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Sobre patrias y símbolos

Trump insultó a los deportistas que no respetan el himno nacional de Estados Unidos y eso me hizo acordar al Uruguay de la dictadura
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30 de septiembre de 2017 a las 05:00
Entré al liceo en 1975 y tengo una foto de la clase de primero enmarcada en un cartón que dice "Año de la orientalidad", lo que pretendía significar "Año del patriotismo", en tanto que somos la patria oriental del río Uruguay.

En aquella época se pasaba el himno nacional hasta en el cine y había que escucharlo de pie. Quedarse sentado durante el himno podía implicar no se sabe qué. A pesar de la oscuridad de la sala, nadie se atrevía a desobedecer el llamado a honrar esas estrofas sagradas.

Lo cierto es que en Uruguay a la gente no se le suele ocurrir hacer otra cosa que ponerse de pie y cantar o guardar silencio. Respetar el himno es una norma de buena educación, de mínima decencia, más que de adhesión a la patria y a todas sus consecuencias.

Sin embargo, había la tentación de no respetarlo justamente porque estábamos en dictadura, porque el gobierno usaba a la patria como propaganda, de manera abrumadora, amenazante, opresiva.

Hoy en Estados Unidos se da una situación similar, entre los jugadores de la NFL, a partir de que el año pasado Colin Kaepernick, ex mariscal de campo de los San Francisco 49ers, decidió quedarse sentado durante la emisión del himno antes del juego. Pocos partidos después se unió a él Erik Reid, su compañero de equipo, y decidieron poner una rodilla en tierra, "como si fuera una bandera a media asta", según explica Reid en el New York Times.

Hay enormes diferencias, lo sé, entre esa situación y la del Uruguay de la dictadura. Kaepernick protestaba contra la brutalidad policial hacia la raza negra, a raíz de una serie de episodios en los que un policía mataba a un hombre negro desarmado, en diversas ciudades de Estados Unidos y todo grabado en video.

La protesta empezó en plena democracia, en la presidencia de Barack Obama, y pronto varios jugadores se sumaron. Comenzó a ser normal que algunos jugadores pusieran una rodilla en tierra durante el himno en los partidos del deporte más popular de Estados Unidos, conocido por estos lares como fútbol americano.

La novedad es que el nuevo presidente, Donald Trump, decidió dejar a un lado su retórica de aniquilación de Corea del Norte para dedicarle una porción de su ira a los "hijos de puta que le faltan el respeto a nuestra bandera", en referencia a estos jugadores.

Estados Unidos es una democracia cuya Suprema Corte de Justicia falló que está permitido quemar la bandera, ya que se enmarca en la libertad de expresión, pero su presidente actual pretende otra cosa. Hace muy poco hubo una manifestación nazi y uno de sus integrantes cargó con el auto a un grupo que protestaba contra ellos y mató a una mujer. Trump dijo que había "gente buena" de los dos lados.

Ahora la situación es que buena parte de los jugadores, blancos y negros, de los equipos de fútbol americano, ponen rodilla en tierra durante el himno o enlazan los brazos para protestar contra el presidente.

Acá en Uruguay se usaba el propio himno para protestar, ya que, con gran destreza retórica, su autor, Francisco Acuña de Figueroa, incluyó, en 1845, la célebre frase "tiranos, ¡temblad!", repetida de forma épica y que fue oportunidad de desahogo de los orientales durante toda la dictadura, más de un siglo después.

La idea de Kaepernick y Reid es similar: se trata de realizar la protesta y al mismo tiempo respetar el himno. La rodilla en tierra significa algo así como un luto por la violencia en contra de los propios ciudadanos de la nación.

A mí se me hizo muy querido el himno uruguayo, por permitirnos entender la patria como una rebeldía ante la opresión y gritarle de manera tan directa a quien intentare someternos. Le agradezco esa capacidad de no dejarse someter por el poder de turno. l

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