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Igor Yebra sobre su salida del ballet: "No entro en especulaciones, pero lo sé todo"

Por decisión del ministro de Educación y Cultura, el contrato del director artístico del Sodre no será renovado; en diálogo con El Observador, el español habló de su gestión
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03 de octubre de 2020 a las 05:00

Es enero de 2018 y el bailarín, coreógrafo y docente español Igor Yebra aterriza en Uruguay. Días después pondrá su firma en un contrato que irá renovando anualmente y que reafirmará su rol en este país: director del Ballet Nacional del Sodre (BNS). A partir de ahí, lo que sigue es el trabajo. 

Cuando llegó, buena parte de la temporada estaba planificada. Yebra cumplió con los primeros espectáculos y en octubre del mismo año apostó en grande con los recursos que tuvo a su alcance, y más. Llevó a escena El Quijote del Plata, que contó con la solidez de una compañía con madurez ascendente, el vuelo del talentoso Hugo Millán en vestuario y escenografía, la dramaturgia de Santiago Sanguinetti y la magia en vivo de la Orquesta Sinfónica del Sodre a cargo de Diego Naser. La coronación de esta pieza llegó desde Europa con la coreografía de Blanca Li.

La simbiosis de talentos locales y exportados bajo su dirección se repitió después en distintas ocasiones. Y los aplausos crecieron. El BNS batió récords en venta de entradas con La bella durmiente en 2018 y llegó ese mismo año al espectador 1 millón. A paso lento pero seguro, la compañía se consolida y democratiza con un público emergente cada vez más joven y diverso.

Pero esa es la cara más pulida de toda esta historia. Detrás del brillo sobre escena, el trabajo fue titánico. El primer año, Yebra se enfrentó con la dirección de una compañía de luto: Julio Bocca se había ido. El segundo la cruzada fue otra: María Noel Riccetto, la figura más popular del ballet en este país y primera bailarina, colgaba sus zapatillas. Y el tercer (y último) año: pandemia. 

El último lunes de setiembre después de los ensayos, Yebra dialoga con El Observador. Dice que fueron “tres años monstruosos” que se esfumaron a la velocidad de la luz. También cuenta entusiasmado que la gran apuesta para el año próximo es un ballet en homenaje a Delmira Agustini que contará con la dramaturgia de Marianella Morena. Hasta que la intervención resulta inevitable.

— Menciona proyectos para el 2021, pero en junio trascendió la noticia de que el ministro Pablo da Silveira no renovará su contrato en diciembre de este año. 

—Estoy esperando. Al igual que me dijeron “muchas gracias, no continuamos con usted”, tendrán que decir algo más. No recibí ninguna comunicación oficial, solo que el 31 de diciembre termina mi contrato. Soy muy pragmático, me gusta trabajar en la realidad y en el hoy, pensando en un mañana. Me dijeron que haga una programación y la hice metiendo absolutamente todo, incluso mis contactos personales.

Es que a mediados de este año, y en plena pandemia, a Igor Yebra le comunicaron que no continuará en la compañía en 2021. El 1º de julio, Martín Inthamoussú indicó a El Observador que fue una decisión ministerial y destacó la gestión del español; aseguró que “no hay un motivo particular con él” y justificó que este volantazo responde a “decisiones organizacionales”. El presidente del Sodre no brindó más explicaciones.

Mientras tanto, Yebra vuelca su energía en lo que queda de esta temporada –que tuvo varias bajas en su programación dada la emergencia sanitaria–, anima al público local a ir a ver ballet y asegura que lo que se vive ahora en el Auditorio Adela Reta “es brutal”. También explica: “¿Por qué me involucro tanto sabiendo que me voy? Porque no sé hacerlo de otra manera. ¿Y si mañana estoy muerto? Lo que pasará mañana, quién lo sabe. Es mi manera de ser”.

La autoexigencia que lo caracteriza y de la que siempre habla, ¿aumentó durante los meses de cuarentena sin ballet presencial?

La presión me la pongo en cada segundo, para lo bueno y lo malo. Lo fundamental ahí era mantener viva la chispa. Siempre quise remarcar que si el BNS vive ahora una etapa maravillosa también fue gracias a los 85 años precedentes, porque la chispa siempre estuvo ahí incluso cuando se bailaba en teatros con condiciones pésimas. Para los bailarines y el público fue fundamental crear el ciclo de Seguimos con vos. Fue una forma de mostrar que estábamos activos, trabajando y pensando en el público. Necesitamos que la gente pierda miedo de venir al Auditorio. Necesitamos que nos apoyen.

La tregua, la gran apuesta del año para el BNS y la pieza que cerrará esta temporada, ¿se resignifica dado el contexto?

