Una bomba en una mezquita de la ciudad de Herat en el oeste de Afganistán dejó al menos 18 muertos, entre ellos un importante clérigo cercano al Talibán, y decenas de heridos, según informes oficiales.
La bomba detonó este viernes en la atestada mezquita de Guzargah, donde decenas de fieles rezaban las oraciones del mediodía.
Entre los muertos está Mujib-ul Rahman Ansari, un clérigo ampliamente conocido en Afganistán por sus posiciones críticas hacia el gobierno que Estados Unidos apoyó durante su presencia en el país a lo largo de veinte años y se lo consideraba un firme aliado del Talibán, que se hizo con el poder hace un año, luego de la retirada norteamericana.
Zabihullah Mujahid, vocero del Talibán, confirmó la muerte del clérigo, quien -según lo detalló- había estado reunido antes de concurrir a la mezquita, con el viceprimer ministro del gobierno Mullah Abdul Ghani Baradar que estaba de visita en Herat.
El gobernador de la ciudad, Islam Jar, informó que el hermano de Ansari, Habib-ul Rahaman también murió en la explosión y que 23 personas resultaron heridas.
Hasta el momento en que se difundieron las primeras noticias sobre el ataque ningún grupo había reivindicado su autoría, aunque los observadores lo asocian a otro atentado en el mes pasado contra una mezquita de Kabul, donde murió Rahimullah Haqqani, también un clérigo Talibán, que fue reivindicado por el grupo Estado Islámico (EI).
Haqqani era conocido por sus violentos discursos contra el EI, y se había pronunciado a favor de permitir a las niñas asistir a la escuela secundaria, a pesar de que el gobierno les prohíbe asistir a clase en la mayoría de las provincias.
Los militantes del EI, que se reivindican sunnitas, vienen sosteniendo una campaña de ataques contra el Talibán, que también adhiere al credo sunnita y contra grupos minoritarios como shiitas, sufíes y sijs, que son considerados herejes. Habitualmente, hombres-bomba lanzan ataques suicidas contra mezquitas durante las oraciones de los viernes.
Los 57 miembros de la organización para la Cooperación Islámica, basada en Arabia Saudita, condenó el ataque, manifestó su total solidaridad con Afganistán y su pueblo y su preocupación por “los esporádicos ataques con explosivos que amenazan la paz y la seguridad del pueblo afgano”.