"Somos gente seria": la dura tarea de la Policía para encontrar al resto de la banda criminal del secuestro de Neptunia

A las víctimas las cargaron en una camioneta roja que iba escoltada por una furgoneta blanca que las siguió durante todo el camino. En ese lapso, la mujer y su hija mayor iban con los ojos vendados, mientras que la menor los tenía descubiertos. Así las tuvieron dando vueltas por horas, desde la noche del 15 de marzo hasta las 6 de la mañana del día siguiente, cuando fueron liberadas tras pagar un rescate.

La Fiscalía notó que en la reconstrucción que se hizo de las cámaras de seguridad había una camioneta modelo Tucson de color blanco que siempre parecía estar cerca de los otros dos vehículos, siguiendo el recorrido. Quien manejaba la camioneta blanca fue imputado por la coautoría del crimen.

Pudieron hallarlo tras un engorroso trabajo artesanal de ir cotejando las cámaras de seguridad con la señal de celular que captaron las antenas y así situarlo en varios puntos en los que las víctimas estuvieron, según reconstruyó El Observador en base a fuentes judiciales.

Todos tenían un rol, entiende la Fiscalía. Y el del conductor de la Tucson fue —entre otras cosas— estar presente cuando prendieron fuego el vehículo rojo en Montevideo. Las cámaras lo muestran minutos después cerca de la escena. El Ministerio Público y la Policía trabajan para encontrar al resto de los responsables, pero afirman que será una dura tarea dado que usaron guantes y se cubrieron la cabeza en todo momento.

Esta banda no era oriunda de Neptunia, sino que la Policía la vincula con otros hechos similares en Montevideo y Las Piedras. De hecho, al imputado lo detuvieron en su casa del barrio Manga. Y, según informó Telemundo, la banda está vinculada con el secuestro de un hombre con antecedentes por narcotráfico en Bella Italia.

Todavía no se sabe a ciencia cierta el motivo del secuestro, aunque indagan sobre un posible vínculo con el narcotráfico, ya que la pareja de la mujer secuestrada está presa por delitos de ese tipo.

La desaparición de las tres personas fue denunciada casi inmediatamente por la madre de la mujer —abuela de las niñas—, quien se enteró que en el barrio "se decía" que las habían secuestrado. Un hombre con acento brasileño les pidió inicialmente 100 mil dólares para liberarlas, pero finalmente el pago fue de cerca de 20 mil dólares, dijeron fuentes al tanto de la investigación a El Observador. La entrega se hizo en efectivo.

En esa conversación por mensaje con la madre de la mujer retenida, los secuestrados aseguraron que, a cada minuto que pasara, la situación se iba a poner peor. Y cuando la familia de las víctimas preguntó —al otro lado de la línea— cómo sería el procedimiento para concretar el rescate, la respuesta que obtuvo fue: "Somos gente seria". 

A la madre y sus hijas las dejaron en libertad en la intersección de la ruta 102 y la 5, sobre las 6 de la mañana del día siguiente. 

Una mujer, pareja del imputado, había sido detenida con él pero quedó en carácter de emplazada (es decir, sujeta a la investigación pero en libertad) dado que la fiscalía no halló al momento evidencias de que estuviera directamente vinculada con el secuestro o que haya actuado a título de dolo.