También se puede disfrutar sin descorchar

Por Martín Viggiano (Twitter: @martinviggiano)


Alguna vez escribiré en este blog sobre el contenido social del vino, y del (presunto) estatus que otorga a las personas que consumen y buscan saber. Intentaré derribar mitos con mis herramientas de hurgador, alejado del profesionalismo vitivinícola.

Este post es, por ahora, una aproximación a lo que considero importante: el buen vino no debería dividir clases sociales.

Y el vino en caja uruguayo contribuye para ello. ¿Por qué? Hay algunas razones subjetivas, sobre gustos, pero también otras objetivas para afirmar que la calidad del vino de mesa en Uruguay es, por lo menos, muy bueno.

Teniendo en cuenta comentarios críticos de expertos que llegaron a los oídos de los autores de este blog, paso a explicar con mis limitaciones el por qué.

Resulta que el negocio de las bodegas en este país es exportar. Tan simple como eso. Algunas, incluso, se ubican en posiciones muy destacadas en el ranking de las que más venden al exterior, aunque el consumidor oriental casi no las registra. En paralelo, las más promocionadas y afamadas en el medio local no necesariamente son las que defienden los vinos nacionales afuera.

Asumido eso, y que el volumen de exportación de vino uruguayo es muy bajo (alrededor de US$ 100 millones anuales, menos que muchos otros rubros de producción en Uruguay, como la miel, por ejemplo), existe una pista en el exceso de producción.

¿Qué pasa? A menudo las cosechas rinden mucho más de lo que la demanda de vinos uruguayos de calidad requiere. Eso provoca, en ocasiones, que el Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) tenga que colocar vino de calidad a granel por muy bajo precio en el exterior para poder despacharlo.

Pero, a la vez, ocurre que las mismas bodegas productoras de vino fino se dedican al vino de mesa. Es por ello que hay ocasiones donde se utiliza materia prima de muy buena calidad para envasar en caja (Tetra Brick) o en damajuanas, sobre todo de 3 litros.

No es raro, por lo tanto, que se encuentren opciones muy buenas (dentro de las limitaciones obvias) en un vino en caja o damajuana chica.

El listón de la calidad de los vinos uruguayo es muy alto, a pesar de las carencias en la relación precio-calidad.

El consumo de vino en envase Tetra Brik se triplicó en la última década en Uruguay, de acuerdo a los datos oficiales en poder de Inavi. En 1998 4,6% de los litros se vendieron en cartón, mientras que en 2009 trepó a 14,3%. Ese aumento fue en detrimento de la clásica damajuana. En el mismo período los uruguayos consumieron 69% del vino en ese envase mientras, que 62% en 2009.

En paralelo y a diferencia de lo que se podría estimar, el consumo en envases de 750cm (Vino Calidad Preferencial) representa 5% del total, a pesar de registrar un aumento lento pero sostenido desde 1998, cuando era 3%.

En 2009, en Uruguay se consumieron 11 millones de litros de vino en cartón. Cuatro de cada diez litros que se importa es en Tetra Brik (el nombre comercial que transformó en genérico la empresa Tetra Pak), en tanto que 49% llegó en VCP.

En supermercados locales un litro de vino en cartón cuesta entre $49 y $65, mientras que los VCP nacionales más baratos valen $99.

Hay un letrero en la entrada de una conocida tienda de vinos del barrio Pocitos que dice: “La vida es muy corta para tomar vinos malos”. Creo que le asiste la razón, pero los vinos en caja de Uruguay, por lo menos a mí, son buenos.

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