Carnavalé y Más Carnaval organizan escenarios por los barrios por fuera del Concurso Oficial

Espectáculos y Cultura > CARNAVAL ALTERNATIVO

Serpentina y papelitos: hay un carnaval por fuera del Concurso Oficial y esta es su historia

Colectivos de artistas gestionan propuestas carnavaleras por fuera del Concurso Oficial, entre la resignificación de la fiesta pasada y la creación de un espacio para las voces actuales
Tiempo de lectura: -'
19 de febrero de 2022 a las 05:00

El Carnaval era diferente. La fiesta popular supo ser una celebración gratuita en cada esquina y sin condiciones de admisión, pero después de años de domesticación e institucionalización, en un largo proceso de pérdidas y ganancias, parecería que hoy no hay otra alternativa. Pero otro carnaval está a la vuelta de la esquina: una fiesta alternativa es posible y está rodando en los barrios.

Este año dos colectivos de artistas coordinan y gestionan propuestas sin prueba de admisión, competencia ni rubros excluyentes. Pero con la participación del barrio.

En 2020 el gremio de trabajadores del Carnaval, Sucau, se embarcó en la tarea de hacer un carnaval paralelo, por fuera del circuito oficial. Así surgió Más Carnaval. El sindicato se encontró con que había público al que no llegaba a la fiesta, al mismo tiempo que había conjuntos que no estaban dispuestos a formar parte de Daecpu y dar una prueba de admisión para participar del concurso. Y para actuar en los tablados la condición es entrar al Concurso Oficial a través de la prueba de admisión. Así que había conjuntos que ya habían participado del carnaval pero habían quedado por fuera del circuito, así como una cantidad de artistas que quedaban por fuera de las reglas de la fiesta.

Tablado de Más Carnaval en Ciudad Vieja

“Se trata de volver a las raíces de lo que era el carnaval. El carnaval de antaño que se organizaba con la comisión de vecinos, que lo organizaban en una plaza, cortando la calle, donde fuera”, señala Myriam Bertolini, secretaria general de Sucau. La propuesta surgió de una comisión a la interna de Sucau y fue votada por unanimidad. El primer año se organizaron 20 tablados en Montevideo, Toledo y Shangrilá. Fue una experiencia que abrió un espacio al margen de lo oficial. "Fue una experiencia buena donde todo era muy nuevo. Quisimos empezar a abrir esos espacios y que se entendiera que no veníamos a destruir nada, que no veníamos contra nada. Somos parte del carnaval en general, simplemente teníamos la idea de hacer este tipo de tablados y ver qué sucedía".

Tablado de Más Carnaval en La Paloma

Este año, con una parada pandémica de promedio, Más Carnaval proyecta escenarios en Montevideo, Canelones, San José, Rocha y Maldonado con la participación de más de 70 conjuntos y 60 tablados, números que sorprendieron incluso a los organizadores. “Para nosotros es tremendo, por suerte pudimos también hacer una comisión grande porque se precisa mucha gente trabajando y es militancia absoluta, acá nadie se lleva nada pero estamos convencidos de que dentro de este mismo carnaval podemos participar y disfrutarlo desde otro lugar”.

La secretaria general del gremio de carnavaleros sostiene que la propuesta permite acercar los espectáculos a lugares donde no hay tablados y al mismo tiempo diversificar la oferta en los barrios. No todos los artistas de Más Carnaval se clasifican dentro de las clásicas categorías: hay cirqueros, magos, cantantes solistas, dúos y coros que conviven con las murgas y las comparsas. "Toda expresión artística que quiera venir a participar es carnaval y tiene cabida en Más Carnaval", dice Bertolini. 

Este año además surgió otra propuesta: Carnavalé. Un espacio colectivo, integrado por murgas paritarias y de integración femenina, “con E de encuentro”.

“La propuesta surge del interés de varios colectivos, en principio de murga, pero es un colectivo que está abierto a otras expresiones artísticas. Llevamos el carnaval al barrio pero con una lógica más comunitaria de poder pensarlo juntas y juntos. Es un carnaval, además, en el que puedan tener voz y ser representadas personas que usualmente no están representadas”, explica Analía Fraigola Preza, intregrante de Carnavalé y la murga Cero Bola.

