US$ 82 millones, el escenario abrirá sus puertas por primera vez, con un recital de la banda No Te Va Gustar. De acá a fin de año pasarán, entre otros, Joan Manuel Serrat (17 de noviembre), Maluma (19 de noviembre), el espectáculo de lucha libre World Wrestling Entertainment (7 de diciembre), y Abel Pintos y Agarrate Catalina (22 de diciembre).

Periplo

Un presupuesto que duplicó lo previsto, una decisión política de suspender las obras que fue matizada en cuestión de días tras rencillas internas del oficialismo, observaciones en su contra, interpelaciones de la oposición, y hasta un accidente laboral marcaron el periplo de un proyecto teñido de polémica desde el minuto cero. 

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En agosto de 2013, el Tribunal de Cuentas observó el convenio entre la IMM y ANTEL por violar el principio de especialidad, bajo el entendido de que el objeto del mismo –la construcción de un arena– no estaba entre las competencias de la empresa estatal dictadas por la Constitución de la República. “En la normativa privada se puede hacer todo lo que no esté prohibido por ley. En la normativa pública se puede hacer solo lo que la ley expresamente habilita”, dijo en su momento Álvaro Ezcurra, ministro del tribunal en representación del Partido Colorado. Esa resolución original del organismo provocó que luego se siguieran observando todas las demás compras y contrataciones que realizara ANTEL en el marco del proyecto. 

En suspenso

El 2 de julio de 2015, a pocos meses de asumido el gobierno de Tabaré Vázquez, el directorio de ANTEL recibió una orden del Poder Ejecutivo y resolvió por unanimidad la suspensión de la obra. Esa decisión, impulsada por el ministro de Economía Danilo Astori en el marco de un contexto de vacas flacas, provocó grandes resistencias en el oficialismo, con presiones de los sectores más a la izquierda (MPP, Comunistas y la 711) para que no se frenara la inversión. 

Vázquez había recibido un informe del equipo económico en el que se señalaba que los costos superarían los US$ 80 millones, el doble de los US$ 40 millones proyectados en primera instancia. 

A los pocos días, y ante los embates de su fuerza política, el gobierno dio el brazo a torcer y resolvió retomar las obras a partir de 2016 a través de un fideicomiso. 

Precandidatos

Este año, ya con la inauguración en el horizonte, aparecieron otras polémicas que tuvieron como factor común la intervención de Carolina Cosse, ya desde su posición como ministra y perfilada como precandidata a la presidencia. Primero fue la difusión de la grilla de artistas que participarían de el evento inaugural. La ausencia de referentes femeninas en el espectáculo, criticada en primera instancia por la cantante Laura Canoura, desató un malestar popular que se propagó por las redes pero fue rápidamente disipado por la propia Cosse, que le pidió al actual presidente de ANTEL  Andrés Tolosa que incluyera más mujeres. 

Pocos días después, se informó que la Intendencia de Montevideo  evaluaba multar al ANTEL Arena por vender entradas a espectáculos antes de contar con la habilitación necesaria. Ello provocó un intercambio entre Cosse y el intendente Daniel Martínez, también precandidato del FA. “Quiero transmitir mi absoluto convencimiento de que se trata de una decisión meramente administrativa, sin reparar en las consecuencias de la misma. Descarto la ignorancia de Daniel Martínez de esta resolución. Tengo plena confianza en el criterio y la fraternidad del compañero”, escribió Cosse. Martínez respondió que el caso era “excepcional” y que se había realizado una “habilitación provisoria a la espera de verificar algunas cosas que forman parte de las reglas de juego”. 

La última polémica se dio la semana pasada luego de que el capataz de la obra sufriera un accidente laboral. El suceso involucró a otro de los precandidatos del Frente Amplio, esta vez el secretario general del Sunca Óscar Andrade, quien anunció que el sindicato denunciaría penalmente a los responsables. “El trabajo se organizó de forma precaria”, declaró. Cosse contestó enseguida, afirmando que “las condiciones de trabajo” han sido “muy buenas” y destacó que “en tres años de obra nunca pasó nada”.