The Bear está disponible en Star+ desde este miércoles

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The Bear es una de las mejores series del 2022 y finalmente se puede ver en Uruguay

La serie fue uno de los hits veraniegos de Estados Unidos y se acaba de estrenar en Star+; retrata los pormenores de un chef y su equipo de trabajo en un restaurante tradicional de Chicago
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12 de octubre de 2022 a las 05:02

Algunos de los círculos del infierno tiene que parecerse a esta cocina: un caos de ollas humeantes, sartenes aceitosos, cuchillas que suben y bajan, gritos desaforados que piden más sal, más carne, más temperatura, una cocina en la que todos corren y se atropellan y de vez en cuando se apuñalan accidentalmente, o se queman con aceite hirviendo o con esa hornalla que alguien dejó prendida y que ahora provoca un desastre, una cocina donde los insultos cruzan de mesada a mesada, donde los ánimos se templan y se disparan, donde hay sangre, olor a quemado, furias, empujones, órdenes desoídas, delantales tirados en el piso, manchas de salsa, machucones en los dedos, machucones en la autoestima, puteadas masticadas entre dientes, desagravios a viva voz, egos enfrentados, labios apretados. 

Con todos esos ingredientes, es curioso que ese escenario de pesadilla pueda habilitar también otro tipo de experiencias y situaciones, por ejemplo que permita limar las asperezas entre amigos. O que se curen traumas del pasado. Que el dolor sea arropado entre todos. Que se fortalezcan los vínculos. O que se construya una familia sin lazos de sangre. Quizás The Bear solo tuvo que encontrar la mejor forma de dejar eso en evidencia —y eso es: que en este infierno también hay lugar para la humanidad— para ser la serie que terminó siendo: la mejor (o una de las mejores) del año. 

The Bear —en su traducción más literal, El oso— se estrenó en Estados Unidos en junio, fue la serie del verano en el hemisferio norte y llega a la plataforma de streaming de Star+ este miércoles. Creada por Christopher Storer y protagonizada por Jeremy Allen White, uno de los rostros de la aclamada Shameless, la serie retrata los pormenores de los trabajadores de un restaurante tradicional de Chicago que se especializa en una de las marcas registradas de la cocina de esa ciudad: el italian beef

The Bear comienza cuando Carmen “Carmy” Berzatto (Allen White), una estrella de la cocina estadounidense con un pasado de prestigio en Noma —el mejor restaurante del mundo, ubicado en Copenhague—, abandona la senda del éxito gastronómico y toma las riendas de The original beef of Chicagoland, un local familiar que estuvo regentado por su hermano Mike hasta su repentina muerte. The Beef, como le dicen cariñosamente a este antro, es todo lo contrario al universo de fineza culinaria extrema del que viene Carmy: parada habitual de obreros de la construcción, clientes de paso y una fauna diversa que incluye hasta mafiosos de poca monta y cosplayers, el restaurante tiene varios problemas de propuesta y gestión, empezando por un equipo de trabajo desamparado y un montón de cuentas en rojo que hay que cubrir. Con paciencia, algunas buenas ideas y un par de decisiones acertadas, entre ellas la contratación de una nueva y entusiasta sous-chef llamada Sydney, Carmy empieza a acomodar el cuerpo a su nueva realidad. Aunque el camino para lograr que The Beef regrese a su lugar de preponderancia en el mapa gastronómico de Chicago será arduo. Y arduo es, obviamente, un eufemismo.

The Bear está repleta de hallazgos. Para empezar, su protagonista. El Carmy de Allen White, una especie de Dustin Hoffman del nuevo milenio, hipsterizado, lleno de tatuajes y cicatrices de guerra, es un tipo callado, observador, extremadamente ansioso y de pocas pulgas que carga con una mochila gigantesca en la espalda: haber sido la gran promesa gastronómica de su país y no haber podido soportarlo. Así, Carmy pasa de las tapas de revista en las que lo inmortalizaron como el mejor chef joven del año, a lidiar con sus propios traumas y el aparentemente turbio legado de su hermano, y todo parado detrás de las hornallas sucias y malolientes de The Beef. Su viaje, el que habla de la realización propia, de la soledad, la carga del legado familiar y la necesidad de encontrar un propósito en la vida, es el corazón de la saga de The Bear.

En The Bear todo sucede en la cocina de The original beef of Chicagoland

Pero eso no es lo único que late en estas cocinas. Porque la serie también es grande por las otras piezas que se mueven en torno al chef principal y su historia. Ahí están, por ejemplo, la idealista Sydney, el torturado y cascarrabias Richie —mejor amigo del hermano de Carmy y gerente a medias del restaurante—, la combativa Tina, Marcus y su pastelería, y el resto de los que terminan armando el puzzle de esta disfuncional pero extremadamente querible familia hecha a retazos y al calor del fuego. 

A todo trapo

The Bear pide un compromiso especial al espectador. El ritmo de sus ocho episodios está intrínsecamente relacionado con el vigor con el que los integrantes del plantel de The Beef se mueven en la cocina, y por momentos la intensidad es total. En ese sentido, hay pocos momentos de descanso en el montaje o capítulos más reposados, pero cuando aparecen se hacen valer. A pesar de su aparente linealidad —el argumento es bastante simple, a decir verdad—, The Bear logra alcanzar zonas profundas de la psiquis y el espíritu de sus personajes cuando se mete a desmenuzar sus problemas y situaciones personales. Todos tienen su momento y jamás pierden pie en una historia que los construye con cariño.

La intensidad de The Bear alcanza un pico máximo en el séptimo episodio de la serie, quizás uno de los más sorprendentes y geniales del 2022, que retrata en tiempo real y a partir de un largo plano secuencia un día en el que todo sale particularmente mal en la cocina de The Beef. Son 20 minutos de vértigo en estado puro. 

The Bear está compuesta de ocho episodios

Justamente, ese episodio puntual puede servir como ejemplo para otra de las cartas maestras de la serie: su realización. Dejando de lado los frustrantes plano/contraplano a los que nos ha malacostumbrado la televisión más perezosa, The Bear se aferra de su creatividad estética con uñas y dientes, y funciona a partir de una edición casi scorsesiana, un trabajo de cámara aceitado y un diseño de producción que no pasa desapercibido y que construye un universo visualmente rico. En ese apartado, además, juega su partido Chicago, porque a pesar de que son pocas las veces que la serie sale de la cocina, la ciudad de los vientos se transforma en un personaje más, con sus calles, sus puentes, su gente y su espíritu impregnándolo todo.

Y así, entre sándwiches de carne legendarios, algunos tiros, secretos familiares, risottos, personajes entrañables, mucho estrés, la música de Wilco, R.E.M, Sufjan Stevens y salsas saboreadas desde el borde de la cuchara, se van las casi cinco horas que, en total, dura The Bear. Tras los créditos del capítulo final, en la boca queda un sabor especial y dulzón: ese que tienen las cosas que se hacen con corazón. Los platos que probamos una vez y enseguida queremos volver a experimentar. Por suerte, The Bear volverá con una segunda temporada. En The original beef of Chicagoland se vale repetir. Y con ganas.

Jeremy Allen White protagoniza The Bear

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