Opinión

Un Mundial extravagante

Es bueno salir de la mirada eurocéntrica del mundo e integrar diferentes culturas
Tiempo de lectura: -'
27 de noviembre de 2022 a las 05:00

Según la Real Academia Española, “extravagante” es algo “raro, extraño, desacostumbrado, excesivamete peculiar u original”. Y sin dudas, el Mundial de Qatar es extravagante.

Por de pronto, por las polémicas que lo envuelven desde que se designó la sede.  Una sede que a muchos llamó la atención y se atribuyó a influencias monetarias más que a consideraciones deportivas o, si se quiere, de la estrategia geopolítica de la FIFA para expandir el negocio del futbol. El propio Blatter, presidente de la FIFA cuando se eligió Qatar, dijo que había sido un error esa designación.

A ello se agrega el necesario pero inconveniente cambio de calendario para evitar temperaturas extremas, lo que obligó a recalcular todos los torneos a nivel nacional. También se cuestiona la política de Derechos Humanos en el emirato, tanto en lo que corresponde a los derechos laborales y como a las censuras a los derechos de libre expresión de la identidad de género. No falta un cuestionamiento al fallecimiento de muchos trabajadores,  aunque las cifras difieren y son difíciles de estimar. El cambio reciente de la legislación laboral no ha dejado satisfechos a los organismos de Derechos Humanos aunque para los qataríes y los migrantes sea algo bienvenido.

No llegó a haber boicot de ninguna selección pero varias trataron de expresar su disconformidad enviando mensajes a través de diseño de camisetas, cintas en los brazos y hasta el taparse la boca durante la foto como hizo la selección alemana. La FIFA prohibió toda manifestación política realizada a través de gestos pero sus acciones se miraron como censura. El paso de los días dirá cómo se desarrollan estas protestas y si la FIFA logra concentrar la atención en el fútbol.

Indudablemente ni la locación del evento, ni las credenciales futbolísticas del país anfitrión, ni su forma de gobierno son las ideales para un evento de esta naturaleza. Pero eventos deportivos como las Olimpiadas se han llevado a cabo en países gobernados por regímenes autoritarios o no democráticos. Quizá estos eventos ayudan a poner el foco mundial en la situación de esos países, que se ven obligados a llevar a cabo reformas. 

De Catar, por de pronto, se está viendo una organización de primer nivel, cosa no menor. Y a pesar de las deficiencias señaladas, es importante que la Copa del Mundo rote por el orbe y llegue a otros continentes y culturas. Es el precio y el beneficio de la globalización. Es bueno salir de la mirada eurocéntrica del mundo e integrar diferentes culturas, religiones y estilos de vida. China se benefició mucho de las Olimpíadas de 2008. Rusia no logró lo mismo con  la organización  del Mundial de 2018 y de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi en 2014.

Este Mundial en Qatar recibe muchas críticas y por ello el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, saltó duramente contra el doble estándar europeo. Pero, como dice The Economist, si se quiere un mundial sin problemas de legitimidad gubernamental ni calores extremos, los próximos eventos deberían organizarse en Suecia, Finlandia y Noruega. 

La hora de las críticas, empero, ya ha pasado de largo con la controversial foto de la ceremonia inaugural donde el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman, aparece junto a Infantino y al emir de Qatar, Tamin Al Thani. Bin Salman se recupera así del ostracismo en que fue puesto a consecuencia del asesinato del periodista saudí y corresponsal del Washington Post, Jamal Khashoggi, en el consulado saudita de Estambul (Turquía) en 2018. Por su parte, el Emir de Qatar vuelve a congraciarse con el líder saudita luego del bloqueo que varios países árabes, liderados por Arabia, impusieron a Qatar por supuesto apoyo al terrorismo islámico. 

Y, para más extravagancia del mundial en Qatar, como el fútbol es un deporte donde todo puede suceder, donde siempre hay sorpresas, donde la autosuficiencia se paga cara,  Arabía Saudita derrotó inesperadamente a la Argentina, uno de los candidatos. Sorpresa general excepto para el DT de Arabia, el francés Hervé Renard. Basta ver el video de la arenga que dirigió a sus pupilos en el entretiempo del partido, cuando iban perdiendo 0 a 1. Renard alentó a la remontada diciéndoles que estaban jugando un Mundial: “Hay 60.000 aficionados en las tribunas. No estamos respetándolos. No pusimos intensidad. Jugaron el primer tiempo como si fuera un partido amistoso. Ellos tuvieron las mejores oportunidades, pero no marcaron más que una vez. Entonces, se tienen que levantar y luchar. ¡Aún quedan 45 minutos para jugar!”. Y vaya si tuvo efecto: en los segundos 45, los jugadores saudíes dieron vuelta el partido y generaron un tremendo terremoto en el Mundial.
Eso es lo bueno de este Mundial. Las sorpresas están a la orden del día. Nadie tiene nada asegurado. El talento puro no basta. Es preciso el trabajo y la organización. Y por supuesto la motivación, como logró hacer Renard.

Muchos que dijeron que no prestarían atención, poco a poco se van entusiasmando. Es la fiesta máxima del fútbol. Lo importante es disfrutar de ello sin desconocer las lecciones políticas, económicas y hasta de estrategia empresarial que se pueden extraer de una sede mundial tan extravagante y tan discutida. Todo es perfectible, incluso la forma de elegir las sedes.

    Comentarios

    Registrate gratis y seguí navegando.

    ¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

    Pasá de informarte a formar tu opinión.

    Suscribite desde US$ 345 / mes

    Elegí tu plan

    Estás por alcanzar el límite de notas.

    Suscribite ahora a

    Te quedan 3 notas gratuitas.

    Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

    Esta es tu última nota gratuita.

    Se parte de desde US$ 345 / mes

    Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

    Elegí tu plan y accedé sin límites.

    Ver planes

    Contenido exclusivo de

    Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

    Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

    Cargando...