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Ventajas y desventajas de Peñarol, un equipo que juega de memoria
Peñarol se apronta para debutar el próximo fin de semana por el Campeonato Uruguayo. Después de muchos años -no ocurre desde la época del segundo quinquenio logrado por el club-, el equipo aurinegro irá por el tricampeonato. Y tiene con qué. Porque cuenta con un plantel muy importante para el medio local, que se conoce de memoria y sabe lo que quiere el técnico.
Claro que eso tienen sus pros y sus contras. Porque existen muchas ventajas y también desventajas cuando sucede algo así.
Todo apunta a que si Walter Gargano mejora de su tendinitis -como espera el cuerpo técnico y médico- la oncena que jugará por la primera fecha el fin de semana será prácticamente la misma que enfrentó a Nacional en la final de la Supercopa Uruguaya el domingo 3 de febrero.
Son muchos los puntos altos de este equipo que viene de ser campeón uruguayo con jerarquía. Empezando desde el arco con Kevin Dawson, electo como mejor jugador del pasado campeonato en la encuesta de Referí de Fútbolx100 y también por parte de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) a fin de año.
En el fondo, el conocimiento de Fabricio Formiliano como zaguero central y Lucas Hernández como lateral zurdo, en tanto Giovanni González lo ha hecho tanto como lateral por derecha como también ha alternado como volante abierto por la misma banda.
El mediocampo es una zona fundamental en cualquier equipo y sumado a Dawson, es uno de los tantos puntos altos del equipo de Diego López. Porque cuando se juntan los tres que más saben allí -Guzmán Pereira, Cristian Rodríguez y Walter Gargano-, Peñarol saca réditos de su juego. A ellos cabe adosarle la experiencia de Fabián Estoyanoff quien juega normalmente como volante abierto por izquierda o por derecha.
Después también se puede nombrar la frescura, velocidad y profundidad que ejerce a veces Agustín Canobbio. Es un futbolista que tiene, como todos, altibajos, pero en él se notan más. O aparece relampagueando, o ni se lo nota en la cancha. No tiene término medio. Pero en general, en este tiempo, le ha cumplido bien a Peñarol.
Arriba, la capacidad goleadora de Gabriel Fernández es desnivelante. Fue el artillero de Peñarol en el pasado Campeonato Uruguayo y sus goles fueron fundamentales.
Respecto al año pasado, el equipo aurinegro perdió a Maximiliano Rodríguez, un jugador que hacía la pausa y que pensaba mucho dentro de la cancha. No obstante, mantuvo la visión de campo y el oficio de su ladero, Lucas Viatri, quien seguramente le dará una mano bárbara al equipo.
Este plantel se supo levantar en momentos muy difíciles como sucedió luego de la lesión de Walter Gargano que duró ocho meses de recuperación. Pese a no tenerlo, disputó una segunda parte del año muy buena en cuanto a resultados que le dio el título. En eso tuvo mucho que ver el nivel que mostró Guzmán Pereira.
Si bien la temporada recién comienza, ahora deberá dar vuelta la página luego de haber perdido en definición por penales ante el eterno rival lo que podría haber sido un nuevo título: la Supercopa Uruguaya.
Para levantarse de nuevo, el conjunto de Diego López cuenta con el ida y vuelta de varios de sus futbolistas, la dinámica de Canobbio y Estoyanoff (cuando aparecen) y ese conocimiento mutuo de todos. Ese es un punto fuerte de este plantel. Saben muy bien lo que pretende su entrenador, al cual se ajustaron rápidamente luego de la salida de Leonardo Ramos con quien también habían logrado el éxito.
Están hermanados en el triunfo y en el hecho de haber cosechado títulos juntos. Eso no se da tan seguido y siempre levanta el espíritu de un plantel.
Una de las desventajas claras que tendrá Peñarol en este año será -una vez más- la doble competencia. Tanto los jugadores como los dirigentes y el hincha pretenden siempre clasificar a la Copa Libertadores de América. Sin embargo, una vez que ello sucede, en los últimos años (muchos años, salvo 2011), al club le va muy mal en lo internacional y como le sucede a casi todos (o todos) los clubes uruguayos, jugar tres partidos en una semana se siente en los planteles. A veces, entonces sucede que se hipotecan las chances en el torneo local.
Al equipo de Diego López ya lo conocen todos los técnicos rivales. Uno de los desafíos que debe tener el DT aurinegro es generar sorpresa, flamantes jugadas preparadas que no estén en los libretos muy bien llevados por quienes serán sus rivales. Porque claro, si bien es una gran ventaja que sus futbolistas se conozcan de memoria, un punto en contra es que los adversarios también.
El año pasado, el propio López supo cómo salir a flote cuando le faltaron en partidos importantes futbolistas de la talla de Gargano o el Cebolla Rodríguez. Pero si bien en el resultado de los encuentros lo logró, quizás en el juego del equipo eso no se vio reflejado. Son dos pesos pesados dentro del plantel y de la cancha y eso lo puede sentir cualquier grupo.
Los pozos futbolísticos en los que a veces cae Peñarol, esa irregularidad que se aprecia en varias ocasiones, la ansiedad que le gana a todos y la pérdida de orden, son más desventajas con las que ha contado el club aurinegro.
Un nuevo campeonato comienza y Peñarol tiene todo para ser campeón. Debe ganarle al hecho de pensar en el tricampeonato como premisa, no obnubilarse con eso, como ha sucedido, por ejemplo, con la sexta Copa Libertadores en años anteriores y luego pecó de ingenuo. Si logra conseguirlo, será muy difícil que lo bajen.
