Martín Viggiano

Martín Viggiano

Sacacorchos > vinos

Vino medieval

Durante siglos, en el Castillo Aragonés de la isla italiana de Ischia plantaron viñas y tuvieron bodegas propias, como para autoabastecerse de vino si estaban sitiados o aislados
Tiempo de lectura: -'
07 de mayo de 2014 a las 00:00

POR VALENTÍN TRUJILLO

La isla de Ischia está ubicada a la salida del golfo de Napóles, en lo profundo del sur de Italia. Navegando desde la pequeña isla de Procida, desde donde arribé, son treinta minutos de ferry. El accidente geográfico más importante que se divisa desde el mar es el monte Epomeo, un volcán de unos 800 metros de altura, primo hermano del cercano Vesubio, y que estuvo activo por lo menos hasta el 1300, aproximadamente.

Pero como la visita es por el día y no daba el tiempo para el turismo aventura, decidí apuntar mis baterías hacia el Castillo Aragonés (o Castello Aragonose), en enorme estructura fortificada sobre un antiguo islote.

Según datos históricos locales, lo primeros que usaron la fortificación fueron los siracusanos en el siglo V antes de Cristo. Luego pasaron, como en casi cualquier isla del Mediterráneo (en este caso, del Mar Tirreno), los siglos, los pueblos y las guerras. Romanos, fenicios, cartagineses, normandos, turcos otomanos y piratas pusieron el pie en Ischia, hasta que hacia mediados del siglo XV, mientras Cristóbal Colón se adentraba en océanos desconocidos, los aragoneses apuntaban para el lado opuesto y conquistaban Ischia, Sicilia y la provincia de Nápoles.

En 1441, el rey Alfonso de Aragón ordena fortificar los muros y crear propiamente la estructura del castillo que se conserva hasta la actualidad. Recorrerlo es viajar en el tiempo y experimentar las bondades y los peligros del sitio. En la parte más alta del castillo hay una terraza con una vista exuberante del mar, que bien se podía transformar en una imagen terrorífica si en el horizonte se divisaban velas de barcos enemigos.

Como el castillo era un lugar acostumbrado a estar sitiado y aislado, y a enfrentar amenazas que podían durar años, los aragoneses diagramaron una estructura edilicia parecida a la de una pequeña ciudad: iglesias, cementerios, habitaciones según el rango social, jardines, entre otros. Hacia el siglo XVIII vivían más de cuatro mil personas en el castillo.

Para una cultura mediterránea el vino era fundamental. Los aragoneses mandaron cultivar vides y construir una bodega, que se mantiene hasta hoy en pie aunque ya no produce vino. Es difícil adivinar cómo era el vino que producían, aunque se cree que plantaban una de las cepas clásicas de la región de Campania: el tinto aglianico. Tuve oportunidad de probar uno en Procida, un Beneventano 2012, vino de gran color púrpura profundo, abundantes frutas rojas y toque levemente acanelados.

Como para pasar un par de años sitiado.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...