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Vuelos ilegales: qué controles hay y cómo hacen los pilotos para evadirlos

Hay cuatro radares en el territorio que según la Fuerza Aérea detectan "la mayoría de los intentos de ingresos ilegales"
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17 de septiembre de 2019 a las 14:09

Es posible realizar una comparación entre el tránsito terrestre y el aéreo en cuanto a la utilización de radares para disuadir a quienes tienen la intención de cometer infracciones. Los radares en las calles contribuyen a disminuir los excesos de velocidad y otras infracciones, mientras que en el aire detectan vuelos irregulares sobre el territorio, que podrían estar vinculados a delitos aeronáuticos o de narcotráfico.

Así se entiende desde la Fuerza Aérea una de las funciones principales de los cuatro radares que se encuentran en Uruguay: en el Aeropuerto de Carrasco, en Santa Bernardina (Durazno), en Santa Clara de Olimar (Treinta y Tres) y uno móvil que se despliega en posiciones estratégicas todos los meses. Cada avión que vuela tiene un transpondedor con un código que se asigna cuando se autoriza el vuelo, que emite una señal a los radares con la información sobre el plan de vuelo y otros detalles de la aeronave.

El vocero de esta fuerza, Leonardo Blengini, dijo a El Observador que a ese control se suman las aeronaves que la Fuerza Aérea despliega en todo el territorio, variando las rutas todos los meses por diferentes aeródromos del país "con los objetivos de disuadir, verificar y chequear" si hay pistas ilegales y las condiciones de las pistas legales, entre otros aspectos. "Se realizan despegues para controlar todo el territorio", sostuvo.

A pesar de estos controles, hay ingresos ilegales al territorio uruguayo que no son detectados por los radares ni por los vuelos. Este domingo apareció una avioneta en Morató, Paysandú, que llegó desde Bolivia sin ser detectada por las autoridades, y dos extranjeros –un brasileño y boliviano– fueron imputados por delitos de conducción indebida o clandestina de aeronaves.

Según el Código Aeronáutico, para volar por el espacio uruguayo es necesario tener autorización, cumplir con un plan de vuelo y partir o aterrizar en aeródromos públicos o privados especialmente habilitados.

"El que está dispuesto a cometer un ilícito lo va a cometer, como ocurre en el tránsito terrestre. Sabe dónde están los radares y va a volar en otro lugar", explicó Blengini. Sin embargo, dijo que "la mayoría de los intentos de ingresos ilegales se detectan", aunque el organismo no dio cifras concretas. Una de las formas de no ser captado es volar a una baja altura –aproximadamente 150 metros– ya que los radares funcionan como un cono invertido: a más altura, el ángulo es mayor y hay más posibilidades de captar la señal.

Cada radar tiene un alcance de 450 kilómetros de radio.

El ministro de Defensa, José Bayardi, fue consultado este lunes en rueda de prensa sobre la aparición de la aeronave y aseguró que “el problema es que el tipo de avioneta sobrevuela relativamente bajo, entonces si no hay radares de proximidad en la zona es muy difícil identificar”. Y ejemplificó: “No es lo mismo identificar una aeronave que vuela a una altura regular habilitada que estas, que no tendrían permiso para estar volando a las alturas que vuelan a los efectos de eludir toda la radialización”.

Más radares

Según Blengini, la forma más certera de mitigar los vuelos irregulares en el espacio aéreo es "poner más radares, más cerca", aunque destacó que la inversión para adquirir estos equipos es alta, ya que tienen un costo de entre US$ 10 y US$ 50 millones.

El vocero destacó los acuerdos bilaterales con Argentina y Brasil para transferir información sobre posibles ingresos no habilitados al territorio, que han alertado a las autoridades en algunas ocasiones. Por ejemplo, cuando en los países vecinos detectan una aeronave sospechosa que se aproxima a Uruguay, se ponen en contacto con las autoridades locales para el intercambio de información.

El senador del Partido Nacional e integrante de la comisión de Defensa Nacional de la cámara, Javier García, dijo que el ingreso de aeronaves no autorizadas en el territorio uruguayo es "un tema de defensa y de seguridad pública", para la que todavía "no hay solución".

Para García, el crimen organizado maneja rutas alternativas para evadir los radares, por lo que sería necesario "modernizar los controles". "Los conceptos modernos hablan de radares en vuelo, tener aviones que estén circulando con radar para detectar irregularidades desde el piso hasta la máxima altura, sin dejar zonas vírgenes".

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