Stefanía Silveyra trabaja junto a su familia en un tambo.

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Stefanía Silveyra: “No tiene que ser una limitante producir y desarrollarse como profesional”

Vicepresidenta de Cooperativas Agrarias Federadas (CAF) habló sobre los desafíos de los jóvenes rurales, su historia en el campo y cómo desea desarrollarse en el medio rural
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05 de septiembre de 2021 a las 05:00

Con vínculos con el agro y el cooperativismo ¿tiene pensado producir en el campo?

Estudio relaciones laborales, me queda presentar la tesis y la virtualidad me permitió levantarme a las 4.30 para ir al tambo, pero a media mañana dedicarme a estar enchufada en clases.

Creo que la práctica, que tiene más que ver con la pandemia, de combinar la actividad tambera con la gremial me dejó claro lo que desde un principio pensaba: yo quiero ser productora, tener mis vacas, trabajar en el rubro que sea, pero sí, seguir produciendo en el campo y también desarrollarme profesionalmente. Entiendo que no tiene que ser una limitante producir y desarrollarse como profesional, tener que elegir entre una cosa o la otra.

También tengo que admitir que extraño eso de que pasaba algo bueno o malo y le escribía a las gurisas estando en Montevideo y en media hora estábamos a la vuelta tomando algo y conversando, eso se extraña pero es cuestión de madurar y adaptarse a estar en el medio del campo. Hoy en día está claro que podés desarrollarte como productor y en la vida profesional.

Me pasó que la licenciatura la hice estando en CAF, donde se trabaja muchísimo en formación y capacitación. Si bien en relaciones laborales lo más conocido es la administración de personal, un tema clave es la capacitación y haber hecho esas dos trayectorias a la vez me gustó mucho, porque me ayudó a visualizar como el tema es realmente importante, como institutos como el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) deberían tener una incidencia muy grande en el desarrollo del país y como las empresas y las cooperativas deberían poder construir una línea en común que diga “el mundo va hacia allá, hagamos todo estas dos partes para ir hacia allá y que nadie quede atrás”. Para eso hay que analizar las cosas a muy largo plazo.

¿Los y las jóvenes tienen los mismos desafíos en el campo?

Se ven las diferencias y los desafíos. Con motivo del Día de la Juventud Rural compartimos con jóvenes de CAF y abrir la discusión trae una apertura sobre cuáles son los desafíos. La distancia es uno, algo tan simple como estar a 20 kilómetros de Fray Bentos donde tengo todos los servicios son cuestiones que uno en el día a día del campo no lo ve como un problema, pero el día que hay que ir a hacer el surtido hay que organizarse para hacer varias cosas. Lo mismo si se quiere ver a un amigo, hay que tener plata y disponer del tiempo para salir.

Estar en el campo también tiene sus ventajas, en Montevideo si salía mal de una reunión salía a correr o me encerraba en el cuarto, en el campo descanso la vista con seis kilómetros de verde, hablo con un ternero o armo un mueble, las posibilidades son infinitas, pero son cuestiones a las que hay que acostumbrarse. Si hablamos de obtener un crédito para tener las primeras vacas también hay que organizarse, como para hacer los negocios, para que al ir al pueblo esté todo pronto, hay una organización más compleja. Además en cualquier rubro hay una necesidad de inversión de capital bien importante y ahí veo la diferencia entre varón y mujer. Si sos joven no tenés nada y si no tenés nada empezar es difícil, pero por lo general el hijo varón es el que va a seguir con el emprendimiento y a ese cumple 18 y le regalan una vaca o cosas así, y eso está naturalizado.

¿Y con la mujer eso no pasa?

Pasa si se demuestra que está firme el interés, pero cuando hay que elegir entre el varón y la mujer no se discute el tema y que no se converse lleva a suponer. Por suerte en mi trayectoria conozco muchas familias en las que sí se ha discutido el tema a tiempo. Además ese primer capital que generalmente se transmite así, si sos mujer y no lo tenés es otra dificultad a la hora de arrancar.

Mis padres empezaron con una chacra prestada y tres vacas del vecino y seguramente fue a papá al que le dijeron “conozco a fulano que tiene un campo”. En la medida en que no se visualice que la mujer tenga la idea de vivir y producir en el campo, esas posibilidades, que son oportunidades chiquititas, no se dan. En la medida en que eso que está por fuera de lo institucionalizado no llega, porque no está naturalizado que por ser mujer y joven querés quedarte en el campo, por lo general tenés que  largarte al proyecto posta, pesado y armado y obviamente es bastante más difícil acceder.