Murga Cero Bola en un tablado de Carnavalé en el Tejano

Según quienes lo organizan, es una forma de poner en valor el carnaval de antes, el disfrute y el goce colectivo, pero también construir un espacio donde se escuchen voces contemporáneas. “En un espacio que intentamos construir. No es sencillo estar libre de violencias, acosos y abusos, y que las voces de las mujeres y las identidades no hegemónicas puedan estar representadas por estas mismas personas y no solamente por los varones que suelen habitar, no te digo históricamente pero desde hace algunos años ya, lo que sería el carnaval oficial”.

Las 12 murgas que participan del colectivo son en general cooperativas o autogestionadas, que se organizan en asambleas de forma horizontal. Fraigola Preza considera que hay, en el gen de la organización, una característica heredada del Encuentro de Murga Jóven (EMJ) que “ha generado el surgimiento de muchísimas murgas que están participando del carnaval oficial, y otras seguimos en un carnaval alternativo. Ese encuentro ha brindado herramientas para que surjan estas lógicas más autogestivas”.

El ingreso a los tablados es libre. En este caso se generan bonos de colaboración y rifas para poder cubrir los gastos, como el sistema de audio o el traslado de los conjuntos. "La idea de que sea cogestionado con el barrio o con los lugares donde lo hagamos. Poder coordinar con ese lugar si hay venta de comida, que también quede un ingreso para el lugar. También va a estar presente en todos los tablados el Encuentro de Murguistas Feministas, para poder colaborar con ese espacio que también es autogestivo". Cada tablado tiene su impronta, según lo que se construye con las comisiones barriales, pero según afirma la artista "lo que si es seguro es que nadie se va a quedar sin poder estar ahí por una cuestión económica".

Ambas propuestas se piensan y se llevan a los barrios como alternativas para diversificar la fiesta. En ningún caso se plantea como un arrebato al carnaval oficial, de competencia y profesionalización. “Cuando pensamos en carnaval pensamos en lo que es el Concurso Oficial, nada más. Esa una instancia que está buena y de la que muchas personas que habitan Carnavalé participan o han participado, pero no es la única. En ese espacio además hay otras lógicas: hay lógicas de concurso, hay lógicas que tienen que ver con el dinero y con tener sponsors, con necesitar hacer un espectáculo que cubra rubros para poder estar. Este colectivo apela más a lo discursivo, a la representación de toda las voces, a la construcción barrial y al disfrute carnavalero como a surgido del barrio y de los papelitos y las serpentinas, el poder cortar la calle y generar esos espacios entre nosotras y nosotros", señala Fraigola Preza. 

"Más Carnaval también es eso: no es nada en contra del carnaval del concurso", reitera Bertolini.

"Entendemos que el Carnaval es toda manifestación artística que quiera subirse a un tablado. Lo que abrimos nosotros es el espacio solidario y participativo. Los conjuntos que llegan a Más Carnaval lo primero que tienen que tener son ganas de trabajar mancomunadamente, saber que esto no tiene un caché específico, que es solidario, gratuito, que el publico puede ir con la silla playera a cualquier escenario de los que organizamos", agrega.

En ambos casos se trabaja en conjunto con organizaciones locales, comisiones de vecinos, cooperativas de vivienda, centros juveniles, merenderos y ollas populares o casas culturales, y buscan también la participación de artistas de la zona: escolas de samba, comparsas, conjuntos de parodistas, que quieran subir al escenario y actuar desde su barrio para sus vecinos subidos a esa plataforma colaborativa. 

La herencia histórica

¿Cómo se llegó el Carnaval que lo conocemos hoy? La historiadora Milita Alfaro señala que se trata de un proceso largo que tiene sus primeras señales a fines del siglo XIX, con el interés del Estado de poner límites a ciertas prácticas de carnaval, relacionadas con el juego más "salvaje y violento".

"En 1873 ya hay un intento de empezar a llevar el carnaval por otros carriles. Aquel juego 'bárbaro', en la terminología del historiador José Pedro Barrán, empieza a parecerse un poquito más a nuestra fiesta. Es un año muy importante porque es cuando se realiza por primera vez el Paseo de las Comparsas", explica Alfaro. Se trató del primer desfile las calles de Ciudad Vieja y 18 de Julio, donde pasaban las comparsas junto con los carruajes de las familias más conocidas adornados para la ocasión.

Pero al margen del desfile en 1890, surge paralelamente un evento que será significativo por su carácter fundacional: la construcción del primer tablado barrial.