Va a ser una tregua, y nunca mejor dicho. Este año había cosas importantísimas porque estaba el estreno del Mago de Oz, una reposición de Giselle, una gira imponente en Argentina y España. Pero la obra más importante era La tregua, que ahora tiene un mayor significado. Lo tomo como una gran responsabilidad. Significa formar parte de la historia y poder contribuir en el centenario de un escritor y una obra que han marcado a mucha gente. 

En 2020 el ballet homenajea a Mario Benedetti. En el marco de la llegada de Picasso al Museo Nacional de Artes Visuales el año pasado realizaron Noche Francesa. Y en 2018 El Quijote del Plata fue parte del Festival Cervantino de Montevideo. ¿Ese involucramiento tiene que ver con la idea que siempre defiende de que en la danza confluyen todas las artes?

Es que para mí la danza es una vocación, una manera de respirar, pensar, sentir. Eso lo he llevado siempre a mi trabajo, cuando era bailarín, luego como coreógrafo y ahora como director. Uno tiene que saber lo que está ocurriendo en el momento. Me ha pasado de hablar con artistas que me dicen “yo no veo el noticiero” y me choca mucho. ¿Cómo vas a conectar con ese público? A mí me gusta estar en la sala viendo los espectáculos porque me gusta sentir la respiración de la gente. Me gusta medir el aplauso y sentir la tensión del escenario. Me pasa lo mismo a la hora de pensar una programación. Hay que hacer algo que a la gente le interese en ese momento. Lo que más me interesa cuando llego a un lugar es saber lo que pasa ahí y absorber lo máximo posible, si no, ¿qué sentido tiene? A nivel cultural me encontré con un país que está muy bien. 

Logró traer a Uruguay una numerosa cantidad de maestros y coreógrafos internacionales de renombre. ¿Cómo se consigue eso?

A veces la gente hace apreciaciones del tipo “el mejor bailarín”. Pero en el mundo del arte tú no puedes decir qué es mejor o peor. Lo que sí es importante es el respeto. A veces suena fuerte, pero siempre entro a un sitio diciendo lo mismo: que no llego para hacer amigos, sino para conseguir respeto y respetar a los demás. A partir de ahí, estamos abiertos a todo. Creo que tan mal no me ha ido precisamente porque siempre que apunte a esa gente, muy importante además, me han dado hasta más cosas de las que les pedía. De cierta forma eso me hace sentir orgulloso.

Sé que de inicio a la gente le parezco serio o poco simpático. Pero también me marcó mi vivencia. A los 14 años ya estaba viviendo solo en una ciudad como Madrid, enfocado al trabajo. Luego comencé una carrera de freelance yendo de un lugar para el otro. Al final mi foco terminó siendo principalmente sobre mi vocación. Prefiero tener tres cuatro o personas a mi lado que tener trescientas que luego desaparecen a la más mínima. He pasado momentos muy malos y sé que tengo personas incondicionales. Es difícil que todo el mundo pueda decir eso.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

¡Hola! Hoy se cumplen 15 años de mi debut en "Iván, el Terrible" de Yuri Grigorovich, en el Kremlin Palace Moscow. Para él, ésta es su obra cumbre y te invita a bailarlo en el Kremlin, en Moscú, ante 6000 personas👨‍👨‍👧‍👦👨‍👨‍👦‍👦👨‍👨‍👦‍👦👨‍👨‍👧👨‍👨‍👧👩‍👩‍👧‍👧Nunca antes un bailarín no ruso había hecho esto en Rusia 🇷🇺🇷🇺 Te ponen a ensayarlo con Vladimirov, que es quien creó el rol...si a eso le añades que te llevan a casa de Grigorovich y su mujer, la increíble bailarina Natalia Bessmertnova, te hace unos huevos fritos en su cocinita🍳🍳🍳, ¡a esos huevos fritos, tú no puedes decepcionarlos! 😜😜😜 El maestro Grigorovich dijo: "Igor ha conseguido una combinación muy interesante. Siendo un bailarín lírico y emotivo, ha sabido combinar sus cualidades con la fuerza y la potencia de un personaje como Iván el Terrible. El resultado es una mezcla muy singular: Su Iván es un personaje listo, reflexivo y capaz de comprender. Estoy muy contento de su actuación". спасибо большое, маэстро Григоро́вич 👏👏👏 #MásBallet #BalletNacionalSodre #BNS #Etoile #Ballet #Tutu #Pointe #Ballerina #Dancer #BalletDancer #BalletLifestyle #BalletForever #LoveMyJob #DreamsComeTrue #Uruguay #BalletForEverybody #Bilbao #NeverStopDancing #NeverGiveUp #Pasión #Constancia #trabajosíhay

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Ahora es el director del BNS. Pero, ¿qué tuvo que pasar antes para llegar hasta acá?