¿Se necesitan políticas públicas para los jóvenes rurales?

Sí, sin duda, por eso mencionaba lo de la primera ayuda. Es importante a lo largo de un proyecto productivo que puedan ser horizontales las posibilidades de acceder, más allá de que estés vinculado al agro o no. Porque por lo general para enterarte de las posibilidades de desarrollarte en el agro tenés que estar vinculado, si no es más difícil conocer las herramientas.

Para los jóvenes creemos que el trabajo del Instituto Nacional de Colonización es clave pero en un sentido amplio. El instituto está trabajando y es una muy buena herramienta de inserción de productores y las cooperativas ahí tenemos un rol muy importante. Ese es un ejemplo donde más alla de la teoría se pueden ver las cosas en la práctica, en cómo acompaña la cooperativa.

¿Hay muchos jóvenes en el cooperativismo rural?

Hay más de lo que a priori parece. Si bien la mayoría de las directivas están envejecidas y no es muy distinto a lo que pasa en las estadísticas del agro en Uruguay, sí hay directivas que están renovadas. En la colonia por ejemplo muchos se desarrollaron como profesionales y volvieron. La pandemia ayudó mucho a que uno valore más las ventajas de estar en el campo y a ver qué posibilidades hay, capaz que da un poco más de trabajo pero hay posibilidades y hay jóvenes en el entorno, el tema es darles los espacios y escucharlos.

Directiva joven 

Stefanía tiene 27 años, trabaja en un campo en la Colonia Tomás Berreta, cerca de Fray Bentos, junto a sus padres, es vicepresidenta de las Cooperativas Agrarias Federadas y quiere ser productora rural.

La mano amiga de un productor

Hace 33 años que los padres de Stefanía son productores lecheros. Cuando obtuvieron su primer predio del Instituto Nacional de Colonización, llevaron las tres vacas que tenían, que eran propiedad de un vecino, y se instalaron a trabajar. Allí lograron desarrollar su tambo y se hicieron socios de Conaprole.

Cuando fueron a comprar su primera vaquillona, con mucho trabajo y esfuerzo por la inversión de capital que eso supone, un amigo les comentó que un productor en Soriano tenía un lote de vaquillonas y que quizás los dejaría elegir una. La pareja, segura de que solo comprarían un animal fueron a la estancia de este productor y al llegar descubrieron que lo él tenía era un lote de 100 vaquillonas. Fue grande la sorpresa cuando vieron ese lote y más grande aún cuando el productor les permitió elegir, como ellos tenían pensado, un solo ejemplar.

"Dijo que de las 100 elijan la quieran, porque él sabe que ustedes van a seguir trabajando y seguro les va a ir bien y van a apuntar a trabajar bien en la cooperativa", les comentó su amigo sobre los dichos del dueño del lote.

El recuerdo de ese día y de la ayuda, que siendo jóvenes productores, tuvieron de un productor ya consolidado, quedó en la memoria de la pareja, que años después compartió con sus hijos la historia de sus primeros pasos en el campo.

Años después, cuando Stefanía ingresó al Consejo de CAF conoció a Jean Pierre Hounie, ex presidente de CAF, una figura con experiencia dentro de la gremial, "una persona que imponía, que cuando tenías un tema complicado lo llamabas y el tenía el ABC", recuerda. 

Un día, volviendo a su casa tras la reunión con CAF Stefanía se encontró con él en el ómnibus, al llegar a su hogar le contó a sus padres que se lo había encontrado y hoy, con gran emoción recuerda ese día con claridad, porque fue cuando se enteró de que ese directivo con tanta experiencia en CAF a quien le tenía mucho respeto era el mismo productor que años atrás había confiado en el potencial de sus padres y les había permitido elegir dentro de un lote de 100 vaquillonas, la que ellos quisieran.

En 2019 en el cierre del Consejo de CAF se reunió a ex presidentes de las cooperativas y se recordó las raíces de la organización. Ese día, el último que Jean Pierre estuvo junto a todo el Consejo antes de su fallecimiento, Stefanía contó esta historia en CAF "porque para mí, si bien tenemos organizaciones, lo que buscamos es que entre los productores se ayude a otros productores", recordó con gran emoción.

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