El encallamiento frente a la costa de la isla Stewart fue el más grande registrado en Nueva Zelanda. El Departamento de Conservación dijo el lunes que hasta 145 ballenas murieron en Mason Bay, en el lado oeste de la isla, donde fueron descubiertas por un excursionista el sábado por la tarde.
Ren Leppens, el gerente de operaciones del departamento para la isla, dijo que el excursionista caminó casi tres horas para alertar al personal de conservación. La mitad de las ballenas ya estaban muertas cuando llegaron los exploradores. El resto quedó para ser sacrificadas.
"Es profundamente triste", dijo Leppens, quién agregó que las ballenas pueden haber llegado a la costa el viernes; no obstante, el mal clima jugó en contra ya que los expertos no podían acercarse al lugar.
La ballena piloto, también llamada Calderón común, es un ejemplar de frente abombada y cuerpo robusto que puede alcanzar entre seis y siete metros de longitud.
Según The New York Times, en la misma playa ya hubo varamientos de masa anteriormente. En 1988 más de 300 ballenas murieron en la misma playa.
En febrero del año pasado, 250 ballenas murieron en Farewell Spit, “uno de los lugares más comunes para los varados de ballenas”, según publicó el diario. Los animales murieron después de que 500 rescatistas trataron frenéticamente de regresar al agua a los animales.
Krista Hupman, bióloga de mamíferos marinos del Instituto Nacional de Investigación del Agua y la Atmósfera de Nueva Zelanda, dijo que los grupos de conservación de ballenas vigilaban Farewell Spit y estaban listos para reunir equipos de rescate con poca antelación cuando los animales parecían nadar hacia el línea costera. "Pero sin ese avistamiento inicial estamos fuera de suerte", señaló, refiriéndose a la lejanía de los enclaves en la Isla Stewart, que alberga a solo 402 personas.
En el extremo opuesto del país, los rescatistas de Ninety Mile Beach, cerca del extremo norte de la Isla Norte, retrasaron los esfuerzos para volver a flotar ocho ballenas asesinas pigmeas varadas hasta el martes debido al mal tiempo. Cuatro ballenas habían muerto en la playa hasta el lunes. Otras dos ballenas murieron en otros lugares de Nueva Zelanda. Se cree que las muertes no están relacionadas.
Los mamíferos marinos se quedan varados con frecuencia en las costas de Nueva Zelanda y el promedio de operativos realizados por los funcionarios ambientales es de unos 85 por año, la mayoría de ellos para salvar individualmente a estos animales.
Las causas por las que las ballenas y delfines se quedan varados no se han esclarecido aunque se atribuye a enfermedades, errores de navegación, cambios repentinos en las mareas, la persecución de depredadores o a condiciones meteorológicas extremas.
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