Opinión > EDITORIAL
Voto fuera de foco sobre el TISA
Es obvio que la presencia de Washington en cualquier tema le sigue rechinando a sectores frenteamplistas que no terminan de librarse de la mentalidad de la guerra fría
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07 de septiembre de 2015 a las 13:45
La discordia generada dentro del Frente Amplio (FA) por el Trade in Services Agreement (TISA) ha creado la insólita situación de un gobierno rechazado por la mayoría de su propia fuerza política pero respaldado por los partidos opositores. Lo más grave de esta nueva fractura interna en la alianza de izquierda, sin embargo, es ser causada por la acumulación de extremismo ideológico e ignorancia generalizada sobre un proyecto complejo. En la decisión mayoritaria de la Mesa Política del FA, encabezada por el MPP del expresidente José Mujica, incide el hecho de que Estados Unidos y la Unión Europea lideran las negociaciones de 25 países sobre un eventual tratado de liberalización de servicios. Es obvio que la presencia de Washington en cualquier tema le sigue rechinando a sectores frenteamplistas que no terminan de librarse de la mentalidad de la guerra fría. Ya había sido evidenciada antes en su rechazo a un tratado de libre comercio con Estados Unidos y a que Uruguay se incorpore a otros acuerdos internacionales en ciernes, que buscan liberalizar el intercambio para suplir el fracaso de la Organización Mundial de Comercio.
Igualmente fuera de foco es que se tomó una decisión sin saber bien de qué se trata. La Mesa Política, cuya opinión había sido pedida por el presidente Tabaré Vázquez, le comunicó al Poder Ejecutivo "la inconveniencia de seguir participando en las negociaciones". Pero esta conclusión apresurada ignora que las negociaciones no conllevan la obligación de firmar más tarde un acuerdo. Al contrario, solo se trata de explorar si los términos del tratado que finalmente se convenga son útiles al país. Como resultado de esta exploración, el gobierno puede decidir finalmente rechazarlo, aceptarlo en su totalidad o intervenir solamente en las áreas que se consideren de utilidad. La negativa de la Mesa Política soslaya las opciones y rechaza de plano que Uruguay siga simplemente averiguando si el tratado proyectado puede serle provechoso.
Tanto en el gobierno como en los sectores frenteamplistas en disenso, así como también en la oposición, aún no se tienen del todo claros los alcances del proyecto, que incluye liberalizar el intercambio en áreas tan dispares como la informática, la energía, las telecomunicaciones, la educación, el comercio minorista y otros. Los opositores frenteamplistas argumentan que conducirá a privatizaciones en áreas del Estado, lo cual carece de base porque nadie busca ese camino y cada país puede elegir los sectores en los que le convenga intervenir. Los dirigentes de los partidos tradicionales, Pedro Bordaberry y Jorge Larrañaga, en cambio, respaldaron razonablemente mantener los contactos para tomar en el futuro una decisión.
El subsecretario de Economía, Pablo Ferreri, a través de su cuenta Twitter, calificó de "error" la decisión de la Mesa Política. Previamente el canciller Rodolfo Nin Novoa y el ministro de Economía, Danilo Astori, habían explicado que retirarse de estas negociaciones preliminares profundizará el aislamiento uruguayo del comercio internacional, cuando la difícil situación del país exige exactamente lo contrario. Queda ahora en manos de Vázquez y del Consejo de Ministros decidir si toma el camino lógico de seguir negociando o si sigue el parecer del Plenario del FA. Incluso si finalmente resuelve intervenir en el acuerdo, se requerirá ratificación por el Parlamento, palabra final que la desinformada Mesa Política del FA pretende asumir por adelantado
Igualmente fuera de foco es que se tomó una decisión sin saber bien de qué se trata. La Mesa Política, cuya opinión había sido pedida por el presidente Tabaré Vázquez, le comunicó al Poder Ejecutivo "la inconveniencia de seguir participando en las negociaciones". Pero esta conclusión apresurada ignora que las negociaciones no conllevan la obligación de firmar más tarde un acuerdo. Al contrario, solo se trata de explorar si los términos del tratado que finalmente se convenga son útiles al país. Como resultado de esta exploración, el gobierno puede decidir finalmente rechazarlo, aceptarlo en su totalidad o intervenir solamente en las áreas que se consideren de utilidad. La negativa de la Mesa Política soslaya las opciones y rechaza de plano que Uruguay siga simplemente averiguando si el tratado proyectado puede serle provechoso.
Tanto en el gobierno como en los sectores frenteamplistas en disenso, así como también en la oposición, aún no se tienen del todo claros los alcances del proyecto, que incluye liberalizar el intercambio en áreas tan dispares como la informática, la energía, las telecomunicaciones, la educación, el comercio minorista y otros. Los opositores frenteamplistas argumentan que conducirá a privatizaciones en áreas del Estado, lo cual carece de base porque nadie busca ese camino y cada país puede elegir los sectores en los que le convenga intervenir. Los dirigentes de los partidos tradicionales, Pedro Bordaberry y Jorge Larrañaga, en cambio, respaldaron razonablemente mantener los contactos para tomar en el futuro una decisión.
El subsecretario de Economía, Pablo Ferreri, a través de su cuenta Twitter, calificó de "error" la decisión de la Mesa Política. Previamente el canciller Rodolfo Nin Novoa y el ministro de Economía, Danilo Astori, habían explicado que retirarse de estas negociaciones preliminares profundizará el aislamiento uruguayo del comercio internacional, cuando la difícil situación del país exige exactamente lo contrario. Queda ahora en manos de Vázquez y del Consejo de Ministros decidir si toma el camino lógico de seguir negociando o si sigue el parecer del Plenario del FA. Incluso si finalmente resuelve intervenir en el acuerdo, se requerirá ratificación por el Parlamento, palabra final que la desinformada Mesa Política del FA pretende asumir por adelantado
