Un liberal anda suelto

El exsubsecretario del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) del último gobierno nacionalista propuso eliminar los Consejos de Salarios y el Salario Mínimo Nacional (SMN) para sorpresa del espectro político en su conjunto.

“Hay dos cosas que tenemos que volver a discutir. Una es volver a eliminar los Consejos de Salarios, solo son queridos por los negociadores y los sindicalistas, pero en definitiva los Consejos de Salarios para aquella persona que perdió su trabajo le ponen una barrera tan alta que no logra recomponer su vida laboral”, dijo.

“Segundo –agregó– eliminar el SMN. Toda esa gente que ha quedado sin trabajo, en algún momento podría trabajar si no tuviéramos un SMN, si no hubiese un decreto firmado por la burocracia del sector público que dice que los salarios tienen que ser más altos de tanto o cuánto”, finalizó Licandro.

Es de saludar el planteo que provocó la inmediata reacción de muchos fans de las redes sociales donde es muy fácil opinar con un “me gusta” o un “retuit” sin argumentar a fondo, y además aprovechar  para el debate electoral achacándole a Luis Lacalle Pou esas intenciones cuando el precandidato blanco ha reiterado a los cuatro vientos que no piensa eliminar los Consejos de Salarios. 

Por la reacción de las primeras 24 horas parecía que Gustavo Licandro cometió un crimen punible con prisión cuando solo puso arriba de la mesa la opinión de un liberal que se hace cargo de lo que dice y que lo viene diciendo desde hace muchos años. Nada que esconder, nada que temer. 

Resulta inaudito, y a esta altura ya parece ser una estrategia del Frente Amplio, pretender adjudicar a Luis Lacalle Pou todo lo digan o piensen exjerarcas del gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera de hace casi treinta años. Parece ser un mecanismo de defensa barato ante la ausencia de planteos propios o de envergadura un poco más sólida.

El planteo improbable de Licandro –es un hecho que los Consejos de Salarios llegaron para quedarse, lo mismo que otras leyes aprobadas en la era  progresista– debería servir de oportunidad para discutir en serio y con argumentos sobre las relaciones laborales y el futuro del trabajo.

El cambio de las costumbres de las nuevas generaciones, la llegada de la robótica, la era digital, la evolución de las pequeñas y medianas empresas, el horario, la capacitación, los trabajos transnacionales, los coworks y cientos de variables obligan a todos los actores a sentarse seriamente en una mesa sin agenda para flexibilizar y adaptar las relaciones laborales a los tiempos que corren.

Para poder avanzar hacia un diálogo honesto sobre otro tema en el que le va la vida a Uruguay es necesario generar confianza y elevar la mira. Las generaciones que vienen tienen derecho a ser más libres en relación a su trabajo. La actual legislación laboral uruguaya quedó obsoleta y debería discutirse a fondo, equilibrando las fuerzas y aceptando que la velocidad con que cambia el mundo afecta directamente al trabajo. 

Por lo antedicho, bienvenida la polémica instalada por Licandro pese a que puso en aprietos a quienes están en carrera por la Presidencia, sean oficialismo u oposición.