Es un todo. Sin duda lo más fundamental fue la educación que recibí en mi casa. Cuando alguien lee mi curriculum puede pensar, “wow, bailó Iván el terrible ante seis mil personas en Moscú”. Sí, bueno, eso te abre algunas puertas y suena muy bonito. Pero quizás el haber estado gravemente lesionado y no saber si podía bailar al día siguiente o el tener una ruptura traumática con un manager y replantearme si quería seguir bailando me hace más la persona que soy, que un triunfo en un teatro. Los titulares suenan muy fuerte, lo que pasa es que luego la gente no quiere contar lo otro. En el baile, como en el deporte, el momento que te hace crecer es ese que es casi agónico donde sientes que no puedes más, y le das un poco más. En la vida pasa lo mismo, hasta que ya no puedes más y se apaga todo. Los desafíos me hacen sentir vivo.

A los 13 años dejó de ser capitán del equipo de fútbol del colegio para ser bailarín. ¿Tuvo que derribar muchos prejuicios?

Tienes que pelear contra una sociedad. Pero cuando es mi decisión, es mía, y voy para delante. Si no estás de acuerdo, lo siento. Y al bullying no le di importancia. También eso me hizo ser más pragmático. Al final es todo una consecuencia de cosas. Además, tantos amigos no me sirven para nada. Lógicamente, pasé de ser capitán del equipo de fútbol a ser bailarín en una sociedad en la que al día de hoy sigue viendo eso de una manera totalmente extraña y ligada a cierto tipo de tendencias sexuales. Entonces me la hicieron de todos los colores. Pero no le echo la culpa a los niños, lo que hacían era un reflejo de lo que habían visto en sus casas. Lo fundamental fue que en mi casa me educaron libre.

En 2018, con las cifras de un estudio del CLAEH que dejaron en evidencia que más de la mitad del público que asiste a ver ballet es femenino (76%), bromeó: “Tendremos que ir con tutús a campos de fútbol".

Es un debe. Pero se debe trabajar francamente y sin caretas. Porque, por ejemplo, todo el mundo dice que apoya la causa LGTB, pero quiero saber cuántos lo hacen de verdad. Ahí nuestros políticos son los primeros que tienen que ejercer, porque son los que tienen las varas de mando para poder cambiar las cosas. Y en el fútbol, ¿no hay homosexuales?. Hay un problema social importante. Me permito hablar de esta manera porque he tenido que luchar desde mi profesión contra prejuicios, y desde un lugar que no era el normal. Me puedo poner en la piel de una mujer acosada, porque yo lo he sufrido como hombre. Por eso hay que sacarse muchas caretas y hablar francamente.

Haber bailado siempre como bailarín independiente y nunca como integrante de una compañía, ¿le hizo perder de momentos que ahora como director del BNS tiene?

No, principalmente porque al entrar como director es otro mundo. Como bailarín y freelance te encuentras muy solo porque te están midiendo continuamente. Como director, te están extramidiendo. Por lo tanto vuelves a estar en una situación aparte y con una responsabilidad gigante. Y sí dejé cosas de lado, indudablemente. Pero, ¿quién no deja cosas de lado en la vida? El tema está en que en la balanza salgo ganando. Me siento afortunado. 

¿Cuáles considera sus grandes mojones y las principales batallas que tuvo que dar en su período de gestión?

Fueron tres años monstruosos. El primer año llegué teniendo que ocupar el lugar de Julio Bocca. La sensación aquí era la de si se hubiera acabado el mundo, hecatombe total. El segundo año, María Noel Riccetto se va. Entonces ir pensando qué ocurría después. El tercer año llegó una pandemia (se ríe) ¿Quieres mojones? Ahí los tienes. Por eso me siento muy orgulloso del trabajo realizado por todos, porque me he sentido muy apoyado por el equipo que tengo. Y por el público siento un cariño muy grande. Me podría ir de aquí diciendo que voy a cumplir dos récords: el de mayor asistencia de público y el de menor, con esta pandemia que se va de un extremo al otro. Ha sido una pelea continua. Estos años han pasado como si fueran tres semanas. Me dijeron que no voy a continuar y hay gente que me pregunta por qué me involucro tanto sabiendo eso. Porque no sé hacerlo de otra manera. ¿Y si mañana estoy muerto? Entonces lo hago ahora. Lo que pasará mañana, quién lo sabe. Es mi manera de ser.

