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Somos todos estúpidos

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19 de septiembre de 2019 a las 05:01

El tirano Nicolás Maduro calificó de estúpidos a quienes lo acusen de dictador y en la volada cayó el popular expresidente uruguayo José Mujica, quien fue durante mucho tiempo un sostén real y simbólico muy importante de la revolución bolivariana.

“Decir que Venezuela es una dictadura es una estupidez histórica. El que lo diga es un estúpido”, sostuvo Maduro en una entrevista con el diario brasileño Folha de São Paulo.

“¿Incluso Mujica?”, preguntó la periodista de Folha.

“Quien sea”, respondió.

Un par de meses atrás, Mujica había señalado con tino que la situación que padece Venezuela “no es otra cosa que dictadura”.

“Es una dictadura, sí –agregó– pero dictadura hay en Arabia Saudita, con un rey absoluto. Dictadura hay en Malasia, matan 25 tipos por día. Y la República Popular China, ¿qué me dicen? (...) Y le contesto con palabras del doctor Luis Alberto de Herrera: si tienen una dictadura, es muy suya y son ellos los que la tienen que resolver”.

Según el diccionario de la Real Academia Española, “en la época moderna” el dictador es aquella “persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos y, apoyado en la fuerza, los ejerce sin limitación jurídica”.

La palabra dictadura, por su parte, la define como "régimen político que, por la fuerza o la violencia, concentra todo el poder en una persona o un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales”.

Más allá de la discusión sobre el significado de la palabra tras la descalificación de Maduro a todos los demócratas del mundo que sí sostienen que Venezuela es una dictadura con todas las letras, las declaraciones ante el diario paulista son otra artimaña más del déspota caribeño para distraer la atención, provocar y ganar tiempo.

Mentir e insultar a quienes llaman lo que vive Venezuela por su nombre –incluso sus aliados de todas las horas como el expresidente Mujica– es un síntoma más de la soledad del tirano y sus secuaces en el Palacio de Miraflores.

“Quien lo diga, donde lo diga, es un estúpido. A Venezuela se la respeta; Venezuela es una democracia sólida, amenazada, asediada. En el momento en el cual Venezuela sufre su mayor asedio, atacarla desde la izquierda o la centroizquierda es una cobardía contra un pueblo noble, que supo resistir y va a seguir resistiendo y venciendo con los votos”, insistió Maduro.

En Uruguay hay quienes no serían considerados estúpidos por Maduro. Son algunos integrantes del Frente Amplio y del PIT-CNT que no solo evitan pronunciarse sobre el informe Bachelet que denuncia más de 6.000 asesinatos extrajudiciales de opositores (punto en el que Maduro ya está en franca competencia con Pinochet y Fidel Castro, y puede superarlos), sino que también manifiestan tener afinidad ideológica con el “proceso bolivariano en Venezuela”.

Maduro y sus compinches ya perdieron la batalla de la ética republicana y democrática hace tiempo. Esta jugada de manual de imponer una confusión en el terreno del relato público es propia de los enemigos de la libertad. Si no fuera porque el horror y el espanto de lo que pasa en Venezuela es tan brutal, habría que sentir pena por el insulto y más aún por saber que en Uruguay hay gente que piensa lo mismo que el dictador.

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