Una historia detrás del sol

A los 10 años fue captada por los entrenadores de gimnasia olímpica en Australia para incorporarla a la competencia de elite. Pero un poco antes, a los 9, Shona Morgan había visto algo que la maravilló: el Cirque du Soleil.

"Quedé asombrada. Pensé que era lo más lindo que había visto en mi vida. Y pensé: quiero hacer eso. ¿Y cómo lo hago? Debo seguir con la gimnasia olímpica y ser mejor", contó Morgan a El Observador.

La competición la llevó a entrenar 36 horas a la semana para perseguir el sueño olímpico, que logró con el equipo australiano en los Juegos de Beijing 2008. Si bien su país no ganó ninguna medalla, tuvo una de las mejores performances de su historia, recordó Morgan.

Sus condiciones atléticas le permitieron estudiar biología humana en la Universidad de Standford, Estados Unidos, y al terminar se preguntó: "¿Y ahora qué?". Su mente viajó a su niñez: el circo.

Entonces, casi con 23 años, Morgan armó un video con sus mejores pruebas para enviar al Cirque du Soleil. Esperó un año para que la llamaran a hacer una suplencia en las barras asimétricas y el contrato inicial fue solo por cinco semanas. Pero finalmente se quedó, y ya lleva dos años de gira con el espectáculo Amaluna, dentro de un equipo que suma 110 personas entre artistas y técnicos.

La gimnasta aseguró que el circo le brindó la oportunidad de percibir un sueldo por hacer lo que le gusta, porque solamente como deportista de elite dependía de las competencias y apoyos estatales.

Por otro lado, el entrenamiento es menos intenso en el circo, aunque puede llegar a tener 10 funciones a la semana.

El Cirque du Soleil le exigió complementar sus habilidades físicas con las artes escénicas. Si bien la danza y la expresión formaban parte de la gimnasia a la hora de captar la atención del jurado en un ámbito deportivo, para un espectáculo internacional como el de la compañía canadiense Morgan debió poner su cuerpo al servicio de la historia que se quería contar. "Con la experiencia y carrera de deportista puede ser un poco más duro abrirse a ser más expresivo y artístico", explicó.

En Amaluna ella es una de las amazonas que protege la isla. Son un grupo de mujeres fuertes y guerreras. "Lo que amo de estar en el circo es que puedo moverme entre la audiencia. Hay puntos en los que me muevo entre la gente, puedo sentir su energía y jugar con ellos", expresó la gimnasta. "Tanto como yo les brindo, recibo de ellos.

Me da la energía para ser buena y darles un buen espectáculo", dijo Morgan.

Sobre Amaluna, la obra que el Cirque du Soleil presenta desde este miércoles en Montevideo, Morgan dijo que aborda el poder de lo femenino desde la diversidad y alejamiento de los estereotipos.

"Muestra la fortaleza y la belleza de las mujeres", explicó la gimnasta. "No es sólo una forma en la que la mujer puede ser bella, sino varias. Y muestra además cómo podemos ser fuertes pero femeninas", concluyó.

Estreno

Creada por la premiada directora de teatro de Nueva York Diane Paulus, Amaluna cuenta la historia de una isla gobernada por mujeres que se guía por los ciclos de la luna. Al despertar de una tormenta, se encuentran con que un grupo de hombres arribó a la isla, lo que provocó desequilibrio y conflicto. Una historia de amor entre la hija de la reina de la isla y uno de los jovenes intrusos deberá enfrentar contratiempos antes de alcanzar la convivencia armónica.

El elenco está compuesto en su mayoría por mujeres, incluso con una banda musical íntegramente femenina. El espectáculo Amaluna, que lleva cinco años de gira, se estrenará este miércoles en Montevideo a la hora 20 y estará todos los días hasta el 10 de setiembre, y luego retomará desde el 12 al 15 de ese mes.

Las entradas a la venta están disponibles en www.cirquedusoleil.com/amaluna y en Abitab, con precios que van de $ 2.040 a $ 8.100. También a partir de este martes pueden ser adquiridas en la boletería del Cirque du Soleil, ubicada frente a la entrada de la gran carpa que allí se montó, durante las dos horas previas al inicio del espectáculo. La producción recomendó al público llegar con una hora de antelación; de lo contrario deberán esperar para ingresar.