Me sentí muy apoyado por la gente y por el mundo de la cultura en general. Recibí todo tipo de mensajes y cariño. Eso es algo que me llevo. Lo último que quiero es que la gente pague ciertas cosas. Les voy a devolver todo ese cariño. Eso se lo doy hasta al que no me tiene cariño, porque va en mi manera de ser.

En una charla organizada por BBVA en España contó que uno de los factores que más lo motivó a venir a Uruguay fue que había un gobierno que incentivó la recuperación de la compañía de danza estatal. ¿Cree que la salida del Frente Amplio puede incidir en el rumbo que tome el ballet?

Esa pregunta la responderá el tiempo. Creo que ni el anterior gobierno tenía la idea de que el BNS iba a ser lo que terminó siendo. Seamos honestos, porque tampoco había un plan de una construcción para llegar a determinado lugar. No son solo los gobiernos, son las personas. Probablemente por ese tipo de comentarios que realicé, cierta gente habrá pensado que yo soy afín a un gobierno. Pero para nada. Yo soy afín a una idea, que es el trabajo. Si se apoya eso voy a ser el primero en estar ahí.

Veremos qué sucede con las personas que estén a cargo de esto. Con personas con sensibilidad y querer especial hacia lo que estamos haciendo, todo irá de maravillas. Porque hay una sociedad, un público y gente que lo demanda, por lo tanto no creo que nadie esté tan loco como para no seguir con esto. El tema está en cómo lo haces y con qué involucramiento. Además, estamos en tiempos económicamente difíciles y donde va a haber recortes. Y tienen que haberlos. Si tengo que elegir entre un hospital o un teatro, voy a elegir el hospital.  Ahora, nos podemos permitir ser creativos, hacer cosas y pelear desde otro lugar, siempre que tengamos el apoyo –que no siempre tiene que estar traducido en dinero–.  Pero todo esto son divagaciones a futuro. Se sabrá dentro de poco cuando se vea la dirección que quieren tomar.

Cuando le comunicaron que el ministro no renovaría su contrato, ¿se le hizo referencia a motivos económicos? 

Me hicieron unas cuantas referencias. Lo que pasa es que yo no voy a ser el primero en hablar. Ni voy a hablar de eso hasta que me vaya, porque antes hay espectáculos y hay un auditorio y unos bailarines que tienen que darlo todo de la mejor manera posible y sin este tipo de cosas. Luego veremos.

¿Le hubiera gustado que alguien saliera a explicar públicamente el porqué de la decisión?

Yo no soy el que tiene que explicar las cosas. Cuando alguien tenga que hablar, que hable.

Su leitmotiv es una frase que una vez le dijo su madre: “Puedes ser lo que desees. Solo existe un obstáculo: tú mismo”. ¿Aplica a esta situación?

Es un objetivo plural de vida. Traducido a este caso, este leitmotiv implica decirme a mí mismo: ¿y mañana que viene? Venga lo que venga, yo no puedo ser el obstáculo para que eso ocurra. Esto es algo concreto, que no depende de mí. Puedo decir que hice y hago aquí todo lo mejor posible que puedo hacer, hasta la última respiración. ¿Por qué lo hago si sé que mañana me voy? Porque lo tengo que hacer. Es lo que amo. Mañana no sabemos si estamos y yo no puedo ser el obstáculo para que las cosas estén bien hechas, porque eso luego me lo llevo yo. Lo que digan o piensen los demás, no sé. Pero yo quiero apagar la luz por la noche y decir “estoy contento”. Vuelvo a lo grande e importante: tenemos esta vida. ¿Alguien te asegura que mañana estás aquí? Nadie. 

¿Cuáles cree que son las aptitudes que tiene que tener quien asuma la dirección de una compañía de danza?

Muchísimas. Primero, tiene que tener las cosas claras. Porque si no las tienes tú, no vas a hacer que el resto las tenga. Saber asumir y no pretender quedar bien con todo el mundo. Porque a veces por intentar hacer eso no quedas bien con nadie. Luego, tener la mayor formación posible. Y no estoy hablando de tener tal título, sino de tener la mayor amplitud de visión. Es fundamental cuestionarte y escuchar a los demás, aunque al final la decisión la tienes que tomar tú. Tampoco estoy de acuerdo en eso de que todos somos iguales. Pero tienes que saber escuchar y asumir los fallos. El ser humano es fundamental.

Así como Bocca sugirió su nombre, ¿le hubiera gustado elegir su sucesor?

No es mi trabajo. Si arriba hay una persona que tiene la cabeza, la idea y el conocimiento, adelante, que esa persona decida.

Riccetto es quien más cerca está de la dirección del ballet, según supo El Observador a través de fuentes del Ministerio de Educación y del Sodre. ¿Qué opinión le merece?

No entro en especulaciones. Pero lo sé todo. 

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