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Vázquez en su último día como presidente: "Me voy con la conciencia tranquila"
A las 20.01 del sábado Tabaré Vázquez levantó sus brazos con el clásico gesto de la V de la Victoria mientras los militantes tras las vallas amarillas en la Plaza Independencia entonaban "Volveremos, volveremos, volveremos otra vez; volveremos a ser gobierno, como la primera vez". Segundos después se subió al vehículo y dejó atrás la sede de la presidencia. Una hora había durado su última ceremonia protocolar como presidente de la República, y el posterior saludo a figuras del Frente Amplio presentes como el ex presidente José Mujica, la vicepresidenta Lucía Topolansky, familiares y funcionarios.
"Me voy con la conciencia tranquila", declaró Vázquez a la prensa. Dijo estar profundamente emocionado: "Creo que hicimos todo lo que pudimos para que el pueblo uruguayo pudiera vivir mejor".
"¿Qué hará a partir de mañana, presidente?", le consultó uno de los periodistas. "Mañana, descansar", sonrió Vázquez. "Y después vamos a ver", agregó, aunque aclaró que participará en política como militante del Frente Amplio. "Visitaremos los comité, las coordinadoras, las departamentales, si el físico nos da", apuntó.
El viernes en el acto homenaje que le realizó el Frente Amplio alertó que no se perdieran los derechos adquiridos durante los gobiernos del Frente Amplio y en este último contacto con la prensa el sábado señaló que velará por ello "como cualquier ciudadano informado" y mediante "un análisis crítico, serio, responsable". "Ojalá marche todo bien para la gente, que sigan desarrollándose las políticas públicas y sociales en beneficio de los más necesitados", comentó.
Vázquez reconoció que quedaron cuestiones pendientes: "Algunas cosas hemos hecho, otras quedaron en el tintero. Pero la vida de un país, como decimos siempre, se construye todos los días".
Señaló como muy interesante el encuentro con el rey Felipe VI de España que tuvo en la tarde del sábado. "Reconoció todo lo que es Uruguay, un faro en la región desde el punto de vista de la institucionalidad democrática, la fortaleza política, los equilibrios sociales. Ellos quieren mucho a Uruguay”, expresó.
Consultado sobre la posibilidad que Eduardo Bonomi y Jorge Vázquez dejen de tener custodia policial, Vázquez comentó que había elaborado un decreto tras conversarlo con Lacalle Pou, pero que, ante declaraciones del futuro ministro del Interior, Jorge Larrañaga, firmó otro decreto que anula el primero. "Ahí está la situación. A nosotros como gobierno, cuando se nos pidió protección especial para ciudadanos amenazados de muerte y más habiendo cumplido gestiones de gobierno para todo el pueblo uruguayo, nunca nos hemos negado a darla. Es la protección de una vida, y toda vida es un capital muy importante”, añadió.
La bandera y las gracias
Faltaban unos minutos para las 19.00 horas cuando el rey Felipe VI de España dejó el edificio Libertad, tras reunirse con Vázquez, y cruzó a pie la plaza Independencia rumbo al hotel Radisson, donde está hospedado. Poco después salió Vázquez. Lo esperaban sus familiares y el ex presidente José Mujica, la vicepresidenta Lucía Topolansky, ministros como Danilo Astori, Eduardo Bonomi, Liliám Kechichian, legisladores, funcionarios y otras figuras del Frente Amplio como Álvaro García y la candidata a la Intendencia de Montevideo, Carolina Cosse.
Entre los fotógrafos de Presidencia se mezcló el ex presidente del Plan Ceibal, Miguel Brechner, conocido aficionado a la fotografía. Brechner pasó tomando fotos, a pocos pasos de Tabaré Vázquez, para envidia de fotógrafos y cámarografos de prensa que hacían su trabajo desde una especie de corralito a varios metros de distancia.
La ceremonia se desarrolló entre cánticos de los militantes y la voz retumbante de los casi 100 blandengues al entonar el himno ejecutado por la charanga Grito de Asencio. Al terminar el himno, Vázquez se llevó la mano derecha al corazón. Enseguida el ceremonial marcó que el jefe del regimiento Blandengues de Artigas de Caballería Nº 1 pidiera autorización a Vázquez para el arriado de la bandera.
Durante los siguientes minutos la atención se concentró en el paso firme y casi teatral de los blandengues, y el proceso parsimonioso y prolijo de bajar las tres banderas patrias y doblarlas. Y después se produjo la entrega a Vázquez del pabellón nacional, "en reconocimiento a los servicios prestados" como se escuchó a un locutor explicar por el altavoz. Vázquez le pidió uno de sus hijos que sostuviera el pabellón, y saludó a los presentes, para después abrazar a Topolansky y Mujica.
Los militantes, ubicados a ambos lados del costado sur de la plaza Independencia, habían entonado a esa altura varios cánticos (como el clásico "Y ya lo ven el presidente es Tabaré") pero en ese momento algunos comenzaron a cantar "el pueblo unido jamás será vencido" que a los pocos segundos se convirtió en "el frente unido jamás será vencido".
Mientras Vázquez se dedicaba a recibir abrazos y sacarse algunas fotos (entre ellas una con todos los miembros de su familia), Mujica se dirigió hacia los militantes y se llevó con él todas las cámaras. Ante una pregunta de un periodista, comentó: "No se siente nada, puro pamento. El respaldo de la gente sí, que es lo que más me importa".
Los saludos continuaron, en tanto unos 20 blandengues había formado una especie de pasaje que terminaba en un vehículo negro. Estaba previsto que Vázquez se retirara por allí. Pero unos minutos después las directivas cambiaron. Los blandengues se dispersaron y el auto avanzó unos metros. Los periodistas interceptaron a Vázquez antes de subir al vehículo y el presidente dedicó unos cinco minutos a hablar con la prensa. Se subió al auto pero solo para dirigirse primero a saludar a los simpatizantes que estaban sobre el costado del Teatro Solís y luego a aquellos que estaban sobre el Palacio Salvo.
"Hasta siempre compañero", "Todavía es presidente", "Presidente por siempre", "El mejor de la historia", se escuchó decir a los simpatizantes que agitaban banderas del Frente y llevaban un cartel en el que se leía "Gracias Tabaré" en letras rojas.
Luego de la partida de Vázquez, el prosecretario de presidencia, Juan Andrés Roballo, con su corbata en la mano, le dijo al periodista de Telemundo: "Estamos muy contentos. Misión cumplida".
