El gran apoyo público en el Reino Unido a las sanciones económicas contra Rusia por la guerra en Ucrania podría disminuir si la decisión implica nuevos aumentos en los precios de la energía, según reveló una encuesta realizada por Ipsos a pedido de la cadena de televisión británica Sky News.
Según los resultados del sondeo, apenas el 41% de los británicos consultados afirmó que aún respaldaría las sanciones si eso significa un nuevo encarecimiento de las facturas de la energía, una caída importante respecto a la aprobación del 73% que la misma encuesta arrojó en marzo pasado.
Según Ipsos, hoy, el 32% de los encuestados sostiene que se opondría a las sanciones si condujeran a un mayor aumento de las tarifas de luz y gas, en comparación con sólo el 8% que respondió en ese sentido en marzo último.
Las conclusiones del sondeo se dan un contexto en el que debido a la crisis energética generada por la guerra a Ucrania, las tarifas se duplicaron, arrojando una cifra de alrededor de £ 1.200 (US$ 1.380) en las facturas anuales que paga un hogar integrado por dos adultos y dos menores.
Sin embargo, a pesar de que una gran proporción de británicos indicó que la situación en Ucrania está afectando su costo de vida, pocos se oponen a apoyar a Kiev durante el conflicto. Seis de cada 10 respaldan el rol del gobierno en el conflicto, incluida la prestación de asistencia económica, humanitaria y militar.
Consultados por si el gobierno conservador brindó la ayuda adecuada a Ucrania, el 51% de los encuestados respondió en forma positiva, el 17% la calificó de exagerada y el 19% de insuficiente.
Como parte de las ayudas para bajar el costo de vida por la inflación, la ex primera ministra británica Liz Truss había anunciado una serie de medidas que incluían, entre otros aspectos, congelar durante dos años las tarifas de gas y electricidad para los hogares.
La iniciativa congelaba el precio en un máximo de £ 2.500 anuales (US$ 2.885) durante dos años a partir de octubre. No obstante, tras la renuncia de Truss y la crisis generada por su plan económico, que causó pánico en los mercados y el desplome de la libra, el nuevo gobierno del primer ministro Rishi Sunak redujo el plazo a seis meses. En ese contexto, el precio del gas y la electricidad de un hogar tipo iba a aumentar de £ 1.971 libras (US$ 2.274) a £ 3.549 en octubre (US$ 4.084), lo que hubiera colapsado las finanzas de muchos hogares británicos.
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