En un contexto de presiones inflacionarias persistentes en países como EEUU y algunas economías de mercados emergentes (Brasil) y en desarrollo, en Uruguay los analistas que participaron en octubre de la encuesta de Expectativas del Banco Central (BCU) no hicieron cambios relevantes en sus pronósticos.
La inflación esperada por la mediana de los analistas es de 7,3% para el cierre de año (desde 7,2% previo). En tanto que para los próximos 24 meses, se ubica en 6,28%, desde 6,3% pronosticado durante la encuesta de setiembre.
La inflación registró una leve moderación en el año cerrado a setiembre, aunque continúa por fuera del rango meta de 3% a 6% definido por las autoridades del BCU y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). El ritmo de suba de los precios se ubicó en 7,41% versus el 7,59% del mes previo.
A comienzo de mes, el Comité de Política Monetaria (Copom) del BCU decidió subir por segunda instancia consecutiva la tasa de interés de política monetaria un cuarto de punto (0,25), a 5,25%, en línea con la expectativas que algunos agentes privados manejaban. El aumento de agosto había sido de 0,5 puntos, por lo que el BCU mantuvo su criterio de gradualidad a la hora ajustar su tasa de referencia, un camino que distintos bancos centrales del mundo están recorriendo en las últimas semanas para contener la escalada de los precios.
El economista Nicolás Cichevsky señaló que el plan de “desinflación” fijado por el BCU -que busca que la tasa de inflación converja en el mediano plazo hacia el centro del rango meta (4,5%)- ha encontrado temporalmente como obstáculo al incremento global del precio de los commodities y, en menor medida, el incremento de la demanda derivada de la reactivación económica.
Además, destacó que las expectativas de inflación para los próximos 24 meses, tanto de los analistas económicos encuestados como de empresarios se mantienen por encima del nivel objetivo del banco, en especial la de éstos últimos que fijan precios. En setiembre, y por quinto mes consecutivo, las expectativas de inflación de los empresarios para los siguientes dos años se mantuvieron en 8%, sensiblemente por encima del techo del rango meta fijado para ese entonces (6%).
Según el economista, es difícil conocer las razones exactas sobre por qué se mantienen desalineadas las expectativas de los empresarios a pesar de las señales que ha dado el Banco Central, pero es posible intuir que existen al menos dos bien claras. La persistencia, es decir: “Espero que la inflación en el próximo año será 8% porque en el último año lo fue”, y la incertidumbre que aún genera la negociación de los Consejos de Salarios.
En ese sentido, algunos de los primeros acuerdos que se están cerrando en el marco de la novena ronda se apartan de la pauta oficial, según un relevamiento realizado por El Observador. Y en particular establecen correctivos semestrales y anuales, y no a dos años como sugiere el Poder Ejecutivo.
A nivel de los sindicatos se manifiesta que a lo largo del tiempo la inflación ha sido más alta de la anunciada. Por eso en las plataformas reivindicativas se insiste con proteger el poder de comprar de los salarios durante la vigencia de los acuerdos y hay desconfianza respecto a los pronósticos oficiales.
El economista, José Licandro, escribió en su cuenta de Twitter que si empresarios y trabajadores creen que la inflación futura será más alta que los anuncios, “el BCU tendrá que subir más la TPM de lo que hubiera sido necesario si le creyeran para poder cumplir con la meta. Eso implicaría costos a corto plazo vía menor demanda agregada”.
“Además, como la falta de credibilidad se incorpora en las cláusulas de los convenios vía reajustes, se generan rigideces nominales si la meta se cumple a la postre, afectando negativamente el empleo y la actividad también a medio plazo”, alertó.
Si empresarios y trabajadores creen que la inflación futura será más alta que los anuncios, el BCU tendrá que subir más la TPM de lo que hubiera sido necesario si le creyeran para poder cumplir con la meta.
— jose licandro (@licandro1) October 20, 2021
Eso implicaría costos a corto plazo vía menor demanda agregada.
Con relación a las perspectivas de crecimiento de la economía, tampoco hubo cambios significativos. La proyección para 2021 se ubica en 3,05%; es de 3,15% para 2022 y de 2,9% para 2023.
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) mantuvo en la última Rendición de Cuentas su previsión de crecimiento de 3,5% para este año. Las autoridades son optimistas con el ritmo de recuperación que mostrará la economía uruguaya durante el semestre que está en curso.
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