Ubicado Cordón –en la intersección de Rivera,18 de Julio y lo que ahora es Fernández Crespo– se levantó por iniciativa exclusiva de los vecinos de la zona el tablado Saroldi. "Tenía el objetivo de recibir a las sociedades carnavalescas, y se conformó un jurado compuesto por la comisión directiva del tablado, que asignó premios a esas agrupaciones. En un Montevideo chiquito, cinco mil personas se reunían por noche al rededor del Saroldi para ver el concurso", señala la historiadora.

Esta veta popular y barrial impulsada por los vecinos del Saroldi empezó a expandirse por la ciudad. Primero fueron cinco o seis barrios los que imitaron la iniciativa en sus propios tablados, pero ya entre 1910 y 1920 aparecieron por decenas, y después por centenas. "En cada barrio de Montevideo había un tablado y cada uno tiene su propio concurso con un jurado integrado por su comisión directiva. Esto es un antecedente de lo que es hoy el concurso de agrupaciones. Muchas veces uno identifica que debe haber sido el Estado el que creó la idea de la competencia y no es así. Fue la gente, el modelo de fiesta popular competitiva nace en los tablados de barrio en los primeros años del 900", señala Alfaro. La historiadora destaca la inteligencia del estado batllista que, sin renunciar a su proyecto de un carnaval de alta cultura como gran atractivo turístico, percibe "la fuerza incontenible que tiene ese carnaval barrial y popular".

Alfaro señala que si bien en una primera instancia había un concurso oficial, la competencia vecinal tenía más relevancia, incluso en el tiempo. "El concurso oficial era una tarde en el Plaza Independencia: las agrupaciones hacían un recorrido, un jurado les daba un premio y ahí se terminaba todo. En cambio en los tablados este asunto empieza a durar una semana, dos semanas, y eso tiene mucho que ver con la creación del carnaval más largo del mundo".

"El Estado siempre promovió los concursos, había concursos de carros alegóricos y de tablados, pero lo cierto es que la competencia a nivel de agrupaciones de carnaval nace en los tablados levantados por la gente. Eso genera un andamiaje que después el Estado retomará como modelo. A partir de 1918 empieza a haber un Concurso Oficial de Agrupaciones que coexiste con el de los tablados barriales. Había un concurso oficial y de repente 50, 60, 80 o 100 concursos pequeños en cada barrio y en cada tablado", sostiene Alfaro.

Hay otro condimento que más acá en el tiempo es clave para la conformación del Carnaval como lo conocemos: la profesionalización y la privatización de la fiesta. Los tablados de principio de siglo se levantaban en la esquina del barrio y no había que pagar entrada para verlo, bastaba con pararse en la calle. Pero en ese momento, cuenta Alfaro, los jurados se manejaban con un sistema de premios similar a un podio: 1er, 2do y 3er permio en cada categoría. El resto se iba con las manos vacías.

"Llegó un momento en el que los carnavaleros llegaron la conclusión de que el tablado tenía que ser una cosa muy creativa como circuito de consumo y producción cultural, pero también un negocio. Ellos eran el principal punto de apoyo y muchas veces no se llevaban nada. Así que empezaron a exigir que se les pague un cachet al bajar del tablado". El modelo gratuito pasó a ser inviable y el tablado de la esquina se trasladó a predios cerrados donde, para asistir al espectáculo, había que pagar una entrada.

"La creación de Daecpu en 1952 responde precisamente a esa demanda: que se elimine el antiguo sistema de premios en los tablados y que se empiece a cobrar la actuación. Eso liquida al tablado de barrio y genera esta cosa de los tablados en los clubes sociales y deportivos y los teatros de barrio", sostiene Alfaro.

Próximos tablados: 
Carnavalé
Sábado 19: 
Barrio Sur - Paraguay y Rambla, de 18:00 a 23:00

Sábado 26: 
Parque de la Amistad - Rivera y Dolores Pereira de Rosell, de 18:00 a 21:00
Faro de Ingeniería - Julio Herrera y Reissig 651, de 19:00 a 23:00

Más Carnaval 

Sábado 19: 
Plaza de las misiones - Vilardebó entre Porongos y Ramón del Valle Inclán, desde las 19:00
Club Unión de Toledo - Baltazar Brum y Sabino Álvarez, desde las 19:30
Sportivo Artigas de Sauce - Camino Berruti km. 34.500

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...