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Gracias a la solidaridad de mucha gente de campo, 14 niños de la escuela Nº 30 de Laureles, de Salto, cumplieron un sueño: viajaron a Montevideo, recorrieron la Expo Prado, fueron a museos y conocieron el mar.
Viajaron toda la noche desde Salto, junto a sus padres y a la maestra y directora Inés de Lisa, para llegar directo a la sede de la Asociación Rural del Uruguay, algunos, según contaron a El Observador, durmieron, otros miraron películas durante el viaje y otros se pasaron toda la noche despiertos, por la ansiedad de llegar. “Estaba nervioso y no me dio sueño”, contó uno de los alumnos cerca de los galpones donde descansaban los Angus negros y colorados.
Esta escuela rural, que está ubicada a 45 kms de la ciudad de Salto, tiene una larga historia vinculada a la cabaña de Angus Bayucuá –que este año presentó en la Expo Prado a la Gran Campeona de la raza, la que fue coronada el mismo día que los niños visitaron la exposición–.
La institución está a 25 kms de la cabaña, y años atrás, Salvador Mattos, propietario de la firma donó a la escuela un poso semisurgente para proveer de agua, algo que antes no había. Esa colaboración no solo ayudó a la escuela, sino también benefició a toda la comunidad, por eso los integrantes de la institución tienen el deseo de nominar a la escuela con el nombre del cabañero, contó a El Observador la maestra y directora.
Tiempo atrás, Carlos Guinovart, administrador de la cabaña, comenzó a trabajar con la institución en un proyecto llamado “Todo se relaciona con todo”, con el interés de que los niños rurales conocieran más el mundo. Le presentó la idea a las dos maestras de la institución y ellas aceptaron. Ahora, cada 15 días Guinovart va a la escuela para trabajar en diferentes talleres con los niños, por ejemplo de arte.
En una de sus visitas les planteó la idea de visitar la Rural del Prado. La maestra –que se encarga de los niveles de segundo a sexto– les dijo a los niños: “Si quieren ir al Prado tienen que decidir cómo hacer”. Salió de la clase y los dejó solos media hora, ellos se organizaron, escribieron un acta y resolvieron hacer un beneficio en el pueblo para poder juntar el dinero para solventar los gastos.
Fue así que se organizó una actividad en la que se hicieron pruebas de rienda y se vendió comida. Gente de todo el pueblo participó, y con lo recaudado se logró reunir el dinero suficiente para pagar los gastos de comida para los dos días que pasarían en la capital, pero aún faltaba resolver la logística de transporte y alojamiento. Fue ahí cuando el comunicador Claudino Ferreira Pintos, de la radio Libertadores, los entrevistó y propuso por la radio si alguien más quería donar algo para que el viaje fuera posible.
Varios productores rurales y empresarios se organizaron y donaron el dinero suficiente para que los 14 niños de segundo a sexto de primaria cumplieran su sueño.
Analía PereiraEl mismo día que visitaron a los Angus de Bayucuá en los galpones, la cabaña ganó con la Gran Campeona.
Los más pequeños, de niveles iniciales se quedaron en la escuela, dado que el viaje era muy largo y cansador.
Una vez que llegaron a la capital la emoción fue evidente. Recorrieron la Rural con una gran bandera con agradecimientos para quienes hicieron realidad su deseo. Pudieron ver la preparación de los animales, cómo los ejemplares vacunos se mueven en las pistas, recorrieron los diferentes stands y se llevaron varios recuerdos.
“Es muy lindo porque es una gran oportunidad de conocer”, “lo que más me gustó fue ver cómo exponen a los animales del Prado y fue lindo pasar tiempo con la escuela”, “estamos muy emocionados”, “yo lo que más quiero es conocer el shopping”, “y queremos ir a Mc Donalds”, fueron algunos de los comentarios que los alumnos compartieron con El Observador mientras recorrían los boxes donde los vacunos descansaban.
La jornada en la Rural del Prado fue extensa, antes de caer la tarde los integrantes de la escuela se fueron a visitar varios museos. El Museo Juan Manuel Blanes, el Museo de Bellas Artes, el Museo Pedagógico y el Museo Indígena fueron algunos de los lugares que visitaron. La noche la pasaron en Colonia Malvín, y al otro día, temprano en la mañana salieron a recorrer la capital.
Uno de los lugares a los que fueron, y a los que varios de los niños esperaban ir con ansias era la playa, ya que muchos no conocían el mar. Recorrieron la playa Ramírez, fueron a un shopping, al Planetario y también visitaron la Ciudad Vieja y el Mercado del Puerto, donde comieron paella, algo que nunca habían probado. “Fue una experiencia bastante completa para los niños y los adultos”, comentó la maestra.
Al caer la noche emprendieron su retorno a Salto, tras haber vivido una experiencia inolvidable. Ahora, los cuentos y recuerdos de este viaje a la capital quedarán en la memoria de cada uno para compartir con sus compañeros más pequeños en la escuela en la que aprenden matemáticas, lengua, arte, inglés, educación física y también producción agropecuaria.
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