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Uruguayas nómades: ganan hasta € 2.300 y saltan de país en país
Desde hace años que querían recorrer el mundo, y en 2021 volaron con el objetivo de hacer su sueño realidad. En un momento en el que los distintos países seguían alterados por la pandemia de covid-19, se armaron de valor, y comenzaron su aventura.
Ania Peri y Fiorella Bresesti dejaron familia, amigos y trabajos, y partieron sin planes definidos pero con una meta a cumplir: conocer la mayor cantidad de países posibles y empaparse con su cultura. Con tan solo nueve meses de viaje, ya pueden eliminar tres destinos de su lista de deseos porque vivieron en España, Francia e Irlanda.
Según contaron las viajeras en entrevista con Café & Negocios, ambas querían vivir una experiencia así desde hace años, pero hubo diferentes obstáculos que sortear. Fue recién en 2021 –en el que sintieron un particular agotamiento de la rutina en el país–, que llegó el cambio de vida del que –viéndolo en perspectiva–, la pareja no se arrepiente.
“No estábamos conformes con la vida que llevábamos, aunque estábamos tan bien como un uruguayo promedio. Actualmente, nos encanta”, sostuvo Peri.
¿En qué consiste esta vida? Por el momento –y es importante aclararlo, porque el constante cambio de países hace que las propuestas sean muy dinámicas–, en hacer voluntariado que permita viajar low cost (a bajo costo, en español) o trabajar en servicio al consumidor.
“Lo que más nos gusta es estar inmersas en la cultura, no ser simples turistas”, destacó Bresesti.
El cinco de noviembre aterrizaron en el aeropuerto de Madrid, y así dieron inicio a su nueva vida. Instaladas en la casa de una familiar residente en el viejo continente comenzaron a postularse a un concepto de voluntariado diferente al uruguayo a través de plataformas que se especializan en opciones que permiten viajar casi que gratis, porque intercambian el servicio por estadías gratuitas o gastos pagos. Tras diez días ya habían conseguido una oferta en Francia.
Firmaron un contrato preliminar de dos meses, y empezaron a trabajar como cuidadoras de mascotas de familias cuando estuvieran fuera del país. Entonces tenían cubierto el alojamiento –las casas de los dueños de las mascotas–con servicios básicos, pero en este caso la alimentación corría por su cuenta.
El voluntariado les gustó, y la experiencia que iba a ser de dos meses terminó siendo de seis. Pero por el anhelo constante de conocer el mundo y salir de la zona de confort, no hicieron la estadía más larga. Comenzaron a buscar nuevas experiencias y, tras conseguir un nuevo voluntariado, eligieron mudarse a Irlanda.
Llegaron en mayo a una granja en ese país en la que comenzaron a desempeñarse como rescatistas de animales: “Vivíamos en el campo con animales y un grupo de voluntarios fabuloso”, contó Bresesti. “Teníamos alojamiento y comida, no precisábamos nada más”, agregó. Pero un mes después se fueron de la granja para comenzar a trabajar en un hotel, y esta vez con remuneración en efectivo.
“Fue sumamente fácil conseguir el trabajo”, señaló Bresesti. Explicó que el país necesita mano de obra en el sector de servicios por lo que piden “por favor” que las personas trabajen.
Consultadas sobre su rol en el hotel, contaron que trabajan como housekeepers (amas de casa, en español) y se dedican especialmente a la limpieza de habitaciones. Por esto, cobran € 12,5 ($ 515) por hora, y el esquema laboral es de ocho horas, cinco días a la semana. Entonces, por mes, ganan aproximadamente € 2.300 ($ 95.800).
“Los sueldos son muy buenos, recontra alcanza para vivir en Irlanda”, dijo Peri. Si bien las uruguayas ganan apenas dos euros más del sueldo mínimo establecido en el país, les es suficiente para cumplir con sus gastos fijos –alquiler de € 1.000 y alimento para el día a día–, a lo que le suman salir a comer e ir de paseo, y todo esto sin enfrentarse a la incertidumbre de no llegar a fin de mes.
Además, con un mes y medio trabajado tienen ahorrado en efectivo el mismo monto con el que habían salido de Uruguay.
“Podemos disfrutar desde la tranquilidad económica”, afirmó Peri.
Viajeras sí, ¿influencers?
Un nuevo destino
En menos de una semana, la pareja se vuelve a mudar. Esta vez van a salir del viejo continente para llegar al destino que tenían como objetivo cuando partieron de Montevideo, y que no cumplieron por las restricciones de la pandemia. Se van a Australia.
“Aplicamos hace seis meses porque hay mucha demanda de trabajo y se gana súper bien”, señaló Peri. La idea en su estadía es trabajar y poder ahorrar para luego seguir viajando. Para lograr su cometido las viajeras –Bresesti y Peri, respectivamente– adquirieron una visa para vacaciones de trabajo y otra de estudio y trabajo.
Consultadas sobre sus planes de trabajo en el nuevo destino, destacaron que el sector de servicios para los consumidores también tiene mucha demanda.
Peri quiere seguir trabajando como lo hacen en Irlanda, mientras que su novia dijo que a ella le gustaría emplearse en el rubro en el que se formó: la biología marina. “En Australia me encantaría ejercer mi profesión porque siento que hay mucho para hacer, y me gusta mi carrera”, sostuvo.
Luego de vivir en Australia, no saben a dónde van a ir pero si saben que –por el momento–, no piensan regresar a Uruguay. Sienten que aún les queda mucho por hacer, y por tanto les cuesta pensar en estar de vuelta.
“Estamos en una edad en la que podemos recorrer el mundo y trabajar en rubros que no son los de nuestra profesión. Esa es nuestra elección”, concluyó Bresesti.
